Semanas de intensas negociaciones han fructificado en un pacto de investidura conforme a 150 medidas rubricadas en el Congreso de los Diputados por los portavoces parlamentarios de Partido Popular y Ciudadanos, Rafael Hernando y Juan Carlos Girauta.
Ambas formaciones han tejido un plan tanto para la regeneración institucional como para dar un nuevo empujón a la economía, con atención prioritaria a los colectivos más vulnerables.
Por cierto, 100 de las 150 medidas consensuadas son idénticas al programa suscrito a primeros de año entre Albert Rivera y Pedro Sánchez en su intento de conformar un Gobierno alternativo. Por tanto ¿cómo explicaran los socialistas su voto negativo? Frente a la reiterada acusación de inmovilismo el Partido Popular ha respondido con flexibilidad negociando y consensuando condiciones para combatir la corrupción y regenerar la política española.
Con este pacto el Partido Popular no solo sumará 170 diputados, sino que acepta muchas de las cuestiones esgrimidas por el líder del partido socialista en el mes de marzo: paralización de la LOMCE, pacto de Estado por la Educación, otro contra la violencia de género, supresión del denominado impuesto al sol, desarrollo pleno de la Ley de Dependencia, la dación en pago para saldar la deuda histórica, etc.
Suceda lo que suceda, resulta más que evidente que el Partido Popular ha respondido, desde la responsabilidad y la coherencia, a las exigencias ciudadanas al consensuar un amplio acuerdo de investidura. Un acuerdo que incluye muchas de las problemáticas que ocupan y preocupan no solo a los españoles, sino también a los líderes de la izquierda de este país. Por tanto, sería incomprensible para la ciudadanía que el PSOE no aproveche esta oportunidad cuando se viene pronunciando en este sentido en las últimas campañas electorales.