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“Con los Regulares se hizo lo que se quiere hacer ahora en Afganistán”

Dedica su vida (ahora) a la enseñanza de los futuros oficiales. El coronel Benito Tauler Cid, jefe de estudios de la Academia de Infantería de Toledo, pasa por Ceuta esta semana para participar en los actos que conmemoran el Centenario de Regulares.

Una unidad en la que, sin haber servido, se muestra muy interesado por el tema del que ayer habló en el Casino Militar, en la calle Camoens: ‘Las Fuerzas Regulares como factor de integración’. Esta tarde, las charlas continuarán y será el general Francisco Ramos Oliver el que se encargará de hablar sobre la creación y organización de las Fuerzas Regulares. A la misma hora, las 20.00 pero en el Salón de Actos del Palacio de la Asamblea.
–¿Por qué ha elegido el tema de la integración y los Regulares?
–El coronel Faura, jefe del Grupo, tuvo la amabilidad de invitarme a compartir algunas ideas. Y uno piensa que hablar de Regulares es difícil, porque es un dilema y todo está escrito. Siempre hay una cosa que me llamó la atención: es la más condecorada. Sobre esa base y uniendo una serie de ideas de la organización del Ejército Español desde los Reyes Católicos, siempre hemos tenido unidades de no nacionales. Incluso en la época de los Aubsburgo y de los Borbones, se llamaba el ‘Ejército de las Naciones’. Al lado de los nacionales, había irlandeses, valones, italianos... pero nunca antes se firmaban acuerdos de una persona con la corona. Regulares supone un paso distinto.
–¿En qué sentido?
–Es una unidad que combina al peninsular y al indígena, y esa simbiosis me ha hecho leer.
–¿Qué aportan las unidades de no nacionales a un ejército, porque además del español hay otros que también las incluyen?
–Sí, otros la tienen. Pero la diferencia es que lo que teníamos era una unidad homogénea desde su coronel hasta el último soldado. En función de la similitud de esa nación con la nuestra, tenían unos derechos que luego les permitían la expansión al resto del Ejército y la sociedad. Conseguíamos una terrible cohesión, y muchos se hacían españoles.Por ejemplo, el regimiento Ultonia de irlandeses defiende Gerona en la Guerra de la Independencia. En otros países, era muy difícil alcanzar la oficialidad.
–Eso me recuerda a apellidos y personajes como O’Donnell
–Por ejemplo. Pero también Sheffield, en Blake, en Palafós cuyos orígenes procedían de Italia, o pensamos en toda la oficialidad de la guardia Valona que se difunde en las colonias. O’Reilly, que fue ministro de Defensa en 1800... son muchos los apellidos.
–Es decir, la creación de Regulares no es un invento que salga de la manga, sino que sigue una filosofía previa, ¿no?
–Para que te hagas una idea, en 1708 el Gobierno Español concede a los primeros indígenas del Norte de África el traslado con sus familias al Puerto de Santamaría. En 1909, por servir en la unidad de la Milicia Voluntaria Indígena de Ceuta, a los dos años se conseguía la nacionalidad española.  Las unidades de Regulares son un paso más en ese sentido. Se van a emprender campañas en África, y se hace necesario gente que conozca el ambiente, diferente. ¿Qué mejor que un indígena? Necesitamos saber manera, de cualquier conflicto: las almas y corazones, como dicen los americanos, como estamos  intentando hacer en Afganistán.
–¿Cómo?
–Es esa labor social y militar. Por ejemplo, crear escuelas. Claro, al principio eran sólo para los que iban a Regulares, pero al crearse esa expansión, ahí va todo el mundo. Desde el primer momento buscan en Regulares, por ejemplo, personal casado, y toda la sociedad entra. Ciñéndonos al norte de África, es un Protectorado, algo ligeramente diferente a una colonia. Hay que respetar el acervo cultural. Y los oficiales peninsulares aprenden árabe. Pero los indígenas también aprenden castellano. Lo que hicimos en 1911 es lo que hacemos ahora.
–Dicen que la Semana Trágica de Barcelona fue la causa. ¿Más bien detonante?
–Puso de manifiesto la necesidad de contar con unidades que supieran a qué nos íbamos a enfrentar. Y luego, que la actuación en el tiempo no es la misma hasta que se aclimatan las peninsulares, como los regimientos de una tradición africana en Ceuta o Melilla. Porque el ambiente se conoce.
–¿Además de la integración social, qué beneficios militares aportan estas unidades, aparte de conocer el terreno?
–Todas. Lo más importante es la unidad. Empleamos esa palabra de muchas formas, lo importante es formar un bloque cohesionado. Conseguir no sólo un medio de vida, sino darles una capacidad de vida. ¿Qué buscan? Una estabilidad, continuidad, no pura técnica militar, sino tener una herramienta que, cuando termina el trabajo técnico, salga y se establezca la corriente. Son detalles. Por ejemplo, la importancia que tenían las lecturas de español a los no nacionales.
–Pero llega el fin del Protectorado, y Regulares sigue. ¿Por qué?
–Quizás habría sido lo lógico, pero era la unidad más condecorada, y el Ejército cuida sus tradiciones.

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