El Partido Popular ha solicitado autorización para organizar el próximo día 13 de marzo a las 19.00 horas una concentración de apoyo a la Guardia Civil. Defienden la necesidad de que los ceutíes muestren su apoyo a la Guardia Civil como Institución, toda vez que está siendo atacada injustamente por los hechos ocurridos en nuestra frontera. Desconocemos por qué considera el Partido Popular que estamos siendo cuestionados, porque los guardias civiles no creemos que se esté cuestionando a la Guardia Civil, se está cuestionando una intervención puntual realizada por miembros de la Guardia Civil.
Hasta ahora no hemos visto al Partido Popular solicitar autorización para defender la honorabilidad de la clase política que está siendo cuestionada por la sociedad por los casos de corrupción que azotan al país de una manera brutal, inmoral e inhumana, porque mientras niños y familias enteras no tienen nada que llevarse a la boca, sólo en Baleares los jueces y fiscales han recuperado 50.000.000 de euros que políticos corruptos, asesores y un entramado de gentuza han robado a los ciudadanos españoles.
Cuestionar en democracia es saludable, coherente y legítimo siempre que se haga desde la legalidad, como se deben hacer las cosas en los países democráticos: acudiendo a los juzgados a denunciar. Esto es lo que han hecho algunas organizaciones y AUGC agradece que actúen utilizando estas herramientas, porque los jueces españoles han dado sobrada muestra de honestidad e independencia. Los guardias civiles honrados estamos tranquilos si estamos en manos de los jueces. Otras cosas son las descalificaciones de tabernas y juicios temerarios de organizaciones y personas que solo buscan un espacio en los medios de comunicación. A estos últimos, nuestro desprecio más absoluto.
Los guardias civiles, no la Guardia Civil, hemos echado en falta muchas cosas. Como profesionales, que hubieran considerado nuestra reclamación de personal, medios y protocolos para proteger jurídicamente los derechos de los guardias civiles e inmigrantes que legítimamente -como seres humanos- tratan de llegar a un continente que les dé la posibilidad de comer, vivir dignamente y de ser respetados como personas. Todos lo intentaríamos en esas circunstancias. Ninguno de los que perdió la vida era ni mafioso, ni millonario, ni delincuente, eran personas necesitadas de pan y libertad. Los que tienen dinero adquieren el permiso de residencia comprando en el país viviendas de 500.000 euros, entran libremente, aunque el dinero no es sinónimo de honradez.
Hemos echado en falta esto como guardias civiles, pero como ciudadanos que también somos, hemos echado en falta la declaración de DÍAS DE LUTO POR LA MUERTE DE ESTAS PERSONAS Y LA REPRESENTACIÓN DE NUESTROS POLÍTICOS EN LOS ENTIERROS, porque la vida de un mendigo, un inmigrante o apátrida vale igual que la de un millonario. Estamos hablando de una tragedia de repercusión mundial y deberíamos haber dado una respuesta humana y de representación a la altura de un país democrático desarrollado, pero estos muertos no dan votos. Estos muertos no serán reclamados por sus padres o familiares.
Pero ahondando más en el problema de deshumanización en el que nos encontramos, es más deprimente que ni los inmigrantes acogidos en Ceuta hayan ido a despedir a sus compañeros muertos o que en la concentración homenaje a las víctimas asistieran ciento cincuenta personas y muy pocos negros o inmigrantes, porque están unidos por etnias, nacionalidades, colores o hechos puntuales, no como seres humanos o lo que es lo mismo, vienen buscando solidaridad y son insolidarios hasta con los que sufren el fenómeno migratorio.
El problema del mundo no son los políticos, ni el deshielo, ni la falta de recursos para tantos millones de personas, el problema es que los poderes fácticos nos han convertido en seres individuales e incapaces de sentir que los problemas de los demás son los nuestros propios, porque nos han adoctrinado para que nuestra ceguera moral nos impida ver que quizá dentro de cien años las alambradas y los cayucos las ocupen nuestros biznietos. Será entonces, si Dios existe, que desde el cielo diremos “Yo pude hacer algo más”, pero no por los que van en los cayucos, sino porque en el cayuco va mi biznieto. Pero, lamentablemente, ni Dios nos hará cambiar, porque son muchos años de adoctrinamiento de los poderes fácticos, de los que se quedan hasta con nuestras miserias y se apoderan de nuestros sueños. Estos últimos ya ganaron la batalla y nos convirtieron en egoístas, individuales y, sobre todo, en cobardes para plantarles cara.
Así son las cosas y no se confundan, si van a la manifestación lo harán para apoyar al PP y su política de inmigración. Los guardias civiles y la Guardia Civil lo único que hacemos es cumplir lo que nos ordenan, porque ese es nuestro cometido constitucional: cumplir y hacer cumplir las leyes. Y así será siempre.