Clandestinos con chupete

La siria que se coló con sus trillizos por la frontera llevaba a un bebé a la vista en el carrito y los otros dos ocultos debajo. Entró con pasaporte español falsificado.

Khalil, Yacine y Rodia, desde que nacieron hace siete meses, viven en el camino. Su madre, Elham Al Chahin, logró cruzar la frontera del Tarajal portándolos en un carrito de bebé hace ahora poco más de 48 horas. Escapan de la guerra civil en Siria que cumple tres años sin que la comunidad internacional demuestre una verdadera voluntad de ponerle fin después del boom mediático de sus inicios.
Con tan solo siete meses, estos hermanos nacieron lejos de la patria de sus padres, después del conflicto armado que, explica su progenitora, les obligó a abandonar su vida en este país de Oriente Próximo. Su madre les dio a luz en esta huída, en el periplo junto a otros miembros de la familia Chahín que también residen en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), como es el caso de su hermano Mohmad –tío de los críos– que le ayuda con los bebés durante la entrevista.
“El embarazo fue complicado al ser trillizos”, recuerda esta joven de 22 años. Elham se puso de parto en Argelia, durante una de sus paradas antes de llegar a Ceuta. “Iba al ginecólogo allí, pagado por nosotros, ahí aún teníamos dinero...”, explica apenada esta siria que lleva en brazos a la pequeña Rodia, ya que el carro es de dos plazas.
¿Las fuerzas de seguridad no se extrañaron al ver a una mujer con tres bebés cruzar el paso fronterizo sola? “Llevaba a uno de los niños visible en el carrito mientras que los otros dos, dormidos, se encontraban escondidos debajo del primero”, explicó la madre, quien reconoció que fueron bastante afortunados. Entraron por la mañana, bastante temprano,camuflada entre los trabajadores transfronterizos y porteadores. Aclara que ella, en todo momento, veló por que los bebés ocultos no sufrieran ningún daño y estuvieran cómodos porque, declaró, “siento devoción por mis hijos”.
A diferencia del relato de otros compatriotas, quienes explicaron que superaron los controles policiales con documentación falsa marroquí, ayudados por personas que ocultaban su identidad, Elham señaló que ella usó un pasaporte español aunque, según pudo conocer este periódico, no debe ser el único caso.
Pero, ¿y el padre de los niños, dónde se encuentra? “El padre de los niños permanece en Marruecos”, desvela, antes de añadir que está trabajando para enviarles dinero porque se quedaron sin fondos durante el viaje, los dos meses que pasaron en Marruecos y, especialmente, tras pagar a las personas que facilitaron su pase a Ceuta.
“Mi marido solo quiere ponernos a salvo”, subrayó Elham, quien confesó que le echa de menos y le gustaría compartir con él esos momentos de tranquilidad de los que disfruta en el centro del Jaral después de meses deambulando de un país a otro hasta encontrar una vía de entrada por el Tarajal.
Los padres de Khalil, Yacine y Rodia sueñan con que sus hijos estudien, vayan a la universidad y pronto pueda contar con médicos o ingenieros en la familia. Una saga, la de los Chahín, que ya tiene a varios de sus miembros en Vallecas (Madrid), después de que su hermano Rami, su esposa y sus cuatro hijos obtuvieran la autorización para partir a la península. “Queremos seguir su camino y encontrarnos pronto en Madrid”, comentó.
Elham y su hermano Mohmad agradecieron la acogida de la Administración General del Estado, aunque explicaron que el CETI no es el mejor sitio ni para las familias ni sus niños. “Puede ser un sitio adecuado para los solteros, pero nosotros nos sentimos incómodos”, señalaron los miembros de algunos núcleos familiares que se unieron a la conversación.
Por otra parte, sus primeros compatriotas en llegar a Ceuta se preguntaron por qué continúan aún bloqueados en el centro del Jaral, en algunos casos, tras cumplir seis meses de estancia. En la actualidad, estas instalaciones del Ministerio de Empleo y Seguridad Social albergan a casi 100 personas, unos 40 menores, de esta nacionalidad.