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Comentarios “a vuela pluma”

He cruzado el Estrecho, y ya estoy en Ronda, tratando de restablecerme de esta dolorosa afección en la pierna izquierda que padezco desde hace un par de meses. Aquel gran militar que fue Comandante General de Ceuta, Bada Requena, quien tras sufrir un accidente fue dado de alta en el Hospital con una secuela que, según el parte correspondiente, suponía “una ligera claudicación al caminar”, comentaba con humor que “así es como llaman los médicos a una 'jodía cojera'”. Pues eso es, precisamente, lo que intento evitar, a base de unos masajes que no se los deseo a nadie.
Mientras tanto, nuestra ciudad se ha visto afectada por algunos acontecimientos a  los cuales voy a aludir un poco “a vuela pluma” (así lo escribe la Real Academia, indicando que tal expresión hace referencia a lo que se realiza con rapidez y sin pensarlo demasiado). Aunque, tal y como están las cosas  en la actualidad, más bien habría que decir “a vuela ordenador”.
El lamentable caso de las intoxicaciones alimentarias padecidas por los menores residentes en los Centros “La Esperanza” y “Punta Blanca” se ha resuelto, por fortuna, sin tener mayores consecuencias sobre el estado de salud de los afectados. He leído las virulentas acusaciones dirigidas con dicho motivo por la oposición al Gobierno de la Ciudad, de las que estoy seguro que cualquier observador neutral habría sacado la conclusión de que tanto Vivas como  Márquez y Susana Román acudian con nocturnidad y alevosía a dichos Centros para sembrar de “salmonella” los alimentos destinados a ser consumidos por los menores. ¡Qué disparate! Y, además, solicitando la comparecencia de Susana Román, que llevaba una semana en el cargo. Aquí, por lo visto, no se respeta esa regla política, universalmente cumplida en democracia, de dar un margen de cien días. Aquí  van a por todas, aun cuando no se tenga razón.
Por otro lado he de hacer referencia al tema de ese proyecto del Gobierno encaminado a dar el voto en las elecciones locales, mediante tratado de reciprocidad, a los marroquíes residentes en España. Lo ha anunciado, muy ufana, la Ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, pero antes, en una entrevista a tempranas horas en la COPE, ya se lo oí comentar al Embajador español en Rabat, José Alberto Navarro, ex-Jefe de Gabinete de Javier Solana y ex-Secretario de Estado con Moratinos. El susodicho Navarro lo planteó como un gran avance, y aunque el entrevistador le expuso su duda al respecto, optó por no responder, Celebro la más que fundada reacción de nuestros parlamentarios. Ningún gobernante del mundo otorgaría el derecho a votar, en ciudades sometidas  a reclamaciones territoriales por parte de un tercer país, a los súbditos de dicha nación que residan en ellas. Ningún gobernante -aclaro- que tenga sentido de Estado y esté dispuesto a defender la integridad y la unidad de la nación.  Bastante permeables son ya nuestras fronteras.
Pero es que, además, las Ciudades Autónomas de Ceuta y de Melilla, como consta en sentencia del Tribunal Constitucional, no son meras corporaciones locales, sino un híbrido entre ellas y las Comunidades autónomas, pues cuentan con competencias muy superiores a las propias ,de los Ayuntamientos. Así lo prueba el propio Real Decreto 424/2011, que convoca “elecciones locales y a las Asambleas de Ceuta y Melilla”, diferenciando perfectamente lo uno de lo otro. Mientras los sobres y las papeletas para las municipales son blancas, las destinadas a las Asambleas de estas dos ciudades tienen color sepia, y se distinguen además por llevar impresa la frase “Elecciones para la Asamblea de Ceuta” y, en su caso, “de Melilla”. Por tanto, si se quiere obrar cuerdamente, hay razones más que suficientes para excluirnos de tan discutible proyecto.
Ya es triste que muchos españoles de los que votan aquí, con su DNI, posean también documentación marroquí, sin que exista -ni falta que hace- tratado de doble nacionalidad. De dar solución a  eso bien que podría ocuparse el Gobierno de nuestra Nación.  No es de recibo que un país con el que, oficialmente, nos une una gran amistad, se permita negar la nacionalidad española que legítimamente posee a un amplio colectivo de residentes en Ceuta o Melilla, solo por sus nombres y apellidos, y a cambio les facilite la suya. Solucionar ese dislate es tarea que corresponde a la Ministra Jiménez y al Embajador  Navarro, y no meterse en camisas de once varas, como están haciendo.

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