Opinión

El tormento y el éxtasis

La excelente película  dirigida por Carol Reed , ofrece las agrias discusiones entre el Papa Julio II y  Miguel Ángel para que este pintara los frescos del techo de la Capilla Sixtina, pero el sometimiento exacerbado al que somete el Papa a Miguel Ángel para  lograr algo sublime tuvo en aquél tiempo una cierta lógica ante el resultado final. El esfuerzo que llega a ser  un tormento para  para lograr el triunfo, es lo que indica el título de la película en español.

Claro está que se puede asimilar esa idea de penitencia ante un logro mayor en otras facetas de la vida ligadas en general a objetivos importantes. ¿Pero que se obtiene cuando el presidente de un país  labora insistentemente por y para  su destrucción  fomentando la desunión o desbaratando los poderes que lo soportan solo por el prurito de estar unos días más en el poder? ¿Es ese el éxtasis, el mal por el mal para mantenerse en el poder? Porque yo quisiera conocer una, solamente una, acción positiva de este Gobierno. Desde que llegamos a la democracia parlamentaria la intelectualidad política y cultural ha repetido que la existencia de los  tres poderes independientes ya conocidos conforman  la base  indispensable para su consistencia en el tiempo y son  fuente de libertad en todos los sentidos,  siendo  la columna vertebral de todos ellos el poder judicial. Y  hemos creído en ello y lo hemos asumido,  por ello ahora vemos  con estupor que esos pilares están siendo destruidos y sorprendentemente lo soportamos  sin levantar la voz, o no con el vigor necesario para impedirlo. Podemos tener un estado coronado por una monarquía o una república,  o un gobierno de un color o de otro, con un parlamento más escorado a la derecha que  a la izquierda, o viceversa, el Estado permanece sólido si el poder judicial es independiente. Es el pilar básico. Todos los esfuerzos que hagamos para consolidarlo fortalecen a la Nación, y a toda la sociedad y a los ciudadanos que la conforman,  lo contrario la destruye, lentamente si se quiere, pero la destruye.

En la época de Franco todo estaba en sus manos, pero  sabíamos que era un dictador y que más tarde o temprano esa asunción de poder atosigante terminaría. Así llegó la Constitución con sus tres poderes y la democracia parlamentaria basada fundamentalmente en el poder de los partidos políticos como directores de la sociedad originalmente para resolver sus problemas, y preferentemente para acomodarse en el poder, arrogándose , también gracias a las  leyes electorales en  un poder como únicos voceros del sentir popular  pidiendo  el voto para sus representantes, y una vez conseguido, simplemente ignoraban a su electorado cuando  no lo  despreciaban, así hasta las próximas elecciones, y en su cercanía se arreglan calles, se asfaltan carreteras y se pinta de blanco lo que estaba obscuro. Es el regalo para no recordar las promesas incumplidas, de nuevo se ofrecen dádivas y promesas que no se cumplirán.  El sistema electoral permite que el poder  ejecutivo se  funda con el  poder  legislativo,  por lo que uno de los contrapesos cae. Las sesiones de control de los Diputados a los miembros del gobierno son espectáculos inanes. El presidente  del gobierno ante una pregunta específica nunca responde o responde algo que no tiene que ver con el asunto en  cuestión o no asiste y deja la respuesta, también inane a otro colega, mientras la presidente del legislativo, compañera del partido del gobierno, ni interviene ni se le espera. Todo ello sin el máximo rubor  despreciando a los representantes de los españoles.

Las preguntas cruciales sobre política exterior  o interior se quedan sin respuesta como en cualquier país autocrático y los ciudadanos   desconocen las razones del  porqué se realizan unas políticas u otras. Si además el Gobierno se empeña en legislar mediante la artimaña del Real Decreto Ley, 134 en lo que va de legislatura, lo que según la CE solo está permitido en casos de urgente necesidad, la conclusión es clara, el ejecutivo, ahora más que nunca, se ha fusionado por absorción  con el legislativo. En nuestra democracia actual solo existen  dos poderes: el ejecutivo- legislador y el judicial. Y siguiendo la senda del tormento, ahora se va a la caza del judicial.

Hasta ahora, el poder judicial, ubicado como el primer pilar que sustenta la Constitución y si el cual no es posible democracia alguna, es el único que se ha podido librar parcialmente de las garras de los políticos y ha albergado reclamaciones de los ciudadanos contra los desmanes de los políticos centrados en la corrupción una vez llegados al poder en vez de solventar honradamente las cuitas y darles verdad a las promesas realizadas. Sin embargo ese pilar fundamental para nuestra democracia, como antes el legislativo, empieza a cuartearse. Por una parte por culpa de los miembros del universo judicial, que deseando otros horizontes,  prefieren pasar a la política y salir a la luz en vez de dedicarse a la sublime, pero muda y alejada de los focos, tarea de enjuiciar,  manteniendo los principios generales de independencia y  neutralidad. Entre los flancos que ayudan al debilitamiento del poder judicial y del que se aprovechan los políticos se encuentran el paso fácil a la política de los jueces y magistrados y su retorno al poder judicial con absoluta libertad , la creación de Asociaciones en el seno del poder judicial, y la forma de elección y atribuciones  de los Magistrados por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ.

El pase  a la política  de los jueces sin tiempo determinado para el reingreso  en sus puestos o similares, sin ninguna limitación,  considero que debe ser prohibido o  normado con una limitación que  pueda ser un freno total a  las puertas giratorias. Paralelamente  debe prohibirse la creación de las asociaciones profesionales en su seno que, a modo de los partidos políticos a los que virtualmente se asocian, intentan el poder para la obtención de los puestos más relevantes de la Magistratura. En España hay más de 5.668 jueces, la mitad no se asocian y la otra mitad se reparten entre “Jueces y juezas  para la democracia” y la “Asociación profesional de la Magistratura”  (1340 miembros), pero todos los nombramientos del CGPJ  provienen de las asociaciones en las que se reproduce  la confrontación por el  poder PSOE –PP , estas asociaciones no deberían estar permitidas al estar permanentemente influenciadas por los partidos políticos.

En cuanto a las atribuciones del CGPJ, estas pasan por los nombramientos discrecionales de los más altos puestos de la Magistratura, la élite judicial, en la que no se ingresa por oposición o por méritos sino por nombramientos puramente políticos, por lo que   CGPJ, compuesto  también por  miembros que no son magistrados tiene  competencias para el nombramiento  sobre los más altos puestos de la Magistratura. En mi opinión, el sistema quasi político aleatorio actual, debería dar paso a  un sistema de puntuación de acuerdo con años de experiencia, resultados y méritos aportados, es decir  un sistema de reglas objetivas  de concursos reglados, evitando, si no se prohíben las asociaciones,  las batallas ideológicas internas de las Asociaciones judiciales.

Sánchez es enemigo de la democracia y como tal aspira a gobernar sin jueces que le puedan molestar. Por ello, en primer lugar atenaza a la Fiscalía General del Estado, si no hay acusación no hay delito al no existir tampoco acusación popular y salvo la privada en los casos en que pueda ser partícipe es difícil que la Fiscalía acuse sobre  las consecuencias de las leyes ideológicas del sujeto. Aunque da igual, si  al final del proceso se encuentra en el Constitucional como Presidente  el señor  Conde Pumpido, fiel cumplidor de quien le puso, para arreglar lo que hubiera menester. Es una ratonera. Y a pesar del empeño que tiene la UE en la independencia judicial, Sánchez, hasta ahora no ha sido denostado por la UE como sí lo han sido los jefes de Gobierno de Polonia y Hungría con el famoso  mecanismo  de condicionalidad del Estado de Derecho, creado en  2020   que vincula el desembolso de grandes partidas de fondos europeos al cumplimiento de ciertos estándares legales en los estados miembros, incluyendo garantías de  la independencia judicial.

El tormento que padece nuestra sociedad cristaliza así en la falta del poder judicial, que funciona para el menudeo de los casos, que es la mayoría de los asuntos comunes, pero falla estrepitosamente en los puestos de la alta magistratura la encargada de juzgar a los políticos, sus actos y las consecuencias de los mismos. Lógicamente los políticos no quieren cambiar nada, sean del partido que sean. Y esta forma de fraude a la sociedad se está extendiendo por Europa a gran velocidad, nadie protesta o se protesta muy poco.  Fuera de Europa, solamente  Israel,  sin Constitución ni Tribunal Constitucional pero con un Tribunal Supremo que   es uno de los organismos más respetados como garante de un sistema judicial independiente ha sido escenario de revueltas organizadas por la   reforma originada por el partido Likud y grupos ortodoxos para cortar las alas de dicho Tribunal para limitarlo  o incapacitarlo y poder  modificar o anular leyes del Parlamento y aumentar el poder  del Gobierno en el nombramiento de los jueces.

El tormento que padece nuestra sociedad cristaliza así en la falta del poder judicial, que funciona para el menudeo de los casos, que es la mayoría de los asuntos comunes, pero falla estrepitosamente en los puestos de la alta magistratura la encargada de juzgar a los políticos, sus actos y las consecuencias de los mismos

En  Polonia y Hungría, no ha habido  protestas contra las reformas para eliminar el poder judicial, ni ningún tipo de revueltas. Pasados al calor europeo después del frio comunista, los presidentes   de  los gobiernos de Polonia y Hungría rechazan  cualquier limitación de los tribunales constitucionales. El tormento continúa. En el caso de Polonia primero se suprime el Tribunal Constitucional y después  el Parlamento  aprueba una reforma radical  en 2017, que obviamente   nadie puede denunciar de inconstitucional,   y que somete al poder judicial al control del Gobierno y su mayoría parlamentaria. Un cambio total de la Administración de Justicia, desde los juzgados al TC, pasando por el Consejo Superior del Poder Judicial, mediante nuevas reglas de selección y promoción de los jueces que pasarán a ser una prerrogativa de los órganos gubernamentales o directamente del Ministro de Justicia, violando la Constitución y como no, las normas de la UE que exigen el respeto a la independencia judicial. En el caso de Hungría , el Gobierno de Viktor Orbán adelantó la edad de jubilación para deshacerse de los jueces  menos susceptibles de plegarse. Se creó la Oficina Nacional de la Judicatura, cuyo presidente podía decidir sobre los nombramientos de nuevos jueces. El funcionamiento de los tribunales en asuntos menudo podía dejarse intacto como  prueba de la democracia liberal. Orbán,  no cede ante la UE a pesar de las multas y la necesidad que tiene de los fondos europeos. En todos los casos  el tormento continúa.

Pero  a mí me duele España  que se desliza con este Presidente a un presidencialismo estatal, incluso despreciando al Jefe del Estado y usurpando muchas de sus competencias, como ha sucedido en la postura sobre el Sahara o menospreciando al Tribunal  Supremo con la derogación del delito de sedición y modificando el de malversación lo que supone una burla a dicho Tribunal al rectificar de ese modo la sentencia de los golpistas procesados, o cuando estos mismos delincuentes  elaboran ellos mismos su propio Código Penal  según el delito que hayan cometido, como si fuera un juego. Sin Tribunal Constitucional que  pueda frenar los desafueros pasados y por venir, los días de tormento hasta los del éxtasis en que se  pueda echar democráticamente al Felón presidencial, cada día   parecen más largos.

No es comprensible que la UE tan estricta para unas cosas se deje adormecer por los cantos de sirena  de este personaje y el rigor que emplea para con los gobernantes de Polonia y Hungría no lo emplea con España siendo  muy similar la falta de independencia judicial,   hasta ahora cubierta con un bonito papel de celofán. A no ser que el motivo se halle en que tanto Polonia como Hungría están gobernados por partidos de derecha  y a la Presidente de la Comisión Europea, la tal  Von der Leyen, le hacen falta los votos de la izquierda española para ser reelegida. Me duele realmente tener que pedir auxilio a la UE, pero es que en este país de  ovejas, nadie es capaz de decir basta, y de tormentos, estamos bien servidos.

 

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