Cabalgaba en su mula despejando se de la rutina. Cuando encontró en la noche un destello de luz. Le indujo un dolor de sus pecados y se marchó hacia otro lugar. Hacia el más allá.
No se sabe de dónde vino.
Ni aquí estaría destinado.
Solo se encontraba en un lugar equivocado.
Las interrogantes se elevan a la enésima potencia.
Y la Luna se elevaba en su esplendor.
Y a ella no se le ha investigado.
Me han soplado que fue la presencial testigo del momento tan desgraciado.
Sólo escucho dolor. Sólo veo llorar.
Pero muy adentro se que habrá una esperanza.
Las estrellas del firmamento callan.
Y todos cuchichean de lo que puede ser.
Nadie descarta. Nadie puede encontrar un enlace.
Pero lo que hay seguro es un pobre niño en la mole.
Cuantos días le han quitado.
Cuantos augurios le han desmantelado.
Pero la vida continúa.
Los hombres de bien deben de seguir su rumbo.
Los que deben de ser delatados son aquellos que han interrumpido el bello pasear de un nene en plena Juventud. En el principio de sus arbores. En los primeros vientos. En lo que puede ser sus inicios de saber lo que es la vida.
Ya ha llegado un nuevo día.
Se tiene una nueva perspectiva.
Se inicia un nuevo camino.
Yo solo pido que no haya nuevos testigos del silencio.
Que las penas acaben de una vez
Sólo queda esperar que los siniestros se deshagan en los despachos.
En un cafetín delante de un te y algo alegre.
Que las ideas salgan a flote y los proyectiles se queden en sus cajas.
La civilización desea tranquilidad.
Y todos los demás paz y amor.