La obra de la pasarela de Miramar enfila ya su recta final con la colocación del suelo de resina que se llevará a cabo en estos días, acometiendo así una de las últimas intervenciones a desarrollar antes de dar por concluida una obra, cuya finalización se anunció para el pasado mes de abril. Ciertos retrasos, motivados por las inclemencias meteorológicas que han paralizado las actuaciones en momentos puntuales, colocan el horizonte del fin de obra a finales de este mes aproximadamente.
El suelo de resina es antideslizante y su elección responde a su durabilidad ante los fuertes vientos de levante que combaten la zona y la humedad existente. El resto de materiales también han sido elegidos con vistas a estas condiciones meteorológicas.
Una vez finalizada la colocación del suelo, se pasaría a una última fase: la prueba de carga que podría tener lugar la segunda mitad de este mes de junio. Sería la última intervención antes de abrir la pasarela al público y unir así la barriada de Miramar con el paseo marítimo que transcurre hacia la frontera del Tarajal y la playa de la Almadraba.
La obra está dotada con una partida de 1,5 millones de euros y tiene un marcado componente desde el punto de vista de la mejora en la seguridad de los viandantes, al evitar el cruce por zonas de alto riesgo de atropello para los peatones.
La tarima es de resina y se ha elegido por su durabilidad en zonas con elevada humedad
La pasarela se concibe con un diseño moderno y una estructura singular novedosa en nuestra ciudad, ya que no lleva los pilares tradicionales, sino un conglomerado metálico que situará este puente a cinco metros y medio por encima de la carretera, tal y como estipula la normativa de puentes situados por encima de la carretera, así como a 12 sobre el nivel del mar.
Las barandillas están elaboradas en acero inoxidable y a lo largo del recorrido se colocará iluminación LED.
El puente tiene una longitud de 40 metros y realiza un giro sobre la playa para completar su trayectoria. Su apertura al público supone la eliminación de las dos escaleras de acceso a la playa, por lo que la pasarela es la única forma de llegar hasta la zona de baño, requisito estipulado por Costas para limitar los accesos a zonas de baño.
El proyecto también incluye una reforma de 150 metros del acerado de la avenida Martínez Catena, a la altura de Miramar y que, a partir de esta actuación, alcanzará el cruce de la Almadraba. Las aceras se ampliarán hasta 1,80 metros, en respuestas a los requisitos exigidos por la Ley de Accesibilidad.