La Audiencia Provincial de Cádiz, en su sección de Algeciras, ha dictado sentencia condenatoria contra siete personas que están acusadas de un delito contra la salud pública cometido en el año 1999. En el grupo de condenados hay cuatro ceutíes y un agente de la Benemérita que, aunque nacido en Melilla, en el momento de la operación policial estaba destinado en Ceuta.
Para los cabecillas, los ceutíes M.N.M. y A.Ch.A, la Audiencia impone condenas de un año y diez meses de prisión además del pago de 1.900.000 euros. Para el resto, entre los que se encuentran otros dos ceutíes M.A.M.G. y M.M.A.V. además del guardia J.A.J.R., se han dictado condenas de un año de prisión y 600.000 euros de multa, al considerarlos cómplices de la organización dedicada al tráfico de hachís. Dicha sentencia no es firme y contra la misma cabe recurso ante el Tribunal Supremo.
Este dictamen judicial se produce nada menos que doce años después de ocurrir los hechos. Es por ello que en la sentencia se ha tenido como atenuante las dilaciones indebidas rebajándose en un grado la pena señalada.
Los hechos a los que se refiere esta sentencia a la que ha tenido acceso ‘El Faro’ tuvieron lugar en noviembre de 1999 y formaron parte de una operación desarrollada por la Policía Nacional tanto de Algeciras como de Ceuta. Las investigaciones apuntaban a la existencia de una organización que se dedicaba a traer hachís de Marruecos e introducirlo en gomas semirrígidas en el Campo de Gibraltar. En aquella época las embarcaciones salían con completa libertad del puerto deportivo, efectuándose las cargas del hachís para su posterior traslado. Tras varios pinchazos telefónicos y seguimientos efectuados a los sospechosos se procedió a la actuación policial que tendría lugar el 8 de noviembre de 1999. Tal y como indica la Audiencia, los acusados planificaron un desembarco de 578 kilos de hachís en Algeciras que fue abortado, ya en la playa, por la Policía Nacional, comenzando así la cadena de arrestos.
En la sentencia la Audiencia considera que el guardia civil -que es el único de todos los acusados que no ha reconocido los hechos y ha mantenido su inocencia- tenía una vinculación con el grupo. Este agente, con conocimiento de sus superiores, acudía, fuera de servicio, a la empresa Suzuki “para mirar y aprender a arreglar motores” ya que en la unidad en la que trabajaba precisaban de agentes que tuvieran conocimientos mecánicos de lanchas. El guardia aseguró que arreglaba lanchas de la Guardia Civil y de otros clientes pero que era la casa Suzuki la que le encargaba las reparaciones. La Audiencia considera, en base a las escuchas telefónicas logradas, que, al contrario de lo declarado sí existía una vinculación con el grupo.
Así en una de las escuchas, uno de los cabecillas condenados asegura que esa noche no se podrá llevar a cabo un pase porque “me ha llamado uno de mazani (guardia civil), el que nos arregla las gomas, y me ha dicho que no salgamos hoy”. Después cita expresamente el nombre del guardia que le había llamado. La Audiencia señala además que en una de las escuchas se alude a que el agente en cuestión señala que una goma se ha parado porque “la llenaron entera de agua, ¿qué quieres?, no es un submarino, tío”, entendiéndose que se están refiriendo a cargas de hachís.
Entiende el órgano judicial que el agente sabía que las lanchas que reparaba se usaban para el tráfico de hachís, extremo este que el guardia ha negado. Para la Audiencia, no obstante, resulta llamativo que, tras unas escuchas telefónicas a los cabecillas, estos dijeran que habían tenido que despertar “a un verde de la cama, nuestro mecánico, que lo está arreglando ahora”, en alusión a una lancha estropeada.
Por estas y más conversaciones se concluye que sí había relación “continuada y estable” entre el agente y los cabecillas de la organización, sabiendo además que las reparaciones de las lanchas eran para posibilitar el traslado de la droga.
En datos
Organización: De qué se le acusa a cada uno
Según la Audiencia existía un grupo dirigido por los ceutíes M.N.M. y A.Ch.A. Ambos contaban con apoyos de otras personas, entre ellas el guardia civil J.A.J.R. que se encargaba de la reparación de las lanchas y motores con los que el grupo hacía los transportes. El ceutí M..A.M.G. se encargaba de pilotar las lanchas con el hachís y el también ceutí M.M.A.V. era el que adquiría la droga y la proporcionaba al grupo. Con la organización colaboraban los otros dos condenados, S.M.G., de Almería, y A.M.H., de Algeciras, encargados de recoger en la península los bultos.
Sentencia: Todos conformes menos el guardia
Todos los acusados han reconocido los hechos y aceptado así las penas. Todos menos el guardia civil que mantiene que nada tiene que ver con esta historia y que, en el juicio, llegó a decir que confiaba en la “coherencia y justicia”. Ésta le ha respondido con una condena, como la aplicada al resto de imputados. La defensa del agente intentó que no tuvieran valor las escuchas telefónicas efectuadas, que son de hecho el sustento de todo el operativo, al entender que no existían los indicios suficientes -sólo sospechas y conjeturas- como para sacrificar los derechos fundamentales de su patrocinado pinchándole los teléfonos.
vía abierta Posible recurso ante el Supremo
Conocida la sentencia, el caso de marras promete dar lugar a un auténtico culebrón judicial. Si doce años han tenido que pasar para dictarse sentencia, habrá que esperar más aún para saber si es firme.