La noche del 27 de mayo de 2019 se escribió la crónica de una auténtica tragedia. La conductora de un coche patera cruzaba la frontera del Tarajal para entrar en Ceuta en compañía de dos hijas y ocultando a 7 personas de origen subsahariano en distintos huecos del turismo, modelo monovolumen, que dirigía. Terminó chocando contra una vivienda ubicada en Arcos Quebrados y escapando, como cobarde, del lugar. Todavía está en paradero desconocido, no así las dos hijas que la acompañaban. Este martes, aplicándose la figura jurídica de la conformidad, se ha evitado la celebración del juicio bajo Tribunal de Jurado al que iba a enfrentarse una de ellas, acusada de delitos de omisión del deber de socorro y contra los derechos de los ciudadanos extranjeros.
Al reconocer la responsabilidad en ambos delitos, ha sido condenada por la Audiencia a una pena de 2 años por el pase de los inmigrantes y a una multa de 1 mes y 15 días, con una cuota diaria de 5 euros, por haber escapado sin atender a los heridos. La pena queda suspendida durante dos años, habiendo sido advertida de que en un periodo de 5 no podrá cometer delito alguno además de tener que pagar la multa impuesta y el abono de las costas procesales. Su hermana, menor de edad, y que también viajaba en el coche, ya fue condenada por el Juzgado de Menores.
A la llamada I.A.M., de 24 años, la UCRIF de la Policía Nacional le puso los grilletes en julio de 2019, es decir, dos meses después del accidente ya que estuvo escondida en ese periodo. Estuvo en prisión provisional hasta febrero de 2021. Era conocedora del pase que se estaba llevando a cabo con un coche que había sido preparado para la introducción de inmigrantes. Era una auténtica obra de ingeniería preparada para esconder a personas en huecos. Se iba a utilizar durante el verano como coche patera en ese ánimo delictivo por lucrarse con las personas.
Entre los siete inmigrantes subsaharianos –que ya están en la Península- se encontraba una mujer que perdió una de sus piernas al quedar atrapada en el amasijo de hierros en que quedó convertido el monovolumen. Les habían instado a esconderse en zonas del coche que previamente habían sido atornilladas desde fuera, en la defensa e incluso en el salpicadero. Aquellas imágenes que fueron grabadas por FaroTv demostraron la crueldad que se esconde detrás del negocio de los pasadores, los que trafican con la vida de los demás usando la frontera como punto de tránsito.
Cuando el coche se estrelló, las tres ocupantes escaparon, sin reparar en el estado físico de los inmigrantes procedentes de Mali, Senegal o Guinea, como el caso de Fatoumata, la herida más grave que ingresó en la UCI tras perder una de las piernas.
Hoy se ha dictado la segunda condena por estos hechos. Queda una pendiente, la que se corresponde con la ejecutora de este suceso, a la que todavía la Policía no ha localizado y que se presume que sigue oculta en Marruecos.
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