Me cuentan que el desamor es una de las peores enfermedades que puede afectar al Ser Humano, que muerde directamente a una zona del cerebro delicada a la que llamamos corazón, te genera desesperanza, tristeza, angustia, sensación de vacío en el pecho, rabia e indefensión. Se comenta también que el hecho de estar enamorado/a de alguien que no te corresponde hace que te sientas ridículo, vulnerable, que te obsesiones (por equilibrada que sea tu vida, la zarandea cual tsunami), que cometas estupideces, que hagas el idiota una y otra vez, que te desestabilice mentalmente de manera que no seas capaz de pensar con claridad, casi ni siquiera puedas pensar en otra cosa que no sea aquello que te está haciendo sufrir como nada lo ha hecho antes. Además, el desamor se encara de diferentes maneras y tiene distintos niveles de intensidad, pero no posee edad. Cosas que pasan. Nadie está libre de sus zarpas. Todo esto, ejem…, me lo han contado; porque otra de sus características es que da vergüenza admitir que se padece o se ha padecido alguna vez.
Contado así, un caso de desamor es todo un drama personal, pero ya sabemos aquello de que alguien se tropiece y caiga por la calle, cuando no le toca a uno, depende de cómo se vea o se cuente, puede llegar a darnos mucha risa.Evidentemente tenemos todos los mimbres para una cesta en la que quepa una comedia romántica, si queremos desviarnos de la realidad, donde estas cosas suelen acabar mal y con cicatriz emocional.
Semejante premisa y un casting encabezado por Quim Gutiérrez, excelente actor con una capacidad descomunal para destilar naturalidad desde la comedia, el pagafantas perfecto, acaba con seguridad con momentos de carcajada segura; por mucho que la historia de aquél a quien le ha dejado su novia justo cuando iba a pedirle matrimonio, le han echado del trabajo y vuelve a vivir con sus padres sea una concatenación sin disimulo de clichés. La directora cuenta también con la internacional Natalia Tena para el papel de “la chica rarita, atípica, alternativa”, que se muestra fresca en su interpretación, pero con poca química con Quim Gutiérrez y escasa verosimilitud de carcajada. Alfonso Bassave (estupendo en el papel de “amigote”) y Ernesto Alterio (lo más divertido de la cinta, en un “desternishante” papel que tendrán que descubrir viéndola) cierran lo más interesante del reparto.
Esta producción, que podemos encontrar en el catálogo de Netflix, seguramente puede ser de lo más entretenido que ver en un verano atípico, pero verano a fin de cuentas, porque hay cosas que no cambian ni deben cambiar…