Uno va por la vida fiado en una especie de sentido de inmunidad, de que el paso siguiente que va a dar en su diario caminar ha de ser un buen paso que se apoyará en un suelo firme y libre de trampas. ¿Para qué mirar el suelo, si estará donde estuvo siempre y sin trampa alguna? Bueno, pues mira...acabas de pisar algo resbaladizo que hay en el suelo y, por lo menos, has dado un resbalón con el consiguiente susto y tus peores recuerdos para la persona que haya dejado en el suelo - precisamente en el sitio por donde uno iba a pasar con todo derecho a que no le ocurriera nada desagradable: ¡aunque sólo fuera un resbalón - algo que durante un momento le hizo perder la compostura y también el hilo de sus pensamientos; porque la mente siempre está ocupada aunque vaya por libre.
Quizás ese resbalón, que deseamos sea pequeño, sirva para llevar el hilo de nuestros pensamientos a algo que sea de algún interés, no sólo para uno mismo; pues mira por mucho que te haya gustado que el "Barsa" haya perdido el otro día hay otras muchas cosas que tienen verdadero interés y que seguramente podrás echar una mano para encontrar la solución adecuada. Tal vez, si te fijas en lo que hay a tu alrededor, verás a ese hombre joven, de raza negra, que pide unas monedas con ese gesto doloroso que es alargar su brazo - cuando pasas a su lado - para que dejes algo en un vaso de plástico que mantiene en su mano. ¡Vaya por Dios!, uno más pidiendo como si uno tuviera que solucionar la vida de los demás....Es una de esas cosas tontas que decimos y hacemos al cabo del día.
Pues sí; es necesario que nos ocupemos de la vida de los demás, tanto o más que nos ocupamos de la vida propia. ¿Por qué piensas que tu vida está rodeada de una muralla que nadie debe atravesar sin permiso tuyo? ¿Acaso lo que tú o yo hacemos en todo momento son intachables ? ¿No hacemos de vez en cuando alguna cosa tonta, falta de lógica y llena de orgullo?
Todos sabemos que tenemos defectos y nos viene bien que de vez en cuando nos lo recuerden, con ánimo de que acabemos con ellos para que, de verdad, seamos más libres. Si ese hombre nos ha pedido algo de dinero - poco en realidad - para poder comer, debemos tener en cuenta de que es la continuidad de ese gesto de atravesar una frontera, como sea, para encontrar mejores condiciones de vida. ¡No es una cosa tonta!
Ya ves; protestamos de los obstáculos que les ponen en las fronteras y sin embargo puede que nos moleste que nos pidan algo o traten de vender algunos objetos en las calles e incluso visitando una a una las casas que van encontrando a su paso. ¡A su paso por el camino de sus vidas! No son cosas tontas las de esas gentes y sí lo son las que tienen obligación de mejorar las condiciones de vida de todos los que habitan nuestro mundo y sin embargo se pierden en legalismos infructuosos. No podemos ir por la vida enfrascados en nuestros gustos. Uno trabaja para eso, decimos, y eso es una cosa tonta porque nadie puede sentirse a gusto mientras haya tanta necesidad - de toda índole - en el mundo que es tanto como decir a nuestro lado. Los adelantos en los medios de información son sorprendentes.
Así nos van las cosas; dando resbalones por todas partes y, lo que es peor, sin ganas de fijarnos más y mejor en la verdad de las cosas.
Hay que hacer un esfuerzo - que además es totalmente posible para toda persona - en poner la mente en cosas que son verdaderamente importantes para nuestra vida y las de los demás. Cuesta algo, ¡claro!, pero es totalmente asumible por cualquier persona que quiera que no nos dominen las cosas tontas, a pesar de que son muchas de éstas las que andan sueltas por ahí.