Nueve días lleva desparecido Mohamed Alí, el menor de 17 años. Ocho días de angustia, de dolor y sufrimiento de una madre que clama al cielo, que busca desesperada hasta debajo de las piedras, saber de su hijo. No sabemos que, tipo de desaparición es, si voluntaria, involuntaria o forzada, aunque para la pobre madre, lo tiene muy claro, su hijo jamás desaparecería sin dejar rastro y sin previo aviso; para ella, su hijo está retenido en contra de su voluntad en alguna parte de esta ciudad y, guarda celosamente la esperanza de que vuelva pronto a casa, sano y salvo. Una esperanza que para los demás se va diluyendo como las horas y los días que pasan sin tener noticias de su paradero. Cómo ella, esta madre consternada, durante el año 2020, existen en España, aproximadamente 803 madres en la misma situación, sin saber nada de sus hijos, familias enteras destrozadas por no saber de lo suyos, esa agonía que no les deja dormir, preguntándose cada noche si tienen frio, si han comido, si pasan miedo…en este año, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, registraron un total de 16.528 denuncias por desaparición de personas. Según el Centro Nacional del Desaparecido, el perfil más frecuente de los desparecidos es el de varón, de nacionalidad española y de edad entre 13 y 17 años, un total de 68% de nuestros jóvenes menores. Un perfil que casa fielmente con el joven ceutí, Mohamed Alí. Mientras algunos ciudadanos/as se solidarizan con esta madre y salen a manifestarse y a planear y llevar a cabo batidas por diferentes lugares y espacios de nuestra ciudad, llama la atención el silencio ensordecedor de nuestros políticos y de las fuerzas de seguridad, sin hablar de las asociaciones e instituciones que pueden ayudar en la búsqueda del menor, como son: policía local, bomberos, guardias civiles, guardias forestales…aunque ya he leído que se van a sumar los de protección civil… entre todos se puede formar un largo abanico de posibilidades que pueden trabajar codo a codo, y no tiene que ser muy difícil coordinar la búsqueda de manera profesional en un territorio tan pequeño como es Ceuta. En los medios de comunicación territoriales, solo hablan de lo que dice y siente la madre, pero no he visto ninguna entrevista con ningún o ninguna persona responsable de la búsqueda, un portavoz policial o algo semejante…parece que he visto muchos documentales sobre este tema, pero a la vista de tan desgarrador grito de auxilio, es lo que se suele hacer en las televisiones, un llamamiento, una posible línea de investigación, etc., a no ser que esté bajo secreto de sumario y eso no me consta.
Según el Centro Nacional del Desaparecido, el perfil más frecuente de los desparecidos es el de varón, de nacionalidad española y de edad entre 13 y 17 años, un total de 68% de nuestros jóvenes menores. Un perfil que casa fielmente con el joven ceutí, Mohamed Alí
Mientras que en otras partes de nuestra geografía se empapelan las farolas y los comercios con fotos del o la desaparecida y toda la población donde reside esa persona, sale a la calle en su busca, se inundan las redes y a nivel estatal, en todas las televisiones y radios se habla, se sigue la “investigación”, se debate etc., en este caso, parece ser que solo importa y preocupa a una pequeña minoría, que apoya y acompaña a esta triste madre. Hasta ahora solo la Federación de Vecinos, es la que ha organizada la última batida, desgraciadamente sin éxito, mientras que muchos ciudadanos nos preguntamos qué pasa con el teléfono del niño, con sus amigos más cercanos, con las cámaras de seguridad…todos y todas hacemos miles de conjeturas, hipótesis sin pies ni cabeza, preguntándonos hasta cuando esta desinformación, que a muchas madres nos deja sin sueño. Hoy es Mohamed, pero mañana puede ser, Fátima o Manuel… Mientras que no se aclare este caso, la incertidumbre, malestar y sobre todo la inseguridad ciudadana, está a flor de piel. Pues con todo esto y más, existen persona malas, insalubres que, aprovechan el anonimato en las redes, para soltar bulos sobre la desaparición de este chaval, soflamas llenas de odio que solo retratan la poca humanidad de algunas y la falta de empatía que caracteriza a los que se esconden detrás de una pantalla, porque no pueden establecer relaciones de igualdad con otras personas, ya que se creen superiores y son incapaces de posicionarse más allá de ellos mismos, carecen de ese tipo de comprensión, de esa habilidad social. Qué vida mas triste deben de llevar, cuando tienen que inventar mentiras para poder salir un ratito a la palestra. Como madre, siento la llamada desesperada de Asma, la mamá de Mohamed, tiemblo con su desesperación, con su grito de auxilio, con su espera y con su llanto. Por más que lo quiero imaginar, no puedo, es tanto el dolor que provoca la solo idea de que una madre pierda a su hijo que, se hace doloroso ese pensamiento. Una llamada que no llega, una súplica que nos pone la piel de gallina. Sólo espero y pido que, aparezca cuanto antes este joven, sano y salvo, para que esta madre descanse y vuelva a abrazar y besar y reñir y reír y llorar…pero con su hijo.