Una cosa son las relaciones entre España y Marruecos a nivel de Estados limítrofes y otra las citadas relaciones entre habitantes de ambos países.
Independientemente de las conversaciones, cesiones, negociaciones, rectificaciones, negaciones e incumplimientos entre España y Marruecos a lo que ambos llaman Relaciones de Alto Nivel (RAN), están los ciudadanos normales.
Los ciudadanos marroquíes, por ejemplo, cada vez vienen más a Ceuta como destino turístico o en tránsito hacia Europa. Cierto que los económicos vuelos desde Tetuán o Tánger a ciudades españolas, han multiplicado sus visitas sobre todo a la Costa del Sol, pero igualmente se están recuperando los viajes en barco por las ventajas del traslado en coche. Y se advirtió también un ascenso en el número de ciudadanos marroquíes que, con sus correspondientes vehículos, llegan a Ceuta a comprar, alojarse en hoteles, disfrutar de la gastronomía o visitar la ciudad, aunque falta una guía en francés y árabe, enfocada sobre todo a este turismo creciente. Por ello, es preciso valorar esta afluencia en auge que convive en general en un ambiente europeo a escasos kilómetros de sus domicilios. Cierto que deben soportar ciertos inconvenientes y controles pero, a pesar de todo, no cesan de llegar. Y en Ceuta debemos valorar también estas circunstancias, acogiéndolos debidamente, aunque en su momento se clausuró el proyecto Intervip que pretendía atender de forma especial a este turismo de alto y medio nivel que cuenta además con sus visados en regla.
Y los ciudadanos de Ceuta respecto al país vecino, han vendido en gran parte sus casas de vacaciones en Marruecos, limitando o anulando sus traslados, sobre todo a causa de la incertidumbre respecto al tiempo de espera y problemas en la frontera al ir o venir. Solo la población musulmana local sobre todo, sigue realizando traslados, a veces por razones familiares u otras, aunque en número menor que antes de la crisis fronteriza. El resultado ha sido que se realizan muchas menos compras, inversiones, estancias, visitas a restaurantes en Marruecos, revirtiendo todo esto en beneficio también del comercio de Ceuta, también respecto a las grandes superficies.
"Marruecos y España tienen mucho que perder al dejar de normalizarse las relaciones en las fronteras de Ceuta-Melilla"
Resumen, menos ingresos para el sufrido pueblo marroquí y aumento de las transacciones económicas para Ceuta. Por el contrario, si se normalizara la situación, Marruecos vería desarrollarse su zona norte con turismo procedente de Ceuta o de la Península, retorno de las inversiones que se han perdido en toda la costa y, en caso de contar con una Aduana razonable de condiciones claras, podría controlar el paso de mercancías que se vería abastecido de pequeños o medianos envíos, porque las grandes exportaciones seguirían llegando por Tangermed. Igualmente, tendría asegurada la venta a ciudadanos ceutíes desde IKEA a otros establecimientos marroquíes. Resumiendo que el país vecino, en caso de una normalización de la frontera con Aduana y compras reguladas del turismo, ganaría en imagen ante España y Europa, desarrollando de paso el norte, tan necesitado de un empujón económico y social.
Marruecos y España tienen mucho que perder al dejar de normalizarse las relaciones en las fronteras de Ceuta-Melilla y quizás ambos países no han calculado de forma real los perjuicios de todo tipo que podría seguir acarreando una situación donde Marruecos marca la pauta y transmite a España una imagen de prepotencia y falta de diálogo, apareciendo esta última como inexplicable víctima conformada con su suerte.