La Consejería de Sanidad y Consumo descarta que la emisiones a causa de la incineración de restos mortales de personas que han recibido quimioterapia puedan afectar a la población.
El Reglamento de Sanidad Mortuoria de la Ciudad Autónoma ha despertado las suspicacias de varios sectores de la sociedad ceutí a raíz de la reclamación a propósito del supuesto incremento de los casos de cáncer en Ceuta. El artículo 20, relativo a los requisitos para la cremación de cadáveres establece que todos los restos mortales “podrán ser cremados en instalaciones autorizadas para este fin, con excepción de los contaminados por radiaciones ionizantes o aquellos que motivadamente excluya la Consejería” de Sanidad.
La emisión de gases como consecuencia de la incineración de los restos mortales que han recibido tratamiento de quimioterapia ha suscitado comentarios a cerca de la hipótesis de que pudieran resultar nocivos para la población. La proximidad entre las instalaciones de Santa Catalina y el núcleo urbano hicieron saltar unas alarmas que José María Sánchez, coordinador del Plan de Salud de Salud de 2008-2011, ha extinguido.
Desde el punto de vista sanitario, cuando alguien recibe una dosis de radiación para un tratamiento, radiografías o un TAC, esa persona recibe la radiación pero no la transmite, no son radioactivos, es decir, hacen su daño y su beneficio, aunque en el caso del diagnóstico tiene más beneficios que el perjuicio que pueda hacer a las células”, explica Sánchez. En el caso de la inhumación, la cremación o una autopsia de cadáveres que tenga algún tipo de material radioactivo o fuente radiactiva incorporada, este médico sostiene que hay que tener precaución porque ese elemento emite radiaciones.
Las agujas de platino instaladas en el cuerpo para algunos tumores que, in situ, emiten una especie de radiación para su eliminación o los radiofármacos, incluso algunas sustancias para determinados tipos de prueba, en el momento de la cremación son tenidas en cuenta. “El paciente recibe una radiografía, por ejemplo los rayos X, que altera la célula pero el organismo no los emite”, aclara el coordinador del Plan de Salud. En el caso de la quimioterapia, el tratamiento que despierta mayor controversia, “emite unas radiaciones a las células cancerígenas para su eliminación pero no provocan que el paciente las emita”, insistió el doctor.
Un ejemplo válido aportado por Sánchez supone que la persona que trabaja en una sala de rayos X, en una mañana, puede realizar 100 acciones, “Puedo asegurar que no queda nada absolutamente, es sólo en el momento del disparo cuando se emite la radiación para el diagnóstico por imagen”, ilustra. Sin embargo, en la colocación de implantes para el tratamiento de quimioterapia, “en ese momento sí tienes sustancias en el organismo que las emiten en zonas localizadas”.
Sánchez indica que no es habitual pero está previsto para determinados tumores la presencia de estos elementos. Por este motivo, el profesional debe dirimir entre personas que han recibido radiofármacos o implantes antes de realizar una autopsia porque el forense debe saber que existe, por ejemplo, una aguja en alguna zona, añade.
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