La Fundación del Mar de Ceuta trabaja en dos grandes bloques como parte de su labor científica, una tarea que no está destinada a otra cosa que no sea buscar claves que permitan proteger y conservar el rico medio marino de la ciudad.
Estos dos grandes pilares conglomeran una serie de datos, análisis e información claves para hallar las respuestas que el equipo de esta entidad busca con tanto ahínco. Se trata, en concreto, del proyecto MESO-Alborán II y Obioma II.
El objetivo es impulsar una normativa para salvaguardar los fondos marinos
El primero, orientado a contribuir con las metas de la estrategia Life Intemares, cuenta con el apoyo de la mencionada corporación y del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Está cofinanciado por la Unión Europea por el FEMPA a través del FEMPA, el Fondo Europeo Marítimo, de Pesca y Acuicultura. El segundo, se desarrolla mediante la participación y aportación económica del Miteco. Los dos tienen propósitos diferentes, pero que contribuyen de un modo u otro a la preservación de los entornos acuáticos a través del conocimiento. Estos tratan, por orden, de estudiar los impactos pesqueros en zonas sensibles de gran diversidad y del análisis tanto de especies y hábitats para ahondar en ellas con mayor profundidad.
Novedades
Ambas iniciativas progresan y, de hecho, cuentan con algunas novedades. La plantilla ceutí en breve trabajará en la zona de Alicante en estos aspectos ya que, este plan, no solo se limita a la costa local e implica a otras áreas geográficas españolas.
Otra de las grandes novedades es el planteamiento de, una vez terminado MESO-Alborán II, pasar a la acción en dos ámbitos, específicamente, en el impulso de políticas que permitan amortiguar los efectos de una práctica de gran efecto para la vida marina y en el fomento de técnicas de restauración de algunas comunidades de coral. Esta última es una idea muy reciente aún por determinar y desarrollar ya que, para llevarla a cabo, es necesario pisar terreno seguro para no producir un efecto contraproducente.
Óscar Ocaña, director del ente, pone como ejemplo la labor que efectúa en la actualidad ‘Coral Soul’, una asociación granadina. “Llevan un programa de rehabilitación. Lo mejor que existe es dejarlo tranquilos y que los anzuelos no los rompan, pero, ya provocados estas repercusiones, es cierto que se puede hacer algo. Ellos están creando metodologías para recuperarlos. Es muy interesante”, comenta.
Es un sendero largo y arduo que requiere de una investigación profusa del ciclo larvario de las especies a recobrar. “Estamos pensando que se podría aplicar a corales negros a partir de las larvas, pero para eso hay que conocer este ámbito. Ya estamos trabajando con la universidad de La Laguna de las Islas Canarias en este aspecto”, menciona. “Esto mismo también se puede transmitir a otros seres vivos del Alborán como las gorgonias, que son muy relevantes”, añade. Habría que recopilar todos los datos necesarios y, más tarde, impulsar pruebas piloto en sitios muy específicos.
Pesca sostenible
Otra de las grandes patas y propósitos de MESO-Alborán II es asentar las bases que permitan promover y asentar normativas que cuiden de los fondos marinos. De hecho, las averiguaciones se centran en áreas de penumbra, sobre todo, en montañas sumergidas. Estos son puntos en los que emerge una gran cantidad de ejemplares y, por este mismo motivo, se hace preciso salvaguardarlos.
Adherir reglas en este terreno es una meta a largo plazo en la que no estarán solos y en la que tendrán que contar con la palabra tanto de las autoridades como de los propios sectores involucrados. Uno de los puntos de mayor preocupación es, para Ocaña, la pesca deportiva y la falta de filtros que permitan un cierto control. Esta praxis sin ningún tipo de limitación es, desde su perspectiva como biólogo, un problema ya que, los anzuelos arrancan y arrastran a seres vivos. No consiste en “demonizar” una afición o una fuente de ingresos. Se trata más, bien, de convertirlo en un ejercicio sostenible.
Ceuta es una ciudad que tiene “sobrepesca”, es decir, que sufre a un nivel considerable las consecuencias de esta realidad. Los enclaves más afectados son la Bahía norte y el perímetro alrededor de Punta Almina, sobre todo, porque son lugares de roca. “Desde San Amaro a Benzú existe este impacto”, señala. Estima que la Administración tiene como asignatura pendiente estar concienciada sobre estas cuestiones, un elemento que, a su juicio, es indispensable para pasar a la acción y darle la vuelta a la situación.
Un nuevo método científico de estudio y clasificación de especies
Otro de los asuntos más relevantes en este recorrido es el desarrollo de un nuevo método de análisis y clasificación que, de consolidarse, podría cambiar algunos paradigmas ya establecidos.
Esta técnica ha surgido dentro del marco de la iniciativa Obioma II y, de momento, todas las pruebas que se han llevado a cabo en especies concretas, dan la razón a las primeras hipótesis establecidas. Esto quiere decir que, algunos corales u especímenes que eran agrupados en un mismo conjunto pertenecen, en realidad a otro diferente.
A su vez, de finalmente tomar fundamento más que suficiente, ello se traduce a que en un mismo lugar reducido existen numerosas distinciones entre ejemplares. “Ello lleva a que conceptos que se tenían del mar y de las especies no son tales. Se cree que hay pocas con amplias distribuciones, pero podría tratarse de muchísimas más con una repartición muy restringida”, expone Ocaña.
“Necesitamos para descubrir y profundizar en ello un paso a paso que ya hemos diseñado y que incluye un estudio muy fino de morfología y ecología. Es una información muy potente”, destaca. “Nos hemos dado cuenta básicamente de que las islas Canarias y Ceuta, en cada sitio, tiene sus propias categorías. Por ejemplo, del Alborán, hemos publicado ya mucha que son nuevas cuando se suponía que todo era lo mismo”, concluye.