Uno de los subsaharianos que llegó a Ceuta en la madrugada del pasado lunes ha sido condenado por un delito de tráfico de inmigrantes tras haber sido señalado por el resto de los componentes de la travesía como el pasador. Ha sido el Cuerpo Nacional de Policía el encargado de proceder a su detención y posterior puesta a disposición judicial, conformándose ante el juez con una pena de 7 meses y 15 días de cárcel. Al tratarse de una persona carente de antecedentes, no se acordó su entrada en prisión ni tampoco se ha procedido a la adopción de medidas de expulsión, quedando en suspenso la pena. Fueron los propios inmigrantes compañeros de la travesía los que manifestaron que uno de los miembros era el que patroneaba la zodiac con la que 16 subsaharianos pudieron llegar hasta la zona de la Sirena, guiándose únicamente por la luz del faro de Punta Almina. En base a estas manifestaciones se procedió a su detención y posterior puesta a disposición del juez, encargado de dictar el acuerdo por conformidad.
La historia que se encuentra detrás de esta condena se producía la pasada madrugada, cuando una expedición de subsaharianos conseguía llegar hasta la Sirena, alcanzando una de las zonas más complicadas para los desembarcos. Uno de los integrantes de la travesía, un maliense de 16 años, fue rescatado in extremis y, con síntomas de ahogamiento, trasladado al puerto deportivo desde donde la Cruz Roja procedió a su evacuación urgente al clínico de Loma Colmenar.
Los subsaharianos llegaron en muy mal estado físico, demasiado cansados y con síntomas de hipotermia. Entre los 16 estaba el joven que ha sido acusado por el resto de haber sido el patrón de la zodiac que quedó intervenida por la Benemérita. Del grupo que alcanzó la Sirena, cuatro intentaron la escapada pero fueron localizados en la misma carretera por los guardias civiles.
No es la primera vez que un subsahariano ejerce de patrón de las embarcaciones que llegan a la ciudad. Resulta complicado una condena por tráfico de inmigrantes ya que no se alcanza a diferenciar claramente la línea que separa un comportamiento ilícito del mero impulso por dirigir la embarcación a cargo del que, sencillamente, tiene más conocimientos sobre la navegación, algo que no se estila entre el colectivo de subsaharianos por su mera procedencia geográfica.