Condenada por encubrir el intento de pase de un sirio a la península

Evita prisión y pagará una multa. La Policía busca al presunto autor intelectual. El CNP destapó el caso en el Tarajal

Una mujer resultó ayer condenada en la Sala de lo Penal número Uno de nuestra ciudad a medio año de prisión por incurrir en un delito de encubrimiento, toda vez que fuera consciente del intento de pase de un inmigrante sirio sin papeles a la península y aún así actuara para obtener un beneficio particular.
Asimismo, otra persona, en este caso un hombre, está acusado por el mismo delito pero, tras no compadecer a la vista oral celebrada ayer y no justificar tal ausencia de modo alguno, la magistrada juez titular del mencionado órgano de lo Penal decretó una orden de búsqueda y captura para dar con su paradero y poder realizar un juicio en pos de esclarecer su actuación en el caso.
Respecto a la condena que se le impuso a la mujer, seis meses de cárcel, es preciso señalar que la misma quedó sustituida por el pago de una multa de tres euros al día durante un año, lo que hace un total de 1.080 euros. De tal modo, evita el ingreso en la cárcel. La condenada reconoció los hechos y acto seguido mostró conformidad con la pena que para ella solicitaba el Ministerio Fiscal.
Todo ello es la consecuencia judicial de unos hechos que se remontan al 8 de mayo pasado cuando la condenada, según quedó ayer probado mediante sentencia firme, acudió al encuentro de un inmigrante de nacionalidad siria en la zona del Tarajal con el objeto de cobrar 400 euros, cantidad que el sirio debía fruto de un acuerdo mutuo y previo mediante el cual iba a ser ayudado para conseguir su objetivo de cruzar a la península. Este intento fue en balde por varios motivos: la mujer no recibió el dinero y fue sorprendida por agentes del Cuerpo Nacional de Policía, quienes tras estudiar el caso, lo pusieron a disposición judicial; y el sirio no consiguió su objetivo de cruzar hacia la península.
Según entiende el Ministerio Fiscal, el otro acusado también participó, considerándolo de hecho el cabecilla de la trama, con sede en Marruecos. Esta circunstancia, obviamente, deberá ser probada o desmentida por la Justicia. Destacar también que las Fuerzas del Orden saben la identidad del acusado pero no su paradero. Mientras tanto, la condenada ayer se le considera, por contra, la intermediaria entre inmigrante y el autor intelectual, de ahí que fuera finalmente condenada por un delito de encubrimiento.