Reza aquí una reflexión sobre el parón técnico ocasionado por el decreto de Estado de Alarma, y su posible afectación en el estándar de salud mental de la ciudadanía.
Yo distingo dos clases de condicionantes que determinan la fortaleza o, en su caso, debilidad de la salud mental.
La primera categoría agrupa a todas las situaciones que tienen que ver con la seguridad, siguiendo la regla de que cuanto mayor sea la sensación de seguridad en el individuo, mayor será la calidad de su salud mental. Es un condicionante al que llamamos “ambiental”, para diferenciarlo de la segunda categoría de condicionantes, los cuales tienen que ver con la genética.
Recuerdo los primeros tiempos de mi postración, recién recibido el diagnóstico de esquizofrenia, y encajando los efectos de la intensa medicación.
Me despertaba cada día sobrecogido por la incertidumbre, y el día a día se presentaba como un horizonte de lejanas tierras.
Al no tener un proyecto de vida sobre el que volcar mi experiencia mental, todo eran interrogantes. Proyectaba mi imagen en el futuro, pero no obtenía respuesta, no lograba verme, ninguna referencia que no fuera el aquí y el ahora. ¡Qué dolor!
Digamos que cuando una persona no tiene seguridad en la provisión del alimento, y en un mínimo de comodidad, su salud mental queda desnuda, y a merced del frío y de la tempestad. Los elementos, que son las emociones, los sentimientos, o la información recogida por los sentidos, pueden alterar su forma equilibrada, y mostrarnos una realidad desenfocada, confusa y desanimada.
Una experiencia vital basada en el trabajo estable y en las relaciones humanas normalizadas, con referentes concretos, dará a luz un universo mental saneado, rico en autoestima.
Al fin, el contacto con la irrealidad, el no saber tus pasos, el no saber quién eres o cuál es tu destino, dibujará en la mente todas las formas del fracaso existencial, y el día de la postración estará escrito.
El rol social, y el sentido de pertenencia a un colectivo, son signos de salud mental por el aporte de seguridad que suponen. Todos los pensamientos giran en torno a un mismo centro, y al estar en tensión no pierden energía. Toda la experiencia está al servicio de la misma causa: el bienestar, o búsqueda de la belleza.
Si no hay un centro, un oficio, un trabajo, una familia, las razones pierden coherencia, y la inseguridad diluye tus sueños en el vacío.
Por tanto, es mi visión, que tras la crisis sanitaria del COVID-19, todos los resortes del sistema deben acudir al rescate de los desfavorecidos y ofrecer una fórmula que dé seguridad; si es que no queremos que la salud mental del conjunto sufra un descalabro. Ahora más que nunca.
La seguridad que te da la percepción del mañana es la mayor aliada, y pone en equilibrio todos los condicionantes de la mente.
Yo tengo ese tipo de problemas más otro de otro tipo: que no se con quien hablar y de qué hablar. No me fío ni de mi familia ni de mis amigos, aparento estar bien, pero no lo estoy. Sé que la medicina ayuda. He confiado en ella y he acertado.