Conociendo algo de Viena (I)

El avión de Iberia despegó del aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid y tras dos horas y media de agradable vuelo, tomó tierra en el Aeropuerto Internacional de Viena. Está ubicado al sureste de la capital austriaca, en la ciudad de Schwechat, por lo que también se le conoce con el apelativo de esta población. La capital se encuentra a unos 18 o 20 kilómetros. En la salida nos esperaba el conductor que manejaría el taxi contratado por Internet y en unos 25 minutos nos dejó en las puertas del apartamento, en la calle Florianig, cercana al Rathaus o Ayuntamiento de la capital. Mi esposa y yo viajamos habitualmente por nuestra cuenta y preferimos alojarnos en apartamentos en vez de hoteles, porque nos da mayor autonomía y libertad.

Parece ser, que el lugar que ocupa la Viena actual fue habitado por los celtas en los 500 a,C., siendo luego ocupado por los germanos. En el siglo I a. C. los romanos asentaron un campamento militar llamado Vindobona y con las invasiones bárbaras la ocuparon los ávaros y los magiares. Carlomagno conquistó Viena en el siglo IX. A partir de entonces la ciudad comenzó un proceso histórico que a través de invasiones, imperios, repúblicas, ocupación y avatares diversos, la han llevado a convertirse en una de las ciudades más importantes del mundo.

Eran casi las 7 de la tarde y como aún estaban preparando el interior del apartamento, decidimos dar un pequeño paseo. Muy cercana se encontraba la Universidad de Viena y colindante con ella el acogedor y tranquilo parque Sigmund Freud. En el mismo, bastantes jóvenes proliferaban tendidos en el césped o en las disponibles tumbonas gratuitas. Era explicable porque, con sorpresa para mí, la temperatura estaba en unos 35 grados, cosa que no imaginaba en un país centroeuropeo. Caminando por el parque, vimos en un lateral la preciosa Iglesia Votiva, neogótica, del siglo XIX, con dos torres gemelas de aguja de 99 metros de altura. Recibe su nombre porque fue construida por mandato de Francisco José I como voto de agradecimiento por salir indemne de un atentado, cuando tenía 18 años, en ese lugar. En el interior se encuentra, curiosamente, un altar dedicado a la Virgen de Guadalupe, en honor a su hermano Maximiliano I, investido emperador de México donde terminó infaustamente y una monumental vela, denominada acertadamente, vela Bárbara de 264 kilos, con 4 metros de altura y tres diámetros de anchura. Según dicen, tiene cera para aguantar 100 años si se encendiese.

Al día siguiente, después del desayuno, iniciamos la exploración de la ciudad y el primer encuentro fue con el Ayuntamiento o Rathaus, que se encontraba cerca de nuestro alojamiento.

Con anterioridad, recabando información para ordenar nuestros recorridos, pudimos conocer que uno de los elementos urbanísticos más representativos de Viena es, sin duda, la Ringstrasse, una espectacular avenida, en realidad un conjunto de calles, de unos 5 kilómetros que circunvala el centro de la ciudad - de ahí su nombre ring que en alemán significa anillo o anular - y donde están asentados los más importantes edificios. Su origen se encuentra en la muralla que, desde el siglo XIII, protegía la urbe de las invasiones turcas. Con posterioridad, en 1867, el emperador Francisco José I ordenó derruir los elementos del amurallamiento y construir en su lugar un importante bulevar. Como pudimos comprobar en nuestra estancia, pasear por la Ringstrasse es emborracharse de belleza. El Ayuntamiento, el Parlamento, la Opera, el Hofburg, la Universidad, la Iglesia Votiva, diferentes palacios, museos, parques y tradicionales cafés, adornan el recorrido de la espectacular arteria urbana en la que conviven muchos diferentes estilos arquitectónicos. Me llamó la atención que la mayoría de los edificios lucen en sus fachadas el almohadillado, aparejo de sillares que simulan el aspecto de cojines superpuestos.

Refiriéndonos al Ayuntamiento, pudimos comprobar que se trata de un impresionante edificio neogótico, construido de 1872 a 1883, siendo Francisco José I quien puso la primera piedra. Sede oficial del Alcalde y centro de reuniones del Concejo Municipal y del Senado, acoge también la Biblioteca Nacional y Regional Perimetralmente, en unas alquerías se ubican imágenes de ilustres personajes históricos. Su espectacular interior, cuenta con 1.500 habitaciones, 2.000 ventanas, Salón de Ceremonias, enorme guardarropa, un inmenso jardín, Patio de las Arcadas, seis de menor tamaño y un sótano con restaurante. Su magnífica fachada incluye cinco torres, una central de aguja de 97,9 metros de altura y dos más pequeñas a cada lado. Parece ser que la torre central, según instrucciones de Francisco José, no podía elevarse más de los 99 metros de las torres de la Iglesia Votiva. Sin embargo, los superan porque sobre ella culmina la imagen del rathausmann, una figura con portaestandarte de unos 5,4 metros, que es un símbolo de la ciudad.

Atravesando el parque Rathauspark, nos encontramos algo que a los amantes de las artes escénicas les parecerá interesante conocer: el Burgtheater o Teatro Nacional de Austria. Creación de emperatriz María Teresa I, en 1741 y ubicado inicialmente en las cercanías del palacio imperial de Hofburg. Con posterioridad, se trasladó su ubicación, en 1888, a la Ringstrasse, frente al Ayuntamiento. En su fachada de mármol blanco, de estilo neobarroco, se recrean las efigies de escritores de teatro, entre los que aparece nuestro Calderón de la Barca, junto a Shakespeare y Goethe. En 1945, fue dañado seriamente por los bombardeos y un incendio de origen no explicado. Entre 1953 y 1955 fue restaurado, tal como se presenta en la actualidad.

Siguiendo con nuestro recorrido, sin duda uno de los elementos más significativos de Viena es el Palacio Hofburg, en realidad un conjunto arquitectónico con una docena de edificios construidos con diversos estilos. Tuvo su inicio en el siglo XIII por los Babengerg, aunque constituyó la residencia de los Habsburgo de 1283 a 1918, más de seis siglos, que continuamente lo fueron ampliando.

Lo componen 2.600 estancias en 18 alas y salones imperiales. Se le calificó como una ciudad dentro de la ciudad. Forman parte del complejo, diferentes museos, iglesias, la Biblioteca Nacional Austriaca−con más de dos millones de libros y documentos−, la Escuela Española de Equitación o la Capilla Gótica, del siglo XII, donde actúan los Niños Cantores de Viena. En la zona leopoldina, tiene en la actualidad la residencia el Presidente de Austria.

Pueden visitarse los aposentos donde vivieron la emperatriz María Teresa de Austria, el emperador Francisco José I y su mítica esposa Isabel de Baviera, conocida por el apelativo de Sisi, aunque se haya generalizado, a partir de las películas sobre su vida, como Sissi. Para los fetichistas, la visita indispensable es precisamente el Museo de Sisi, donde pueden deleitarse contemplando aposentos, vestidos, enseres y objetos utilizados por la controvertida emperatriz y reina.

Elemento significativo de Hofburg, es el Palacio Nuevo o Neue Burg de inconfundible arquitectura ecléctica y una representativa fachada cóncava que da magnificencia a la plaza que preside.

En 1327 el duque Federico el Hermoso, fundó la iglesia parroquial de San Agustín, con monasterio y claustro para los frailes agustinos. Con posterioridad, en 1634, fue asignada como parroquia de la familia imperial e iglesia de la corte. De estilo gótico, su exterior no es llamativo, ya que, con la ampliación del palacio Hofburg, de invierno, de los Habsburgo, quedó incluida en el lado oeste de este conjunto y perdió individualidad.

No obstante, a pesar de ser pequeña de tamaño, tiene gran prestigio sobre todo por su música sacra. Fue escenario de momentos históricos como las bodas celebradas en su interior, fundamentalmente de la emperatriz María Teresa de Austria, del emperador Napoleón Bonaparte y la de Isabel de Baviera, la popular Sisi, con el emperador Francisco José de Austria. En la capilla de Loreto, en la Cripta de los Corazones, se conservan 54 corazones de Habsburgos, en urnas de plata, que anteriormente se encontraban en la iglesia de los Capuchinos.

Adjunto al Palacio de Hofburg, dando a la Ringstrasse, se encuentra la espaciosa plaza de María Teresa. Fue emperatriz y reinó de 1740 a 1780. Revisando su historial de títulos nobiliarios, creo que hasta superó a nuestra difunta Cayetana de Alba. Preside el centro de la plaza, la monumental escultura, inaugurada en 1888, de casi 20 metros de altura, coronada con una imagen de 6 metros de la emperatriz sentada, con un báculo en la mano. Rodean los cuatro laterales de la estatua, imágenes de personajes históricos de su época: consejeros, militares, científicos y artistas.

Flanquean lo laterales de la plaza, los imponentes edificios, casi gemelos, que albergan los Museos de Historia Natural y de Historia del Arte.

La Opera Estatal de Viena, tiene su sede en el Teatro de la Opera, ubicado en la Karlsplatz y fue el primer edificio proyectado en la creada Ringstrasse. Se construyó entre 1861 y 1869, por dos arquitectos austriacos que lo diseñaron con un estilo neo renacentista. La no aceptación de su creación por parte de la población vienesa, les costó la vida por suicidio e infarto y no pudieron ver su obra terminada.

Se inauguró el Teatro en mayo de 1869, con la representación de Don Giovanni de Mozart y en el mismo tienen lugar cantidad de óperas y ballets a lo largo de la temporada. Los bombardeos de 1945 destruyeron el interior, aunque respetaron la fachada y se reconstruyó reduciendo el número de asientos de 2.800 a 2.284. Se reinició su actividad en 1955, con la obtención de la independencia de Austria tras el conflicto mundial.

Es posible contemplar el majestuoso interior del teatro con visitas guiadas e incluso la institución ofrece una original posibilidad de asistir a las sesiones de ópera, por el módico precio de 3 a 5 euros, en una zona de pie, pero sacando la localidad en taquilla poco antes de las representaciones.

"La ciudad comenzó un proceso histórico que a través de invasiones, imperios, repúblicas, ocupación y avatares diversos"

En el bulevar Ringstrasse encontramos también la majestuosa fachada de mármol blanco, que constituye el edificio que alberga el Parlamento Austriaco. En su interior bicameral, se reúnen la Asamblea Nacional y el Consejo Federal. Construido entre 1873 y 1883 con un estilo neoclásico y pilares helénicos, como homenaje a la democracia clásica griega, presenta en su parte delantera una fuente culminada con una espectacular imagen de Palas Atenea, la diosa de la sabiduría.

Como otros muchos monumentos, sufrió la destrucción de gran parte del edificio, a causa de los bombardeos de la Guerra Mundial. Afortunadamente, hasta 1956 fue restaurado, aportándole bastante similitud con su aspecto original.

Merece la pena también visitar el majestuoso edificio en la Ringstrasse, que alberga la Universidad de Viena, inaugurado por Francisco José I en 1884, e inspirado en los estilos de las universidades del Renacimiento italianas. Fue fundada por Rodolfo IV en 1365 -segunda en Europa Central después de la de Praga- es la mayor de Austria con más de 91.000 alumnos y donde se cursan 188 carreras. Pueden recorrerse sus pasillos y amplios patios que recogen en sus galerías, bustos de insignes profesores que impartieron en la misma.

Es una universidad clásica, pero en Viena existe también la Universidad Técnica, conocida como TU Wien, creada en 1815 y donde se imparten ingenierías y ciencias naturales.

Cercano al centro de la ciudad, se encuentra el pintoresco mercado callejero Naschmarkt. Se extiende por unos 500 metros y en las hileras laterales se encuentran puestos de frutas, flores, panes, zumos, especies, quesos y otros alimentos. También abundan los locales de restauración, muchos de ellos con cocina exótica. Suele ser muy visitado y su existencia se remonta al siglo XVI, donde fundamentalmente se vendía leche y alimentos de las granjas. A finales del XVIII era el lugar donde se vendían frutas y vegetales.

El Palacio de Belvedere, en realidad son dos edificaciones barrocas, la Superior o Alto Belvedere y la Inferior o Bajo Belvedere, unidas por un amplio jardín y una tercera, convertida ahora en hotel. Se construyó el Inferior entre 1714 y 1716, por el Príncipe Eugenio de Saboya, como residencia de verano y el Superior entre 1717 y 1726, en la zona más alta, para celebración de recepciones. En la actualidad, carecen los interiores de contenidos palaciegos ya que el Superior contiene un impresionante museo de pinturas de diferentes periodos y estilos, destacando la colección de Klimt y su internacionalmente conocido El Beso. El jardín longitudinal, de estilo francés que los une, con tres grandes terrazas y paseos de grava, está adornado con diferentes esculturas, estanques y fuentes. La fachada exterior del Superior, es más elaborada que la del Inferior. El nombre de Belvedere -bella vista- fue adoptado por la emperatriz María Teresa cuando adquirió el palacio en 1772, como expresión de las magníficas vistas panorámicas de la ciudad que se ofrecían desde el mismo.

En su reciente historia, debe hacerse constar que el 15 de mayo de 1955, se firmó, en los recintos del Alto Belvedere, el Tratado del Estado Austriaco, que significó la devolución de la independencia a Austria, tras la ocupación por las fuerzas aliadas con la finalización la II Guerra Mundial.

La calle comercial de tiendas de lujo es, sin duda alguna, la peatonal calle Graben. Su nombre en alemán significa foso o zanja, porque precisamente está asentada en el lugar donde, en época romana, existía una excavación para protección de la ciudad. Es notoria en la misma, la monumental escultura Columna de la Peste, erigida en 1693 por Leopoldo I para conmemorar el final de epidemia de la enfermedad en la ciudad. También se encuentra cercana la iglesia de San Pedro, de rico interior artístico. Desemboca la céntrica calle en la plaza de San Esteban, donde está ubicada la catedral y también puede contemplarse, al final de la misma, el moderno edificio comercial Hans Hollein con fachada de cristal.