Hace 32 años, en 1998, el patriarca de la familia Mena, José Luis, puso la primera piedra de lo que hoy en día es Construcciones Mena, una de las empresas de construcción con más solera en nuestra ciudad y con un aval de garantía y seriedad que deja muy claro que el servicio a sus clientes es su primer mandamiento.
Es una empresa netamente familiar que al comienzo contaba con José Luis Mena García como el cabeza de la misma, aunque con el paso de los años a la actividad empresarial se fueron sumando las aportaciones de sus tres hijos, que se han convertido hoy en día en la piedra angular de la empresa con la adaptaciones propia del paso del tiempo, pues en el mundo de la construcción también han existido variaciones. No es lo mismo la actividad del sector a finales de los noventa que en la actualidad, cuando estamos a punto de entrar en el tercer decenio del siglo XXI.
Su experiencia les avala y sus obras se dedican tanto a la vertiente pública como a la privada. Construcciones Mena ofrece a sus clientes particulares un conjunto completo para las reformas generales, ya sean en establecimientos como en viviendas. Un total de doce empleados, contando también a los integrantes de la familia Mena. Y ese servicio integral que ofrecen van desde la albañilería a la pintura, pasando también por la electricidad, la fontanería o la carpintería.
Sin embargo, también las administraciones cuentan con Construcciones Mena. Han realizado trabajos para clientes institucionales como la Ciudad Autónoma, la Delegación del Gobierno, la Autoridad Portuaria, Acemsa, la Guardia Civil o el Cuerpo Nacional de Policía. Una experiencia de más de 20 años que obliga a superarse cada día y poner el listón lo más alto posible.
Ana Mena, responsable de la empresa junto a sus dos hermanos, afirma que la situación, en estos momentos, ha mejorado algo con el cierre de la frontera porque de esta manera no tienen que padecer la competencia desleal que realizan los trabajadores que vienen de Marruecos y que no están dados de alta en Seguridad Social quienes con menos gastos ofrecen presupuestos más bajos y terminan haciendo chapuzas. Una queja que es común a todas las pequeñas y medianas empresas del sector de la construcción en nuestra ciudad y que se convierten en un auténtico hándicap a la hora de poder competir en precios, no así en la calidad de sus trabajos, que están más que garantizada.