La pasada semana comenzaba, el mismo lunes, con la noticia de que la Parroquia de Santa Teresa de Ceuta tuvo que cerrar sus puertas: el párroco había dado positivo por coronavirus. Quienes asistieron a la misa que el domingo oficiaba estando ya contagiado fueron inmediatamente contactados por la Consejería de Sanidad para hacerse una prueba que confirmase, o desmintiese, nuevos positivos entre los presentes. En declaraciones a este periódico, familiares de una de las personas que recibieron la llamada de las autoridades sanitarias han dado cuenta de lo que consideran "un claro caso de negligencia".
En este caso, la historia terminó con un nuevo diagnóstico positivo. Familiares de la persona afectada, que han preferido mantenerse en el anonimato, explicaban a El Faro que su pariente no fue citada hasta el viernes para hacerse la prueba de COVID-19. Y lo que considera más grave aún: no le obligaron a confinarse.
"Aunque recibió la llamada el lunes, pasó toda una semana sin que se le indicase que debía guardar cuarentena al haber compartido espacio, en un sitio cerrado, con un contagiado". Los peores pronósticos se confirmaron el viernes: había dado positivo. A lo largo de esa semana, además, había tenido enlace directo con otros miembros de la familia a los que, en esta ocasión, Sanidad sí que mandó a confinarse tras confirmarse este contagio en un contacto estrecho.
A raíz de la noticia, decidieron dirigirse ellos mismos a los responsables para pedir explicaciones sobre por qué en el primer caso sí que se exigió cuarentena mientras que, en el segundo, no fue así. La respuesta que obtuvieron fue lo que les llevó a señalar este caso como una "negligencia". "En la llamada nos explicaron que son muchos los rastreadores que tratan de contactar con las personas afectadas, por lo que cada uno de ellos puede acabar aplicando un criterio diferente", explicaban. Sin embargo, la Consejería de Sanidad ha asegurado que esto se debe a que en el primer caso, el de la persona que asistió a la misa, el contagio se detectó por un cribado tras el positivo del párroco y no por un rastreo a raíz de un contacto estrecho, como sí que ha ocurrido en la segunda ocasión-
A la espera de una prueba que este martes determinará si este último contacto también resulta, finalmente, positivo, sus familiares más directos aguardan los resultados con cierta incertidumbre.
Y ya para colmo... se les mete la culpa a la comunión...
Esto es un cachondeo. No hay suficiente vigilancia a la gente que tiene que estar confinada. Yo conozco a empresarios que van a trabajar teniendo que estar confinados y no es importa las vidas de sus trabajadores. Somos pura carnaza y no hay vigilancia por parte de quien corresponda.