Este agente fue el negociador que logró convencer al interno de Punta Blanca para que liberara a la psicóloga que retenía en una habitación de aislamiento.
La jornada del miércoles fue bastante ajetreada para José Ángel Uceda, subinspector de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) y su grupo del Cuerpo Nacional de Policía. A la detención de cinco marroquíes con antecedentes en los acantilados del Recinto, se sumó su intervención como negociador en la liberación de la psicóloga retenida por un interno en el Centro de Menores de Punta Blanca. Pese al reconocimiento de los trabajadores, quienes destacaron su entereza y determinación, Uceda no escatimó en agradecimientos hacia el centro de Punta Blanca y su director por la colaboración prestada.
–¿Qué ocurrió cuando entró en la habitación?
–En la primera toma de contacto comprobé que todo lo que se me había dicho era cierto. Cuando entré en la habitación, el menor y la psicóloga se encontraban en una esquina de la habitación. Cuando se dice menor parece que se habla de un niño de 12 años, pero es físicamente corpulento y fuerte. Tenía a la psicóloga asida, fuertemente, por el cuello y con la otra mano tenía un objeto, que no se llegaba a divisar, pero sí sobresalía una arista muy punzante la cual le estaba oprimiendo una parte del cuello.
–¿Qué le dijo al verle?
–Me preguntó quién era yo. Estaba en una actitud muy violenta, exaltado y muy nervioso. Me identifiqué como agente del Cuerpo Nacional de Policía, le dije que yo iba a ser su interlocutor y entablamos una conversación, un diálogo para ver qué era lo que le pasaba y qué no le pasaba. Después de un rato de estar hablando con él, al final conseguí que soltara a la psicóloga, que es de lo que se trataba. Liberar a la víctima para que no sufriera ningún daño. Posteriormente, procedimos a la inmovilización de este individuo.
–¿Por qué actuó de paisano pese a identificarse como policía?
–Estamos hablando de personas que tienen un historial delictivo grande. Entonces, casi siempre, suelen sentir una gran animadversión hacia el uniforme, hacia la Policía. Ante estas situaciones tan tensas en las que la persona no razona, está nerviosa, alterada, me refiero al agresor, hay que facilitarle el clima de distensión, de tranquilidad. Un uniforme tal vez le imponga rechazo por su vida normal. El ir de paisano dulcifica la situación.
–¿Cómo persuadió al agresor para que dejara a su víctima?
–Dentro del programa del formación del Cuerpo Nacional de Policía se da Psicología, Sociología... O sea, que el agente está perfectamente formado en muchas materias. El policía no es sólo un policía que repele o disuade. Nosotros estamos formados para poder actuar ante diversos tipos de situaciones. Luego cada uno, dependiendo de cómo viva este Cuerpo y esta profesión tan maravillosa que tenemos, a nivel personal, también se interesa por formarte más todavía.
–En este caso concreto, ¿qué argumento utilizó?
–Si me permite, no puedo decírselo porque desvelaríamos técnicas que no es bueno publicarlas. Sobre todo para que, en el futuro, este tipo de actuaciones puedan llegar a buen fin. Aunque de este tipo violento, esperemos que no se vuelvan a repetir.
–¿Cómo estaba la trabajadora?
–La pobre mujer, dentro de la situación en la que estaba, pues la verdad es que aparentemente mantenía la calma. No perdió en ningún momento los estribos cuando normalmente una víctima ante estas situaciones suele tener diversas reacciones.
–Este tipo de intervenciones, ¿se dieron con anterioridad en Ceuta?
–No. La verdad es que no. Yo en los cuatro años que llevo aquí en Ceuta es la primera. Bueno, también ocurrió con un inmigrante del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes, CETI, hace dos años. No fue un acto violento, se había encaramado a la chimenea del barco de Balearia, un lugar de muy difícil acceso, y si no lo hubiésemos convencido para bajar por sus propios medios, no hubiéramos podido bajarle. A no ser que hubiésemos utilizado otras técnicas más disuasorias.
–En el caso de Punta Blanca, ¿se puede considerar que liberó a un rehén?
–Sí. Desde el momento en el que una persona está privada de su libertad y de su capacidad de movimiento, es un rehén. Cuando una persona está reteniendo a otra, más aún cuando estamos hablando de un objeto que, en este caso, era un trozo de loza muy cortante, le hubiera podido cortar el cuello perfectamente, la yugular, y hubiera podido fallecer, se trata de un rehén.
Caballas
Incidente “desgraciado” y reivindicación de un nuevo centro
Aróstegui tildó de “desgraciado” el incidente y mostró su “solidaridad” con la psicóloga agredida. "La plantilla de Menores no es la que necesita el Área y la Ciudad precisa obviamente de un nuevo centro, reivindicaciones en la que se puede y se debe incidir", añadió el portavoz de la formación local.
PSOE
Apuesta por una “comisión que haga un diagnóstico” Expresaron “nuevamente” su apoyo a los profesionales del Área de Menores de la Ciudad Autónoma, en especial a la trabajadora agredida. Aseguró que “a veces” este colectivo realiza su labor “no con los mejores medios”. Por ello, aprovecharon para reiterar la necesidad de poner en marcha una serie de actuaciones de “mejora” a partir de la creación de una “Comisión que haga un diagnóstico de la situación”.
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