Hay que ver cómo las redes sociales están ampliando la distancia física entre las personas y, por lo tanto, dificultando la convivencia y la comunicación humanas. Parto del supuesto de que la convivencia y la comunicación no consisten sólo en estar próximos ni en proporcionar informaciones, sino que son procesos complejos que exigen la participación en las vidas de los otros: que “comulguemos” con los sentimientos que fundamentan, alimentan y orientan nuestras vidas. El verano y las vacaciones pueden proporcionarnos oportunidades para que, además de mirar y admirar el paisaje y los monumentos, prestemos una mayor atención a las con las que convivimos.
No es lo mismo “coexistir” que “convivir”. Convivir significa concurrir en un mismo tiempo, coincidir en un mismo espacio y, además, participar en las vidas de los otros. Es cierto que, gracias a los medios de comunicación virtual, podemos enviarnos mensajes sin la necesidad de la presencia física, pero, para convivir humanamente, es necesario que, en la medida de lo posible, intervengan, además de nuestros sentidos, nuestras emociones y nuestros pensamientos. Aunque se realicen los negocios, las clases, los exámenes, las amistades, las compras, las consultas médicas, las intervenciones quirúrgicas y hasta el amor a distancia, no podemos decir que estamos realizando una verdadera convivencia humana si no participamos en las vivencias emocionales, en las esperanzas y en los temores, en las alegrías y en las tristezas.
"Para convivir necesitamos vernos, oírnos y tocarnos, trabajar, aprender, disfrutar y sufrir unidos y reunidos"
Para convivir necesitamos vernos, oírnos y tocarnos, trabajar, aprender, disfrutar y sufrir unidos y reunidos. Convivir es intercambiar sensaciones y comunicarnos nuestras emociones en estos espacios comunes, en estas calles y en estas plazas en las que participamos del calor y del frío, por las que pasamos y paseamos, en esos espacios comunes de los juegos y de las fiestas.
Permítanme que les cuente mi tristeza al escuchar a unos amigos que me han expresado la soledad que están sintiendo durante estas vacaciones recluidos en las residencias de ancianos. No olvidemos que la comunicación humana, la participación en las vidas de los otros es tan indispensable como los alimentos y la respiración en todas las edades.
Coincido plenamente con su exposición querido profesor: los medios telemáticos y cibernéticos pueden ser muy dinámicos e hiperactivos, pero los resultados que se desprenden de ellos, nos muestran cada día con más certeza, una cara desconsoladora de lo que definimos como "la realidad". Y, más aún, para esta generación que una vez que pierdan el soporte de apoyo económico de sus predecesores, se verá atrapada en ese vórtice que avanza a pasos agigantados para imponer un modelo ético y estético de vida que reduce los sentimientos a meras pulsiones disociadas de un verdadero compromiso con el sufrimiento humano.
Eternamente agradecido por sus reflexiones que tanto bien me hacen: Nando
El sufrimiento humano es el problema y la solución. Cerrar los ojos para cerrar el corazón y las entrañas es el origen de los demás males humanos. Has dado en la clave, querido amigo Nando