Opinión

El Conjunto Monumental de las Murallas Reales, su devenir histórico durante el siglo XX

Ceuta comenzó el citado siglo, asediada por el sultán de Marruecos Mulay Ismail. La ciudad, se encontraba amurallada, con el mar como límite físico tanto al sur como al norte, situándose hacia el oeste el Campo del Moro (terreno enemigo), y hacia el este los terrenos de La Almina, despoblados tras la conquista portuguesa de Ceuta en el año 1415.
Tanto el asedio que estaba padeciendo la ciudad, como la toma de Gibraltar por parte de la escuadra angloholandesa en el año 1704, harían que la ciudad cobrara un mayor valor estratégico; la defensa de esta plaza se convertiría entonces en objetivo prioritario de Felipe V quien destinaría todos los recursos necesarios para tal fin, aumentando de manera considerable el aparato militar en la ciudad.
En este escenario, el nuevo cuerpo de ingenieros, con el Marqués Próspero de Verbom a la cabeza, tuvo como principal y primer objetivo en la ciudad de Ceuta, asegurar y ampliar el frente de tierra, con el fin de establecer una firme y férrea defensa frente al ataque de los moros.
El sistema de fortificaciones del conjunto monumental de las Murallas Reales, estaba conformado por una primera línea defensiva, compuesta, por el Baluarte de los Mallorquines, el de la Bandera, la Muralla Real, el baluarte de la Coraza Alta y su Caballero y el espigón de la Ribera.
La segunda línea defensiva, estaba compuesta por el baluarte de San Pedro (parcialmente desaparecido), el Frente de la Valenciana y el Baluarte de Santa Ana.
La Plaza de Armas, el revellín del Ángulo de San Pablo, el revellín de San Ignacio y la contraguardia de San Javier, conformaban la que sería la tercera línea defensiva y cerrando el frente de tierra, se situaba la última línea, desaparecida completamente, y conformada por la Luneta de S. Felipe, Luneta de la Reina, Luneta de S. Luis, la Contraguardia de Santiago y el revellín de S. Jorge.
Con la firma del tratado de Mequinez, el peligro de nuevos ataques por parte del reino marroquí desaparece, con lo que el conjunto monumental de las Murallas Reales fue perdiendo paulatinamente su función defensiva.
Durante el siglo XIX, y en los primeros años del XX, las Murallas Reales, se usaron como acuartelamiento para distintas tropas, siendo las indígenas las que ocuparon este acuartelamiento a finales de siglo.
Sería a partir de los primeros años del siglo XX cuando empezaría a desvirtuarse la imagen primitiva del Conjunto Monumental, pasto de las desafortunadas acciones urbanísticas que sobre el mismo se realizaron, debido fundamentalmente al necesario crecimiento de la ciudad hacia el campo exterior, y la obligación de mejorar las comunicaciones tanto con la península, como con el país vecino. Este hecho conllevó a que se llevarán a cabo los siguientes proyectos urbanísticos teniendo una incidencia directa en el devenir del conjunto monumental de las murallas reales:
-La construcción de un nuevo puerto. (Desaparación del albacar y espigon de Santa María de África).
-La construcción de la línea de ferrocarril. (Desaparación de la última línea defensiva).
-Mejora de las comunicaciones con el campo exterior. (Desaparación parcial del tramo de muralla que unía el espigón de la Ribera y la Muralla Real).
Si estos proyectos urbanísticos fueron influyentes para el Conjunto Monumental, también lo fueron y de forma portentosa, las construcciones llevadas a cabo, tanto adosadas al mismo, como en sus áreas limítrofes, destacando:
-En su cara sur, C. N. Caballa, construido en el año 1965, adosado al antiguo espigón de la Ribera.
-En su cara norte, el Club Náutico Cas, construido adosado al Baluarte de los Mallorquines; hoy día desaparecido.
-En su cara este, Hotel Parador La Muralla en el año 1965. Este complejo hotelero se construyó adosado a la muralla real, “aprovechando” las antiguas bóvedas del antiguo parque de artillería para re-convertirlas en suites del hotel.
-En su cara oeste, en los años 60-70, entre la trinchera de la línea de ferrocarril y la segunda línea defensiva del frente de tierra (y en terrenos de usos para espacios libres), se construyeron cinco edificaciones, albergando usos educativos, sanitarios, de defensa, residencial y estación de servicio.
Además, desde que dejara de usarse por defensa para cuartel de los regulares, y se cediera la Ciudad Autónoma de Ceuta, este complejo, sufrió el embate de utilizarse para actividades variopintas, desde deportivas (como la celebración festejos taurinos, de combates de boxeo o la instalación permanente de una cancha de deportes en la Plaza de Armas), lúdicas (discoteca o Ciudad del Carnaval), municipales (cuartel de la policía) y pasando incluso durante una época por ser ocupada por los primeros inmigrantes que empezaban a llegar a la ciudad, en un claro ejemplo del abandono paulatino y constante que sufrió este Bien de Interés Cultural durante años.
En el año 1992, se aprobaría el nuevo P.G.O.U. de la ciudad (hasta esa fecha la ciudad tan sólo contaba con el Plan de Muguruza de 1949 completado con unas normas subsidiarias y complementarias del año 1975) que contaba entre sus prioridades el proteger el patrimonio de la ciudad y planteaba la redacción de una Plan Especial de las Murallas Reales del Angulo (declarado Bien de Interés Cultural por Real Decret0 1.555/85 de 3 Julio).
Este hecho, marcaría un punto de inflexión en el devenir del Conjunto Monumental; en el año 1993 se firmaría un decreto entre el Ministerio de Cultura y la Ciudad de Ceuta al objeto de colaborar en el “proyecto de restauración y revitalización de las Murallas de la Ciudad”, con el objetivo prioritario de “rescatar de su actual estado un monumento singular y significativo” y que sería encargado al arquitecto Juan Miguel Hernández de León.
En el año 1994 se encargaría al arquitecto municipal Javier Arnaiz Seco la redacción del Plan Especial de Protección de las Murallas Reales. “Cabe entonces preguntarse, a pesar de poseer los instrumentos legales y urbanísticos necesarios para ejecutar el Plan, cuáles han sido los motivos por el cual ha existido esta inacción administrativa, y transcurridos todos estos años, aún no se ha visto culminado uno de los principales proyectos, en lo que a la rehabilitación del patrimonio se refiere, que ha tenido nuestra ciudad.” Con este hecho, se dotaba a la ciudad de todos los instrumentos necesarios, para restaurar, rehabilitar y poner en valor tanto el Conjunto Monumental como su entorno más inmediato.
Sin embargo, a pesar de que hayan transcurrido 27 años desde entonces, la realidad patente difiere en gran medida de los objetivos marcados en el P.E.
La rehabilitación del conjunto, se limitó a la rehabilitación de la Plaza de Armas y del Revellín de San Ignacio, albergando en el mismo el nuevo Museo de la Ciudad y sin materializarse, la adecuación de los terrenos situados entre la trinchera (vía del ferrocarril) y el frente de tierra, indispensables, para comprender y entender la morfología, estructura y funcionalidad del Conjunto Monumental.
A fecha de hoy, tan solo se ha llevado a cabo la reubicación de la estación de servicio (gasolinera) y el cese de actividad del centro Sanitario Jose Lafont.
Cabe entonces preguntarse, a pesar de poseer los instrumentos legales y urbanísticos necesarios para ejecutar el Plan, cuáles han sido los motivos por el cual ha existido esta inacción administrativa, y transcurridos todos estos años, aún no se ha visto culminado uno de los principales proyectos, en lo que a la rehabilitación del patrimonio se refiere, que ha tenido nuestra ciudad.
El caso del Conjunto Monumental de las Murallas Reales no es más que la punta del iceberg de la situación que vive el inmenso y rico patrimonio histórico de nuestra ciudad, que mal sobrevive con un inadecuado mantenimiento (en el mejor de los casos) o se encuentran incluso abandonados a merced de las inclemencias climatológicas o las ocupaciones ilegales.
La situación a la deriva vivida en los últimos años, no debe ser acicate para que exista un cambio de rumbo en las estrategias políticas de conservación del patrimonio de nuestra ciudad; la creación por parte de nuestra administración de un Comité de Seguimiento para garantizar la rehabilitación del patrimonio, debe ser el primer paso hacia la creación de un Patronato Cultural, encargado única y exclusivamente, de la conservación, mantenimiento y custodia de nuestro patrimonio, como única alternativa posible, que garantice en el tiempo la perdurabilidad de los mismos, como verdaderas señas inequívocas de nuestra larga y dilatada historia e identidad.
Lea una ampliación en: https://arquitectosdeceuta.com/comunicacion/comunicacion-publicaciones/2021jul-el-conjunto-monumental-de-las-murallas-reales/

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