Este segundo artículo trata de reflexionar sobre el profundo significado de las relaciones entre los amigos y la gran importancia que damos al amor con el telón de fondo de nuestro recién publicado libro “Cuadernos de Naturaleza”. La capacidad de generar entusiasmo hacia todo lo creado es una de las bendiciones mayores que podemos recibir los seres humanos, pues nada seremos si caminamos sin entrega y actitud de servicio hacia los demás y por supuesto, hacia nuestra amada naturaleza.
Ser voz de la naturaleza por estos lares, al igual que otras personas y entidades, es uno de los retos más gratificantes que hayamos podido afrontar. En esta civilización globalizada y desnortada, nada está más amenazado que nuestras propias almas. Cuando nos traicionamos a nosotros mismos y buscamos solo las apariencias y el oropel del consumo decrecemos espiritualmente hacia batimetrías insondables. El carrusel de objetos y cosas vanas que somos bien capaces de acumular no tienen fin, y el abotargamiento de los sentidos y de los sentimientos, junto a la anestesia ante el dolor y el sufrimiento ajenos, son nefastas consecuencias.
No queremos conocer al ser que habita realmente en nuestro interior. Sin conocernos a nosotros mismos y renunciar al mundo no es posible progresar hacia la luz. Cristo dijo que la lampara del cuerpo es el ojo del corazón “…si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; pero si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras” (Mateo 6, 19-23). Jesús no vino tanto a decir cosas nuevas, sino a remover a muchos para que se elevaran hacia lo alto y tranquilizar a los corazones puros que ya practicaban el amor y la bondad como actos de su cotidianidad.
"Nunca nos hemos sentido por encima de los demás y muy al contrario contemplamos con la compasión debida las limitaciones propias y ajenas"
Después de tanto tiempo trabajando a favor de la flora, la fauna y la gea, y de pasar memorables momentos de encanto junto a ella, sintiendo lo bello y salvaje que encierra nuestra querida tierra ceutí y su entorno norteafricano, plena de paisajes marítimos y montanos, sentimos un hondo pesar y a la vez una gran alegría. Estos dos sentimientos no son necesariamente excluyentes y hasta diría que es muy normal que convivan en un ser humano completo que intenta vivir una vida significativa.
Llevamos mucho pesar por la insensibilidad que continúa rodeando a los seres humanos en sus actuaciones en perjuicio de la biosfera y de nosotros mismos; somos tan pequeños, limitados y en muchas ocasiones mezquinos. Nunca nos hemos sentido por encima de los demás y muy al contrario contemplamos con la compasión debida las limitaciones propias y ajenas, pero no nos resignamos a dejar de denunciar públicamente todo aquello que destruya nuestro preciado patrimonio natural, llamando a la responsabilidad colectiva. Predicar en el desierto no es algo malo, educa el carácter y nos sitúa ante el insignificante papel que nos ha tocado ejecutar en esta representación de la vida temporal.
Como indicábamos en el anterior artículo, los textos de nuestro librito rezuman mitología y espiritualidad, pero también filosofía natural y de la naturaleza basada en el respeto y cuidado de todo lo creado y en su estudio y realización artística. Es un libro de escenas y pensamientos en y para la naturaleza, un homenaje a ella y un grito de inmenso gozo al sentir su palpitar a nuestro alrededor. Al igual que Whitman pensamos que la verdadera democracia debe basarse en el amor al hombre y su circunstancia en el entorno del jardín planetario.
El cuidado de todo y de todos es una irrenunciable máxima del hombre espiritual que lleva a Dios en su interior y lo sigue en Espíritu y Verdad. El sufrimiento personal y de los otros descrito por el mentado autor norteamericano fue una perfecta escuela de salud mental; acaso fue la preparación hacia su literatura trascendentalista y escritos políticos.
La alegría y el gozo nos acompañan con nuestros sencillos ejercicios de escritura e intimidad con las criaturas animadas y no animadas.
Por ello, los viajes y exploraciones de regiones exóticas y a lugares poco accesibles como los rincones marinos escondidos son importantes, pero también la sabiduría para interpretar lo cercano como instrumento de indagación personal hacia el universo interior, el hábitat de nuestro tesoro; cada ser humano tiene uno escondido. Cada vez estoy más convencido que la poesía son los susurros de Dios al alma. Él nos habla donde habitamos y no es necesario de grandes aspavientos para encontrar su intimidad, solo el silencio es condición para sentirlo en el interior.
Una vida sin sufrimiento lleva directamente al egoísmo y al ensimismamiento; por el contrario, carecer de gozo nos deshumaniza profundamente. De las tinieblas se puede salir a la luz, aquel que vive de la luz no la abandona, sin embargo, aquellos que son grises y tibios quedan atrapados en una malla pegajosa con incierto final. Bien podríamos decir que el gris es el color de la sociedad líquida descrita por Zygmunt Bauman, aquella satisfecha de todo y vacía de lo esencial; un gran peligro acecha oculto y va envolviéndolo todo de nada y fomentando el culto de la mediocridad, a las masas conformadas con los placeres mundanos, sin tiempo material para reflexionar y lo que es peor: nadie se conoce así mismo ni sospecha el verdadero estado de su ser inmortal. Cabalgando a lomos del magma de los superficial y perentorio van quemándose las vidas humanas sin pensar en el milagro de la existencia, del sol, de tanta belleza creada y del altruismo caritativo de muchos seres humanos.
"La amistad de María Jesús Fuentes es un regalo a nuestra literatura de exploración, viajes e introspección en la naturaleza"
Sobre esto trata nuestro libro, siempre que se lea con el ritmo de un espíritu medieval y algo de la perseverancia del estudioso. Tratamos de acoger a la biosfera y celebrarla con la sabrosa y genuina voz del corazón. Cedamos la palabra a la poetisa y escritora, María Jesús Fuentes, que lo expresa con mucha elocuencia en su prefacio "y yo, embargada, cierro los ojos para trasplantarme otras retinas, he buceado entre corales, he divisado medusas, he escalado montes y promontorios, he visitado Marruecos, la Península, Canarias y me he asomado a las cuevas de uno y otro lado del litoral; me ha poseído el misterio y he perdido la piel para sustituirla por la de la Naturaleza”.
Este libro es un producto de la amistad entre un grupo de almas y de la caridad y compasión que nos tenemos los unos por los otros. Está escrito a dos plumas, algo que no es muy habitual, se podría decir que insólito en estos tiempos de tanta autoafirmación personal e individualismo. El libro desoye estos cantos y se sumerge en la amistad de siempre, aquella que une a las personas misteriosamente sin saber bien como ha pasado, ni muchas veces el porqué.
San Paulino de Nola, un santo de los primeros siglos del cristianismo, lo expresa con gran elocuencia. En una carta en la que define a la Caridad como el amor perfecto, dice lo siguiente “…fuimos unidos, antes de conocernos, por los lazos de la caridad, en un mismo sentir y en la unidad de la fe, en la fe de la unidad, de modo que, antes de vernos corporalmente, nos conocemos ya por una especie de revelación interna”. Este sentimiento amoroso de la amistad suele atraer a más seres humanos que se van uniendo y entregando, siempre formando nuevas alianzas.
Por eso, también este libro es obra de Silvia Nogueras que ha puesto todo su amor en la edición asociando en el texto dos formas de escribir relatos, unidos por la misma línea de intención trascendental. Una tarea nada fácil que agradecemos profundamente. Al igual que la paciencia que ha tenido y su fuerza motivante y voluntaria adhesión al proyecto desde el primer momento, gracias de todo corazón. La amistad de María Jesús Fuentes es un regalo a nuestra literatura de exploración, viajes e introspección en la naturaleza. Su bella personalidad y enorme talento literario ha proyectado en nosotros, todavía más, la motivación por este tipo de obras.
Cada vez que me encuentro con ella y su discreto y amable esposo inyectan en mi alma una alegría que siento proveniente de su historia de amor verdadero. Tal y como comentamos antes de la presentación del libro a nuestra admirada amiga, deseamos que se anime y encuentre el tiempo para preparar unos encuentros o veladas mestizas de literatura en la naturaleza y poesía. Prometemos aportar imágenes de naturaleza marina que tanto le gustan.
En el anterior artículo decíamos que “El pensamiento debe conjugarse con las emociones más elevadas de la religión y el misticismo y ambos dirigirse hacia la ética”. Por ello, la fe solo puede enaltecer y hacer progresar a la literatura de naturaleza, en la biosfera, el planeta y el cosmos, los reflejos del creador son bien claros y sus señales nítidas. Desde mi conversión y vuelta al seno de la Iglesia Católica por la misericordia de nuestro Señor y el amor de la Santísima Virgen, me invaden nuevos sentimientos apologéticos que no puedo contener.
"Este libro es obra de Silvia Nogueras que ha puesto todo su amor en la edición asociando en el texto dos formas de escribir relatos"
Leyendo la conversión de C. S. Lewis y de Charles de Foucauld he descubierto unos paralelismos asombrosos. A pesar de ser intelectos bien distintos ambos se entrelazan en un ardor interior por comunicar su gozo; lo cual comparto y comprendo plenamente. En palabras de Jose Luis del Barco (presentación del libro de Lewis, “Lo eterno sin disimulo”) “…..la Fe es un tesoro enorme……, que desea comunicarse,…., que no puede recluir en la amplitud de su pecho, y se dispone a anunciarla por los rincones del orbe superando los obstáculos, como esas luces intensas, propagadoras de rayos invencibles por las sombras,….La riqueza de la fe es tan cuantiosa y tan grande, que no se puede tener encerrada bajo llave con artimañas de usura, pues su cauce es rebosante,……como regalo excesivo totalmente inesperado, ve su vida transformada en una vida distinta de la carente de fe, tan distintas entre sí como una mirada clara de una mirada ciega, y se vuelca en propagarla con tesón de combatiente………, como un viejo explorador que descubriera una mina y se lanzara a las calles a anunciarla a plena voz ”.
Sobre Foucaluld, la cuestión es más inquietante pues su transformación es profundamente mística y arrebatadora. Pasa de ser un militar frustrado y explorador-geógrafo arriesgado a monje trapense y mártir en la soledad del desierto argelino. Sus escritos espirituales nos presentan al ermitaño del Sahara “Así, aquel que vive de la fe tiene el alma llena de ideas nuevas, de nuevos gustos y juicios,……., comienza necesariamente una nueva vida, opuesta al mundo, al que estos actos parecen una locura. El mundo está en tinieblas, en una noche profunda; el hombre de fe vive en plena luz”.
Escribo estas reflexiones finales, porque quizás a lo largo de las lecturas de nuestro libro se pueda percibir la sutil compañía que guiaba y contemplaba nuestros escritos anticipando el acercamiento a la fe.