Me siento orgulloso de trabajar en el Camoens. Tengo la sensación de pertenecer a un claustro muy comprometido con la educación en todo su despliegue: actividades, viajes, intercambios, el día de Santo Tomás, un día grande para el Instituto en el que todos los departamentos dedican mucho tiempo y esfuerzo para diseñar una temática común desde la mirada de los distintos saberes. Es nuestra Expo que ya cumple más de veinte años.
Las paredes cuentan historias sobre lo que pasa en el mundo. Los chicos y chicas pintan, escriben, dibujan, fotografían; expresan asuntos que olvidamos: la música, la ciencia, la violencia de género, el bullying, la salud, la naturaleza. La fuerza de la expresión consigue un clima de una docencia para la vida.
Esta semana, como todas las semanas cercanas a final de trimestre, el Camoens se pone el uniforme de trabajo para participar en la semana solidaria; la empatía con las gentes que silencian su dolor, su precariedad, su abandono por las circunstancias del destino, su desesperanza por ser parte de una estadística fría que no tiene en cuenta al individuo. La aporofobia (fobia a la pobreza) se ha instalado en el diccionario de la academía de la lengua.
La crónica de esta solidaridad despliega un mapa, una brújula, un diario de abordo para entrar en otra dimensión desconocida: charlas de distintas oenegés, las competiciones del Kilo, la venta de cosméticos elaborados por los compañeros de estética, las aportaciones para la recogida de leche (el baloncesto busca hacer máximas canastas de este alimento básico para cualquier lugar que se necesite). Nuestro compañero Eduardo nos dará cuenta del minuto y del resultado. Desayuno solidario en la sala de profesores, iniciativas para recaudar fondos del Claustro...
Las cifras son lo de menos, lo que importa son los valores, el estar ahí, el vislumbrar la esperanza en amortiguar la insolidaridad.
De leche ya has visto creo se llegará a los 2.438 litros, a 600 kilogramos de alimentos, además de 620 euros donados por el profesorado en productos para bebés. Todo esto ha sido donado y entregado a Banco de Alimentos y a Cáritas.
Todo vale. La causa es la misma. Todos a una, entendiendo que en un grano de arena reside la esencia de un desierto.
Las actividades se acompañaron de charlas en el salón de actos en la que se explicaron las acciones de las ONG.
"Con el tiempo y la madurez descubres que tienes dos manos, una para ayudarte a ti, y otra para ayudar a los demás”.
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