Sociedad

Criminalística: Tras la huella del delito

La ciudadanía está acostumbrada a ver a los agentes de la Guardia Civil en operativos o en rescates, desplegados para preservar nuestra protección en fronteras, carreteras o bien tras la comisión de un delito, pero, ¿qué pasa después? ¿Cómo consiguen que los delincuentes terminen en prisión? Para eso está el laboratorio de criminalística de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil, que trabaja en la sombra, y de manera muy meticulosa, para con las pruebas obtenidas hilar cada huella, gota de sangre o rastro cualquiera y hallar el perfil de los culpables.

Uno de los integrante del laboratorio de criminalística de la UOPJ de Ceuta explica a El Faro su día a día y cómo es esa labor del laboratorio para, no sólo analizar muestras, sino también recabarlas y trabajar en todos los casos bajo la competencia de la Guardia Civil, en los que sean requeridos. “En un colegio hay un robo y se llevan 20 ordenadores, vamos a hacer una inspección ocular y en un cristal roto nos encontramos una huella anónima…”.

Ese es el comienzo de la investigación, ya que esa muestra se introduce en la base de datos, concretamente en el Sistema Automático de Identificación Dactilar (SAID), en el que están cruzadas todas las bases de datos nacionales, y con la que se puede dar con el autor de uno de estos delitos o bien identificar a las personas que estuvieron en el lugar.


Y es que cada delito deja huella, por mucho que sus autores intenten borrarlas. Gracias a estos registros, una huella que en un principio podía ser anónima, años más tarde se puede encontrar a su dueño si éste vuelve a cometer otro delito y queda registrado, ya que la información queda archivada. “Hay veces que nos dice que no pertenece a nadie que está en el SAID pero bueno, se queda ahí. Entonces, al año y medio, se detiene a una persona por tráfico de drogas, por ejemplo, y al meter la huella en el sistema, ya nos está diciendo que puede ser esa huella del colegio que robaron”, explica el experto.

Trabajo de campo

En el lugar de los hechos, cualquier rastro puede ayudar a resolver un caso y dar con los responsables. Los primeros que llegan son la patrullas y cuando ven algún indicio en el que criminalística debería intervenir, son avisados. “Ellos ya saben que no deben tocar nada”, especifica en cuanto a la manera en la que se intenta preservar el lugar de los hechos para evitar alterar las pruebas. “Llegamos con los reactivos, los típicos polvitos esos que se ven en el CSI que se echan con el pincel, y es ahí cuando empieza nuestro trabajo”. En caso de encontrar alguna prueba, por pequeña que sea, se precinta y se traslada al laboratorio, donde más tarde va a seguir el trabajo. “Se busca de todo, cualquier indicio: huellas, algún pelo, incluso pisadas de zapatos”.


Además de los reactivos, el maletín con el que hacen las inspecciones oculares cuenta con más material, como luces para detectar sangre o fluidos, pinceles tan peculiares que están hechos de pluma de marabú o algodones e hisopos para tomar las muestras, entre muchos otros instrumentos.

Con todo lo recabado, la segunda parte, y quizás la más intensa, comienza en el laboratorio. En Ceuta sólo cuentan con el sistema de identificación de huellas, pero para muestras biológicas tienen el apoyo de la base de datos de ADN que está en las dependencias de la Guardia Civil en Madrid. Porque todo rastro puede llegar a compararse con datos ya registrados o generar nuevos indicios.


“En los laboratorios es donde está el comienzo. Madrid recibe lo que le enviamos nosotros, que es donde tienen las bases. Si hay algún detenido se toman muestras biológicas mediante frotis bucal y también se manda a Madrid. Si coincide el perfil genético, ya está el caso medio resuelto por el ADN”, expresa.

Cadena de custodia

Pero como toda prueba que se encuentra, luego hay que defenderla ante un juez y demostrar, con todo ese trabajo llevado a cabo, que las personas que se sientan en el banquillo son los responsables de dichos delitos. Obviamente, los abogados defensores intentarán echar por tierra todas estas indagaciones, de ahí a que la cadena de custodia y el trabajo bien hecho sea tan importante.

“Va todo muy hermético, con su cadena de custodia, de esto lo cojo aquí, te lo doy a ti, tú tienes que firmar... Va todo muy bien encajado para que luego no haya ningún problema. Va todo al juzgado, lo que yo comienzo, que es un informe de lo que yo cojo, va lo que mandan de Madrid, que yo ya he mandado antes. El juez recibe todo, desde el comienzo en el que yo entro hasta que Madrid acaba, eso va todo al juzgado”, detalla.

Un trabajo de equipo que hace coordinar tanto al que los técnicos que analizan las pruebas como a las unidades que sigue con las indagaciones sobre el terreno, todo con un mismo fin, dar con los responsables del presunto hecho delictivo.

Identificación

Pero perseguir delitos y a sus responsables no es la única tarea del laboratorio de criminalística. Dada la situación geográfica de Ceuta y la presión migratoria a la que está sometida, estos especialistas se han convertido en pieza fundamental para identificar los cuerpos de esos inmigrantes que se dejan la vida cuando intentan llegar a tierras españolas.

“Cuando aparece un cadáver en la orilla del mar, en el Tarajal o en Benzú, no es ir y llegar, cuatro fotos y vámonos que nos vamos. Ahí es cuando empieza verdaderamente el trabajo. Y cuando estás trabajando en el cadáver, y que todavía estás en ello, aparece otro. Es una continuidad”.

Actualmente en el laboratorio siguen con el proceso de identificación de un cuerpo que apareció el pasado mes de agosto y que ya está “casi identificado”, posiblemente de un argelino, que está ahora en manos de la Interpol y del que sólo están a la espera de la confirmación para poder transmitírselo a la familia. “En un 99% va a ser él”, confirma el experto, aunque sigue a la espera de poder tener una certeza total.

En lo que va de año han aparecido cuatro cuerpos, de los cuales dos siguen sin identificar, y de los restantes, uno ya está identificado y ha sido comunicado a la familia en Argelia; del otro están a punto de confirmar su identidad.

Y es que no es un proceso fácil ni tampoco rápido. Un cadáver sólo se puede dar por identificado mediante las huellas dactilares o bien por el perfil genético. Todos estos casos se complican dependiendo del estado en el que aparezca el cadáver y también de la rapidez en la que operan los países de origen. La colaboración de las familias también es clave para lograr su identificación. Pese a la insistencia de los familiares, quienes bajo el deseo de poder hallar a su ser querido aseguran que el cadáver es quien dicen ser, tienen que esperar a la identificación oficial. “Las identificaciones tienen que ser mediante huellas o mediante perfil genético”, zanja el integrante de este laboratorio.

Una vez reconocido el cuerpo, la familia ya puede reclamarlo y solicitar su exhumación en caso de querer trasladarlo a su país de origen, ya que pese a que los entierren sin identificar, esa investigación permanece hasta ponerles un nombre y un apellido.

La tecnología ha ayudado mucho, ya que antes las primeras investigaciones se basaban en ir con la fotografía del cadáver preguntando en entornos como el Tarajal, para saber si lo conocían. Ahora las cosas han mejorado, pero muchas veces, cualquier pista, por pequeña que sea, ayuda a encauzar la identificación de estos cuerpos.

Recuerda cómo en una ocasión pudieron identificar a un ciudadano de origen subsahariano por una foto en la que aparecía delante de un tractor. En éste aparecía un número de teléfono y tras un rastreo y muchas llamadas, lograron descubrir su identidad y localizar a los familiares. “Cualquier cosilla que aparezca en el cadáver, cualquier insignificancia, también puede dar resultados. En las inspecciones oculares, cualquier cosa que parezca una tontería, nos puede solucionar el problema”, reconoce.

En este laboratorio de criminalística bromean con la visión que la gente tiene de su trabajo, sobre todo a raíz de series tan populares como CSI. Como en todos los ámbitos, la ficción lo pinta todo mucho más fácil y rápido de cómo en verdad es.

No es fácil esta labor y desde este laboratorio lo reconocen, sobre todo porque es fundamental la colaboración entre países y no siempre se cuenta con la mejor base para poder comparar las muestras tomadas. Países como España son pioneros en bases de datos como el programa Fénix, que se encarga de recopilar perfiles genéticos de los familiares de desaparecidos, con el fin de encontrar una conexión en caso de que aparezca un cuerpo sin identificar.

“Es complicado. Aquí lo vemos muy fácil, sabemos quién es, pero el demostrarlo que nos venga de allí -del país de origen-, nos cuesta a veces sudor y lágrimas”, confiesa el experto que forma parte de esa cadena que trabaja incesantemente para que las familias que han perdido a un ser querido puedan dar con su paradero.

España, pionera en la base de datos de ADN para la identificación genética

El programa Fenix es pionero en España y una herramienta de gran utilidad a la hora de identificar un cadáver. Esta herramienta se nutre de la información genética de los familiares que buscan a un ser querido en paradero desconocido. Además del Sistema Automático de Identificación Dactilar (SAID), gracias a este programa se pueden conseguir los resultados necesarios para poner nombre y apellidos a un cadáver sin identificar. Para cotejar las muestras que están en la base de datos previamente, depende mucho de cómo llegue el cuerpo y su estado, ya que si no se puede contar con la muestra sanguínea, se opta por huesos como el esternón u otro más largo, donde la carga genética ayude a lograr resultados más precisos.

Un maletín que lleva desde polvos reactivos hasta plumas de marabú

Cuando son requeridos, los integrantes del laboratorio de criminalística de la UOPJ acuden preparados para cualquier cosa. Tienen varios maletines, además de las cámara fotográficas para plasmar todas las pruebas halladas. Hay distintos maletines, dependiendo de lo que se requiera. Uno es específico para trabajar con la luz, de distintos colores para poder buscar en el lugar de los hechos sangre u otros restos. Luego está el más básico, con los polvos reactivos para detectar huellas y los algodones para recoger muestras. Bolsas precintadas para guardar todas las pruebas y mantener así la cadena de custodia y piezas tan singulares como un pincel hecho de plumas de marabú o líquidos reactivos que convierten los restos de sangre en gotas centelleantes.

Una Patrona que coincide con el Patrón de Ceuta

Aunque el día de la Patrona de la Guardia Civil es el 12 de octubre, la Virgen del Pilar, como cada año se suelen anticipar los actos conmemorativos para evitar que coincida con el desfile de las Fuerzas Armadas que se celebra en Madrid. En esta ocasión, además, se celebra el mismo día que San Daniel, Patrón de Ceuta, por lo que es una doble conmemoración.

Como en cada Patrona, los actos comenzarán con una misa en la iglesia de San José, la iglesia de referencia para la Guardia Civil en Ceuta. De ahí, la celebración se trasladará al cuartel de Hadú, donde además de los actos protocolarios propios de este día, también habrá lugar para la fiesta y la alegría, con música y una comida en la que participarán todos los agentes que no estén de servicio así como sus familiares.

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