Sócrates, cuando iba a ser condenado a muerte bebiendo CICUTA, se defendió ante los jueces e hizo una defensa de su inocencia. El padre de la Filosofía murió defendiendo la justicia y las leyes.
Sentamos a los sindicatos en el banquillo de los acusados, los afiliados y no afiliados afilan sus armas cuando no se consiguen los objetivos que se reclaman.
La clase obrera ha perdido la conciencia de clase. Resuelve sus problemas individualmente, el que los resuelve y lanza un...Y ahí te quedas mundo amargo.
Los sindicalistas son acusados de vividores, gente ociosa enchufada, liberados que no hacen ni el huevo y que le importa tres cominos las reivindicaciones y las luchas. Todo es negativo.
Yo he sido sindicalista y he tomado nota de muchas historias que he visto y me han sucedido. Muy poca unión de los afiliados
poco compromiso, poca disposición poca implicación, poca solidaridad, poca empatía y poca vergüenza. Al final siempre es lo mismo: ¿Qué hacen los sindicatos? Como si los sindicatos fueran entes abstractos que están en el mundo platónico de las ideas.
Los sindicatos somos cada uno de nosotros que vemos en los problemas de los demás nuestros problemas. Los sindicatos representan a la parte más débil de la sociedad, se necesita la unión, la fuerza de los eslabones que forman una cadena. Los sindicatos reivindican a un colectivo, no a mí o a ti; a todos. Los sindicatos serán lo que los afiliados quieren que sean y tendrán la fuerza que se les otorgue.
Si se convoca una huelga, una manifestación, una concentración, un encierro, una protesta y te quedas en casa culpabilizando a todos, has perdido la esencia del sindicalismo.
Las ocho horas, vacaciones, salarios mínimos, derechos, pensiones, bajas retribuidas, condiciones laborales negociadas, etc son conquistas que no han salido gratis. Han costado muchísimos años en lograrlas con un coste muy caro: Cárcel, despidos, condenas, purgas, muertes y todo tipo de represalias que podamos imaginar.
No debemos buscar un traje a medida sino que todos podamos llevar traje.
Hay que estar al pie del cañon, implicarse, actuar, asumir que vamos juntos y pensar que cada uno debe pelear por todos los trabajadores, estén donde estén, sean los que sean.
Como dicen los mineros asturianos: “En la mina no se queda nadie”.
Muy en razón el artículo; ya quisiera la mitad de los lectores (los que no lo lean no se van a enterar) tener la idea tan clara como "El Cañonazo".