El Ejecutivo local sacó el pasado 30 de abril a licitación la construcción de dos tirolinas en el Parque San Amaro, en Ceuta. Finalmente ese contrato ha contado con una sola oferta, la cual ha sido rechazada, por lo que ha quedado desierto. Ahora la Ciudad debe evaluar si lo vuelve a licitar de manera exprés o ese proyecto queda paralizado por el momento.
La idea del Gobierno de Vivas era el de contar con dos tirolinas de 201 y 268 metros lineales respectivamente, que está presupuestado en casi 110.000 euros.
Concretamente, se indicaba que el presupuesto previsto es de 108.452,10 euros. Respecto a la altura se consideró, en el punto medio del recorrido, alcanzar los 57 metros. La estructura donde se iba a situar la instalación es plana, a una altitud de 15 metros aproximadamente con respecto al nivel del mar.
La zona de actuación estaba dentro de la zona de servidumbre del Dominio Público Marítimo Terrestre, siendo las consecuencias de las actuaciones sobre ella la de preservar la línea litoral de la presión del uso que ha soportado, ofreciendo de esta forma un atractivo más para el uso público.
Sin embargo, se entiende que se está en un entorno natural que se ha de alterar en la menor medida posible, persiguiéndose la garantía del uso y disfrute del medio, utilizando las técnicas menos agresivas posibles, salvaguardando al máximo la calidad ambiental y estética del entorno.
La Ciudad hizo mucho hincapié en que la construcción de esas tirolinas se haría atendiendo con importancia a los fuertes vientos de poniente y de levante que sufrimos con frecuencia en nuestra ciudad.
Las tirolinas de gran longitud se ven muy afectadas por el viento, por lo que para solucionar esa contingencia será necesario dar pendiente al cable. Para ello, desde la Consejería de Medio Ambiente y Servicios Urbanos se han estudiado diversas alternativas como puntos de salida y llegada persiguiendo el conseguir unas pendientes del 4-5%. Ahora no se sabe si este proyecto quedará anulado.
Si queda desierto lo que está claro es que no se han calculado correctamente los importes. A las empresas que se presenten les han de cuadrar los números, que no viven del aire, y los contratos cada vez llevan importes más míseros. Deberían dejar desiertos todos los contratos a ver si se espabilan los "calculadores". Y después llegan los inconvenientes y hay que cumplir con lo que se contrató, aún perdiendo dinero. Y eso no es justo y más en estos tiempos. Recuerden que las empresas son las que pagan los impuestos y los sueldos a los funcionarios. Pero parece que eso se olvida muy rápido.
Son preocupantes los concursos de Ceuta,el que no queda desierto o no pagan a sus empleados.