La orden por sorpresa dada por el Gobierno de España de cerrar el CETI, de negarse a aceptar nuevos ingresos a pesar de ser un centro de estancia temporal, tiene sus primeras consecuencias.
Un grupo de marroquíes y subsaharianos está asentado ya a las puertas del centro. Los primeros, solicitantes de asilo, en unas tiendas que han montado en el exterior; los segundos, en el mismo acceso.
A todos se les ha dicho lo mismo: no pueden entrar, hay una orden expresa de Madrid de no permitir nuevas entradas hasta que se descongestione la actual ocupación que supera las 512 plazas oficiales.
Lo curioso es que el CETI no pasa por sus peores picos de ocupación. Tiene más de 600 residentes, sí, unos 140 por encima de las cifras consideradas oficiales, pero ha habido periodos de mucha más ocupación que no han llevado a la adopción de este tipo de medidas antisociales.
Delegación del Gobierno, preguntada por este periódico en torno a las dos y media de la tarde, todavía no ha dado una versión sobre esta medida ordenada desde Madrid.
A las puertas del CETI duerme un joven de Mali, dice que ha saltado la valla hace unas horas. Duerme sobre una manta y a su lado guarda unas bolsas con su teléfono móvil y unas prendas de Cruz Roja. Presenta una herida en el pie. No le dejan entrar.
A su lado dos chicos del Chad. Lo mismo. Han saltado la valla y están sentados a las puertas del CETI, tampoco se les permite la entrada. Se les unen otros subsaharianos más. Todos han saltado la valla en las últimas 24 horas.
Más lejos está, durmiendo sobre mantas y en unas tiendas improvisadas, un grupo de marroquíes. Todos han pedido asilo y ninguno puede entrar en el centro. Dicen que no quieren volver a Marruecos, pero mientras tanto están durmiendo en el exterior sin asistencia.
Dentro del CETI hay gran cantidad de magrebíes que han pedido también protección y que no pueden abandonar Ceuta hasta que se resuelva el trámite, esta situación es la que genera un bloqueo en el centro de estancia temporal.
La dirección del CETI está ausente, de hecho, hay quienes consideran que existe un vacío y que podría estar preparándose un relevo debido al descontrol existente y el malestar entre los trabajadores.
De momento no hay respuestas oficiales a una decisión histórica, porque nunca el CETI había cerrado sus puertas para impedir la acogida temporal de quienes llegan por lo que se les está forzando a su estancia en la calle y sin asistencia ni control.
Fatima Hamed, cabeza visible de MDyC, ha exigido desde sus redes sociales que desde la dirección del centro y la Delegación del Gobierno hablen.
“Que no se hayan pronunciado aún al respecto para informar a la ciudadanía y para transmitir las soluciones que se deben adoptar, es para que alguien asuma responsabilidades y dimita del cargo”.
“Estamos pendientes de que alguien salga a explicar qué ha pasado, por qué se ha tomado la decisión del cierre, las soluciones planteadas y las responsabilidades de quienes corresponda”, concreta.
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