El trabajo conjunto entre España y Marruecos en la lucha contra el terrorismo avanza cada vez más, siendo la operación del pasado miércoles un ejemplo claro del nivel logrado
Cuando los agentes de la Policía Nacional identificaron en plena frontera del Tarajal a la persona a la que les habían ordenado detener en Ceuta, se estaba gestando la escenificación de una nueva muestra de cooperación hispanomarroquí de lucha contra el terrorismo. Ceuta, Altea, Tetuán y Castillejos eran escenarios de detenciones en la misma jornada del miércoles, día de la Hispanidad, procediéndose así a desmantelar dos células operativas de captación de radicales. El Ministerio de Interior difundía a primera hora de la mañana los arrestos, mientras que Marruecos hacía lo propio poco después a través de su agencia oficial de noticias. Ambos comunicados resaltaron la compenetración de agentes de ambos países e insistieron en que se ha alcanzado un nivel de trabajo en este ámbito sin igual.
Las flores no son gratuitas. El trabajo a pie de campo de los servicios de información de ambos países justifican los elogios publicitados por el Ministerio de Interior. Se trabaja de manera conjunta, se intercambia información e incluso se interactúa sobre escenarios de operaciones que terminan siendo comunes. La amenaza del terrorismo afecta a España y quiere sangrar de la misma manera al vecino país, por lo que los agentes dedicados a la lucha antiterrorista trabajan codo con codo por abortar el desarrollo de los grupos organizados que se dedican a ejercer captaciones de hombres, mujeres y niños.
Los cuatro últimos detenidos en la operación serán puestos a disposición judicial. Todos marroquíes, dos con residencia legal en España, se movían bajo medidas extremas de protección, evitando el uso de teléfonos móviles y desarrollando continuos viajes a España o a Marruecos así como seleccionando adecuadamente sus ‘amistades’. Las redes sociales, como en todas las operaciones llevadas a cabo, constituían el vehículo ideal para extender sus captaciones a más personas con el objetivo de radicalizarlos hasta el punto de constituir una auténtica amenaza para la seguridad de ambos países. El trabajo desarrollado ha servido para evitar que los contactos fueran a más y el operativo conocido se suma a las últimas operaciones llevadas a cabo en ambos países que han puesto de reflejo el nivel de cooperación, sin igual, alcanzado.
Las investigaciones llevadas a cabo en los últimos años demuestran el triángulo de acción radical que extiende sus vértices en la zona norte, amenazando directamente no solo a las ciudades hermanas sino también a las de Tetuán, Castillejos y Nador, de donde ha partido la mayoría de los marroquíes de los que, se tiene constancia, están batallando en los escenarios en conflicto.
La Operación Cesto, llevada a cabo en 2014 y con todos los detenidos condenados ya por el Tribunal Supremo, apuntó ya ese nivel de cooperación que se ha ido desarrollando a pasos agigantados. En aquella ocasión, Guardia Civil y CNP participaron juntos en el operativo, contando con la colaboración de Marruecos a la hora de confirmar las conexiones entre algunos de los arrestados y radicales de Castillejos. Después llegarían detenciones en la localidad marroquí y se impulsaría una auténtica cadena de operaciones ejecutadas a ambos lados de la frontera.
A las desarticulaciones de grupos organizados se suman detecciones de retornados de Siria a Marruecos e investigaciones abiertas sobre grupos radicales así como de su financiación.
A finales de este mes la Audiencia Nacional celebrará vista judicial sentando en el banquillo a los seis detenidos en el operativo llevado a cabo el año pasado por el CNP en dos fases distintas, entre enero y abril, tal y como adelantó este periódico la semana pasada. Se trata de la segunda operación practicada en Ceuta que pasa por la Audiencia Nacional después de que se haya recibido comisión rogatoria de Estados Unidos con más de 6.000 ficheros de comunicaciones mantenidas a través de redes sociales y mail, pero que no están traducidas al español por lo que su validez puede no tener peso para las sesiones judiciales previstas.