Salir del particular día de la marmota cuando en política las cosas se hacen mal resulta complicado. Parece existir un empecinamiento en continuar con un caos cíclico. La declaración este jueves de quien fue concejal en el Ayuntamiento de Ceuta y miembro durante años del consejo de administración de la vivienda, Juan Luis Aróstegui, ha dado buena muestra de la veracidad de tal afirmación.
Quien fuera concejal ha dibujado un Ayuntamiento que no solo hacía las cosas mal en aquella época en la que explotó el ‘caso Emvicesa’ sino que lo sigue haciendo en muchos aspectos.
Aróstegui se ha presentado como uno de los escasos concejales de una oposición que sobrevivía en una administración marcada por una mayoría aplastante del PP, por lo que resultaba difícil ejercer cualquier labor fiscalizadora en la oposición.
Aquellos concejales acudían a las reuniones cuando tenían permiso legal para dejar sus trabajos, siendo difícil “tener conocimiento de procedimientos de la administración” como se debía.
Su testifical ha servido para contextualizar el momento en el que se difundió sin ningún criterio periodístico una ‘lista fantasma’ falsa que dio pie a este caso y que tuvo una clara intencionalidad. Es lo único claro que, sin sentencia de la Sala se sabe: aquello provocó el germen de la mayor convulsión vivida en el Ayuntamiento de Ceuta.
Aróstegui ha recordado que advirtió de que se tomaran medidas para que los procedimientos fueran transparentes, considerando necesario que se hicieran públicos los cupos para que la gente al menos supiera que muchas de las casas estaban dadas ya de antemano. Era algo legal pero faltaba esa transparencia, esa explicación que nunca se daba al ciudadano.
El testigo ha recordado el momento en el que se publicó ese listado falso.
“Al término de las elecciones le dije a Vivas que había que hacer dos cosas: evitar los enchufes” y ser transparentes en la “adjudicación de viviendas”. Solo poco después de esa conversación informal, un lunes apareció la lista fantasma. “Le pregunté entonces, ¿esto qué es? Vivas me dijo que no lo sabía. La posición de mi partido era que había que denunciar”, ha denunciado.
Tras el escándalo el procedimiento que se siguió fue “impecable” ajustándose a la ordenanza de 2006. Se trabajaba en reuniones en las que se aplicaba el sentido común en un Ayuntamiento que no tenía ni secretario general. Tampoco lo tiene ahora en plaza fija.
Para Aróstegui la publicación de esa lista falsa tuvo un fin concreto. “Eso fue un acto de clara intencionalidad política. Se mandó a un medio de comunicación para presionar, para crear un conflicto político porque el gerente no iba a seguir”, ha dicho.
Siempre todas las listas de adjudicatarios se han remitido a los medios de comunicación por igual, tanto en tiempo como en forma. Así fueron todos los casos menos este en el que hacía faltar filtrar algo a sabiendas de su falsedad.
A preguntas de varios letrados, Aróstegui ha recalcado que lograr la transparencia en política de vivienda siempre ha sido uno de los “caballos de batalla” como también ha reconocido el desastre a la hora de hacer actas de reuniones en el Ayuntamiento, dándose caso de aprobaciones antes incluso de ser redactadas o usando términos equivocados.
Una suerte de desaguisado de aquella época que sigue manteniéndose. Como anécdota de la jornada ha quedado la confusión del Ministerio Fiscal a la hora de reseñar a Aróstegui como concejal del PSOE. “Insultos no”, ha dicho el localista.
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