En el reino animal es el Ser humano proclive a las más diversas emociones, es decir, situarse en un estado de ánimo que puede ir desde la más alta cota de euforia hasta el abismo de la depresión, con afecciones y desafecciones, a veces tan desmesuradas que pueden concluir en patologías, incluso en trastornos de la personalidad…. Existen emociones universales generadas por la propia naturaleza que afectan, en mayor o menor medida al resto de animales aunque no apreciemos el cambio de sus estados de ánimo, pues no parecen trascendentes a sus conductas o al menos no lo apreciamos. De esas emociones universales, en los humanos se desarrollan algunas que llamamos básicas, porque son necesarias y generalizadas, como la sorpresa (para la alerta), el miedo (para la huida), la ira (para la defensa) o el asco y la repugnancia (para el rechazo a lo desagradable) que sin duda ayudaron y siguen ayudando a la supervivencia de la especie. Además de estas emociones con las que ya nacen la mayoría de los animales, los humanos también adquirimos otras que son más complejas que se desarrollan a partir de la experiencia y que llamamos secundarias, que ayudan al aprendizaje y a la socialización y que manifiestan en cada instante nuestro estado de ánimo para la actividad cotidiana de la relación…. Son las emociones secundarias (adquiridas, resultado de la experiencia de las relaciones): amor, odio, empatía, tensión, tristeza, alegría, culpa, inseguridad, perplejidad, asombro … y un largo etc; algunas inesperadas y fugaces como la perplejidad y el asombro que no suelen ser prolongadas (menos mal, pues el estado de tensión generado sería insostenible) y otras que por repetitivas y continuadas generan los sentimientos, como el odio, el amor, la empatía, la tristeza, el desencanto y otro largo etc…. Son las emociones el dispositivo que nos proporciona, en cada instante, una llamada de atención que nos indica el estado de nuestro ánimo y nos da la pauta para acertar en la conducta que nos interesa …. si continuarla porque es positiva o modificarla porque no lo es; son las emociones el más refinado mecanismo de alerta y control vital. Incluso cuando acudimos a cualquier consulta médica, lo primero que hace el facultativo que nos atiende, después de mirarnos de arriba abajo, es preguntar que cómo estamos …. Pregunta por nuestro estado emocional, y es porque eso también ayuda a la conclusión del diagnóstico. Supongo que es muy interesante tener la curiosidad por conocer cómo la realidad, es decir, aquello que nos rodea, lo que contemplamos y percibimos, llega a transformarse en emociones, incluso hasta el rango de lo sublime: la vida humana la entendemos como la más evolucionada del reino animal gracias a la capacidad y claridad de percepción que nos aportan los sentidos; esos órganos tan maravillosamente elaborados que nos permiten tan alta percepción de la realidad que se transmite al inmenso y extraordinario laboratorio que es el cerebro humano, órgano donde se produce la síntesis de todo lo percibido (exterior e interior) en el orden correcto y en el tiempo preciso para que cada experiencia sea entendida y asimilada como conciencia (ese, todavía, misterioso “almacén” donde se guarda el conocimiento y del que hacemos uso en el momento necesario y oportuno) y que debe ser necesario para la toma de decisiones. Son millones de circuitos electrobiológicos que se activan a voluntad, o a veces inconscientemente, donde están contenidas todas las experiencias producto de nuestra atención, incluso ajenas a ella. Ahí se involucra la parte intelectiva humana (el alma), ese ente inmaterial que genera el milenario problema del concepto de “consciencia cognoscente”, problema que ha ocupado la atención de todos los filósofos, desde la antigüedad hasta nuestros días; desde los científicos de la modernidad, hasta los de nuestra actualidad; desde Aristóteles hasta los más brillantes neurifisiólogos del momento actual: es comprender cómo la realidad se plasma en nuestra mente y ahí se mantiene imperecedera, incluso dotada de su propio movimiento original (secuencia en tiempo y espacio) pudiendo ser consultada cada vez que nos plazca y poder repetir la misma emoción que nos produjo en cada ocasión que la traigamos al presente. El procedimiento se formula en la existencia de una “electrobioquímica isomorfa” que salvando las distancias conceptuales sería una especie de exacta fotocopia de cada experiencia que indeleble conforma la consciencia cognoscente o conocimiento, que se guarda en cada cerebro y ahí guardada en el entramado neuronal reposa para cuando sea requerida su activación y consulta. …. ¿sugiere esto que dentro de cada conciencia existe otra conciencia de mayor jerarquía (autoconciencia) separada, que controla, observa y dirige a la propia conciencia? La Ciencia, en su día, lo desvelará con suficiente claridad. Este hecho y proceso tan singular es esencial en la formación del “YO” personal, el que nos identifica y, por supuesto, nos diferencia a unos de otros, incluso, con más precisión que las huellas dactilares. La genética y la biología nos dota de un cerebro, pero es la vida en su discurrir la que lo convierte en una mente.
Son las emociones el dispositivo que nos proporciona, en cada instante, una llamada de atención que nos indica el estado de nuestro ánimo y nos da la pauta para acertar en la conducta que nos interesa
Ha sido una constante en la historia política de las sociedades mantener el conocimiento lo más cercano posible al poder; en ocasiones recluido por las estirpes o élites dominantes; bien haya sido la Nobleza o la Iglesia; y desde la modernidad aparece otro estadio de dominación sustentado por la riqueza, que es la Burguesía, en pugna con los anteriores, pero con el mismo objetivo: ejercer el poder controlando el conocimiento….¿Qué debe y qué no debe saber el pueblo? ….. ¿cómo se le dirige a través de las emociones? ¿ cómo provocarles esas emociones o cómo inhibirlas en los momentos que conviene al Estado? Ya lo hicieron los antiguos griegos a través de la seducción de la retórica; y lo continuó haciendo el considerado padre de la política moderna, el florentino Nicolás Maquiavelo, figura relevante del Renacimiento Italiano, que lo plasmó en su obra maestra El Príncipe, en 1.513 dedicada al inexperto Lorenzo II de Médici, príncipe de la ciudad de Florencia: El procedimiento es siempre el mismo; el empleo de la astucia amparándose en la ignorancia del pueblo, y que se consigue, a veces, provocándole la apatía, la distracción y la pereza, tal cual ya se había puesto en práctica durante el Imperio Romano …. ¡PAN Y CIRCO! pero, poco pan y mucho circo. La estrategia es invariablemente, la misma: distracción e inquietud, inquietudes y distracciones constantes, en las dosis convenientes para que sólo se trabaje, se trabaje mucho y bien, se produzca y no se piense…. Y la fórmula se hace perfecta cuando le añadimos un Dios omnipotente y justiciero que amenaza y vigila constantemente el cumplimiento de esa doctrina de servicio y sacrificio …. ¡¡Es el remate!!, es la guinda del pastel…..
Se hace evidente en la Historia el sesgo malintencionado que se ha pretendido dar al conocimiento derivándolo por caminos interesados al beneficio de los políticos mediocres, de los ineptos, de los disminuidos mentalmente, de los incapaces al esfuerzo que requiere la vida, que han recurrido al delito, mediante artimañas, de paralizar la evolución del conocimiento para que no fuese evidente, para que quedase camuflada y disimulada la miseria de sus debilidades; y para eso siempre se confabularon estirpes (monarquías) y coaliciones autodefendidas a ultranza, para la consecución de sus fines: es la supervivencia de los parásitos, de los carroñeros, de los incapaces, que no admiten la miseria de su impotencia y pequeñez …. Aunque también es una subespecie surgida en la naturaleza, pues si no hubiese buitres nos inundaría la carroña y sus consecuencias. Pero no olvidemos, no debemos dejar que nos distraigan para que no mantengamos el necesario equilibrio y exijamos un exhaustivo control. Ya sabemos cómo y por qué se nos distrae y se nos aleja de las emociones: el Estado pretende uniformidad en las actitudes y así se facilita la gobernabilidad: que la sociedad sea lo más uniforme, no ya en el comportamiento, sino incluso en la estética, como lo es un rebaño de ovejas. La homogeneización del pensamiento del subordinado facilita la acción del mando. Son muy peligrosos para la Democracia los políticos mediocres, que son los que más abundan; la mayoría son oportunistas fracasados de la sociedad privada los que recurren a la actividad política donde el único requisito es adherirse a la causa de cualquier partido, el que sea, y a cualquier nivel, ya sea como telonero, como guardián o lacayo del cabecilla de la “banda”; aquí lo importante es poner el cazo a final de mes. Todo un deprimente espectáculo para una gran parte de la sociedad, pero hay otra parte que aburrida y adormecida, inmadura (porque no se ha preocupado en madurar) ignorante y conformista con las migajas de la beneficencia que como señuelo les ofrece el Estado, y abducida acude a los mítines, se hace cómplice, e incluso, aplaude semejante esperpento. Y la evidencia la tenemos en el creciente populismo, tanto de derechas como de izquierdas. Generalizando la formación intelectual de todos los ciudadanos se facilita la obediencia que es la premisa para convertirlos en rebaño …. Los rebaños no se emocionan, y carentes de emoción no hay variación en la conducta; la panacea del gobernante. La mente puede estar vacía, medio llena, incluso, completamente llena; pero surge la pregunta: ¿Qué sentido tiene una mente si sólo está colmada de rutina? Lo rutinario es sinónimo de lo cotidiano, de lo común sin complicaciones ni sobresaltos, sobre todo sin emociones que provoquen inquietud; es mejor el sosiego, la tranquilidad; quizás para muchos eso sería lo recomendado, incluso lo apetecido …. Es el ejemplo de vida de los mejores rebaños, de los más productivos. Pero así se está lejos de la naturaleza humana. En la especie humana la variación del cuerpo parece imperceptible pero la mente avanza a paso de gigante, y ahí está la evolución de las técnicas que lo demuestran; la vida humana se ha hecho consustancial con el progreso y viceversa. Lógicamente el progreso siempre está en el futuro, y el futuro implica incertidumbre y por eso la naturaleza nos dotó de las emociones como estrategia para la supervivencia. Por eso a los Estados, que hacen el compromiso de salvaguardar a los ciudadanos, ante mucho conocimiento y diversidad, la dirección y el control se le va de las manos, y lo que sugieren es el continuismo en la rutina… un estado de conformismo sostenido; así su estrategia de contención del progreso les asegura su estabilidad en el poder…. En nuestro país (España) el ocio y sus derivados se han elevado al nivel de industria y forma parte importante de nuestros recursos con destacada incidencia en el PIB, pero sin embargo en investigación, en proyectos de compromiso científico invertimos bastante poco…. En eso estamos a la cola de los países serios de nuestro entorno cultural. El Estado abandona el interés por el bienestar y futuro de los ciudadanos y los dirigentes de los partidos políticos de turno (todos) sólo se ocupan de sus intereses personales…. Desde 1.980 hasta la fecha ocho Leyes Educativas han sido modificadas o derogadas…. todo un record de discontinuidad en los objetivos. Y lo que es peor, la esperanza en soluciones positivas, están cada vez más lejos: las nuevas generaciones, cada vez más confundidas, en una abundancia de ocio desordenado y compulsivo: fiestas, jolgorio, botellones, alcohol y drogas como consigna….. y eso parece que les emociona. ¡Vaya futuro! ¡¡Pues agárrense, que vienen curvas….!!