De nada sirve pensar
lo que pudo ser
y no ha sido.
Solo queda remar,
sin dar brazo a torcer,
a pesar del frio.
Amar y solo amar,
de ningún modo dejar de creer.
Vivir lo vivido.
Así avanzar,
alegre envejecer,
en absoluto darte por vencido.
Luchar y más luchar.
Cada día renacer.
¡Sentirte vivo!
Perdonar, muy a pesar
del ego, el ser
y un corazón herido.
Paciente en la adversidad,
poder ver en la tempestad,
luz, paz y optimismo.
Nunca espada desenvainar
sin razón, pero también,
envainarla con honor henchido.
Al llegar al mar,
recordar que valiente crucé
un rio embravecido.
Y eternamente disfrutar,
de tu misericordia y bondad.
Gracias Dios mío.