El Gobierno de España ha reconocido el “esfuerzo importantísimo” que ha llevado a cabo Marruecos para frenar las entradas de inmigrantes en Ceuta. Esa cooperación “fluida y cómoda” es necesaria entre dos países que hacen frontera y es beneficiosa para una ciudad como Ceuta ubicada en un punto geoestratégico determinante.
Tanto el Ministerio del Interior como la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, se han unido en ese reconocimiento a unos hechos objetivos que se traducen en la cooperación máxima como se ha evidenciado este domingo, con intentos de pase constantes de cientos de personas que, además, no venían en actitud pacífica.
Al igual que se ha criticado duramente a Marruecos cuando no ha cooperado, la situación vivida este pasado domingo ha demostrado la implicación en su papel de control fronterizo. Una implicación que debería mantenerse en el tiempo para evitar situaciones tan extremas vividas este verano con las muertes y cuantiosas desapariciones que han terminado por provocar un resquemor social en Marruecos que amenaza con dar pie a una revuelta si no se actúa de inmediato proponiendo medidas que calmen a la sociedad.
Lo que pudo haber ocurrido en Ceuta este domingo mejor ni imaginarlo. Que la ciudad se mantenga en calma es gracias a la confianza en unas fuerzas de seguridad y en esa relación entre países que algunos intentan violentar siempre que pueden y no precisamente con intereses positivos para la población, sino con meros tintes partidistas.