El servicio de comedores de verano en los centros escolares de Ceuta reducirá 200 plazas para el próximo período que arrancará el 2 de julio. El descenso en la oferta este verano viene motivada por el cierre de los colegios Ortega y Gasset, y García Lorca, donde se acometerán trabajados de obras de diferente índole, en el caso del primero la retirada de amianto, que impedirán el normal funcionamiento del servicio.
A los alumnos afectados, que suman unos 200 entre los dos centros, se les ofrecerán diferentes alternativas para que puedan disfrutar del servicio que gestionan conjuntamente las consejerías de Educación y Sanidad y Servicios Sociales. Una vez comience el periodo de inscripción las familias deberán dirigirse a su respectivo centro educativo donde los trabajadores sociales les facilitarán la posibilidad de concurrir al comedor más cercano, o bien por domicilio o por su centro educativo de referencia.
En total se ofertarán 700 plazas respecto a las 900 del periodo anterior. Sin embargo, desde las consejerías, señalan que la asistencia media se ha cifrado en los últimos años en un 75% y un 80%. Así, el verano pasado, el servicio contó con un total aproximado de 500 beneficiarios, por ello, calculan que pese al descenso no se llegarán a cubrir todas las plazas ofertadas.
Pese a estas bajas, derivadas de causas extraordinarias, el resto de centros, cinco en total, seguirán ofreciendo el servicio sin ningún cambio. En este sentido los colegios Ramón y Cajal, Andrés Manjón, Reina Sofía, Príncipe Felipe y Pablo Ruiz Picasso abrirán poco después de las 10.00 horas y las del comedor, a la una de la tarde, cuando el personal de cocina ya tengan listas las comidas, confeccionadas sobre criterios de variedad y salud.
Este año, como novedad, el servicio de comedor estará externalizado y será la empresa adjudicataria del contrato la encargada de servir las comidas que asegurarán las necesidades de los alumnos en aspectos tales como la aportación energética, el equilibrio adecuado de los nutrientes, la frecuencia y variación en el consumo, la limitación del exceso de sopas y fritura o el mantenimiento de la cadena de calor. Además, los menús deberán ser elaborados por un nutricionista. Por su parte, el transporte de la comida se realizará en recipientes isotérmicos debidamente homologados para el transporte de alimentos, así como por un medio de transporte adecuado para esta actividad.
En total, el número de menús servidos a lo largo del verano de 2017 alcanzó los 21.617, lo que supuso un coste de 100.709 euros.