“Eso lo tendrías que escribir, José Manuel”, le dijo Daniel Monzón a José Manuel Caamaño mientras éste le asesoraba en el rodaje de la taquillera película ‘El niño’. A partir de ahí, el comisario del
Cuerpo Nacional de Policía en Ceuta consideró que quizás no era tan descabellado reunir todas esas historias que había vivido como investigador en el CNP en una novela, naciendo así ‘Bebedores de té’, su primer libro. Todas estas anécdotas las fue relatando el mismo Caamaño en la presentación de la novela y que logró un lleno absoluto en el salón de usos múltiples de la
Biblioteca del Estado. Acompañado por amigos y por los amantes de la
literatura policiaca, el recién estrenado escritor fue confesando de dónde esta novela y como muchos de los personajes que aparecen en ella son adaptaciones a la ficción de personas que existen en la vida real. Con esto, el escritor quiso aclarar que no toda la novela se basa en experiencias vividas por él, pero reconoció que tiene mucho de realidad y también parte de ficción. Dada su dilatada experiencia profesional en el ámbito de la investigación, la base del libro es el narcotráfico y su persecución policial, queriendo de esta forma dar a conocer el trabajo llevado a cabo por la policía en este tipo de casos, que en muchas ocasiones es desconocido por la sociedad. Los que ya la han leído aseguran que se trata de una novela que engancha de principio a fin y da pie a que se puedan dar segundas partes. De momento y como primicia, Caamaño adelantó que ya ha tenido ofertas para llevar su texto a la pantalla, aunque aún se desconoce si a la televisión o al cine. El mismo Daniel Monzón, quien le mandó un mensaje grabado que se emitió durante la presentación, insistió que el libro tiene todos los requisitos para convertirse en una serie o en una película. Cauto, pero contento con los resultados, el policía confiesa recibir con alegría esta nueva faceta como escritor donde puede relatar y pintar de ficción todas esas historias vividas en su dilatada carrera profesional, que ya se extiende a los 45 años, pudiendo explicar todo lo que hay detrás de estas operaciones tan comunes en la actualidad.