Siempre me pregunté por qué Ceuta era la ciudad que lideraba siempre las listas que auguraban un oscuro futuro. Elevadas tasas de fracaso escolar, elevadas tasas de paro juvenil, pero es que además en esas listas los apellidos que más se repetían siempre eran los Mohamed, Ahmed, Abdeselam…Y yo, como una de las “Abdeselam Ahmed” decía y ¿Por qué? ¿Somos acaso menos inteligentes? ¿Menos prácticos? ¿Menos soñadores quizás? No sé, a los tantos malos pronósticos, se sumaban fatídicas noticias que te erizaban la piel, como el tiroteo en pleno mes de Ramadán, en un barrio cuyo corazón somos los “Mohamed, Abdeselam” ¿Qué estaría pasando en mi ciudad? Los de la periferia estaríamos condenados al fracaso intelectual, me preguntaba, pues quien es capaz de empuñar un arma jamás tuvo el valor de empuñar una pluma, o un pincel.
Empecé pues una búsqueda, necesitaba respuestas a las tantas preguntas que me rompían por dentro, porque el entorno lejos de ayudar te seguía empujando hacia un precipicio cuyo apellido es “Abdeselam, Ahmed”. Viajé así en el tiempo, para conocer un poco más de los “Mohamed Abdeselam” que nos precedieron, y ni rastro de ellos… ¿Cómo? Es que… ¿Acaso somos generaciones nacidas de la nada? Y entonces lo vi, vi el apellido real de mis abuelos, ellos que habían migrado hacia Ceuta para buscar un futuro mejor, el “asal” es el verdadero apellido que corresponde a una familia, y a nuestros abuelos llegados a Ceuta se les había arrebatado ese origen, esa esencia, sus hijos portaron como apellido los nombres de sus abuelos, y nosotros los nietos, portamos de apellido los nombres de nuestros abuelos. ¡Menuda amputación! Nos habían dejado huérfanos de origen.
Resultó que Sara Abdeselam Ahmed, era en realidad Sara Lhlou Touhami. Entonces, cómo íbamos a saber la dirección de un barco que navegaba a la deriva, sin punto de origen, sin punto de partida.
Tenía en el DNI un apellido, y en el corazón otro. ¿Quién era entonces de las dos?, y qué tendrá que ver el apellido con la condición de un pueblo dirán algunos. Mucho. Muchísimo. Cuando te desligan de tu verdadero origen, pierdes el norte, pierdes la referencia, no conoces tus ancestros entonces dejas de reconocerte.
En esta búsqueda para resolver algunas de mis preguntas, descubrí curiosamente que los Hlou fueron moriscos de aquel Al-Andalus que huyeron en exilio hacia la medina de Fes, ciudad originaria de mi bisabuelo. Un sentimiento de felicidad invadió mi pecho, a mi que siempre me habían dicho “vete a tu país”, mis ancestros eran españoles musulmanes que construyeron durante ocho siglos los años de oro. Una civilización que construyó la España del saber, de la medicina, del arte y la arquitectura, de la geografía y cartografía como el gran ceutí Al-Idrissi. Aquella España del gran avance intelectual, científico y espiritual llevaba de apellido el de muchos ceutíes que con el tiempo dejaron de reconocerse, de verse.
¿Conocer nuestra historia resolverá nuestros problemas? Claro que no existen soluciones mágicas para heridas que llevan años desangrándose, pero saber que soy “Sara Lhlou Touhami” y no “Sara Abdeselam Ahmed” me está ayudando a trazar un nuevo horizonte, un horizonte que haga despertar en nosotros la creatividad y el saber de nuestros ancestros, la conciencia y el amor por la ciencia de los nuestros, un nuevo horizonte que haga revivir la espiritualidad y el crecimiento en los barrios que solo han conocido el lamento.
Ceuta era aquella ciudad que se mencionaba en los libros junto a las grandes capitales como Constantinopla, Bagdad o Qurtuba. ¿No es maravilloso el legado de nuestros ancestros? Abracemos pues nuestra historia, nuestro legado, salgamos a flote a tiempo antes de vernos quemados a destiempo como los libros de nuestros abuelos en la plaza de Bib-Rambla de Granada.
¿Cómo debería pues firmar este escrito?
¿Sara Abdeselam Ahmed? O ¿Sara Lhlou Touhami?
Lo de los apellidos viene de antaño, cuando los musulmanes de Ceuta eran apatridas, formaban parte de la statistical (tarjeta estadistica), en la cual ponian el nombre, el padre y el abuelo, nada de apellidos, aun adquiriendo la nacionalidad, no cambio nada.
La situación de los musulmanes de Ceuta no lo arreglan los apellidos que aparezcan en un cartón, la identidad no la da un papel, los lazos familiares, culturales no lo marca nadie, la situación que viven los musulmanes de Ceuta es responsabilidad unica y exclusiva de ellos, en Ceuta se aplica una política colonial, donde una clase tiene sometida a la otra, mientras los musulmanes continúen manteniendo esa polítia colonial seguirán estado sometidos y considerados ciudadanos de seguna. Mientras se deje en manos de quien te somete el destino de la cudad la situación se mantendrá los siglos por los siglos, amen.
EL PP, El PSOE, Podemos se nutren de esa bolsa de votantes sin identidad, que les gusta vivir lamiendo la bota de su señor.
Maravilloso relato de la realidad de la gran parte de esta ciudad.
Pelos de punta,solo los que pertenecemos a esta realidad,sentimos esas palabras.
En ceuta tenemos médicos,enfermeros,abogados,policías municipales, policías nacionales, g.civiles,militares,funcionarios mecánicos en fin de muchísimas profesiones.Los colegios las universidades las academias la fp están abiertas para todos a nadie le regalan nada