La mesa redonda previa a la décima edición de la Marcha por la Dignidad contó con abundantes reflexiones, no solo sobre la tragedia ocurrida el 6 de febrero de 2014, con el fallecimiento de 14 personas que trataban de alcanzar la playa del Tarajal, en Ceuta, sino sobre el drama de la inmigración en sí. Los participantes en el encuentro coincidieron en denunciar las políticas migratorias y lo que entienden es una "vulneración de los derechos humanos amparada en las leyes europeas que se aplican a las fronteras españolas de Ceuta y Melilla".
Actuando como moderador Sani Ladan, la primera en intervenir fue Patuca Fernández, letrada que se encargó de buena parte de las reclamaciones legales por el suceso del Tarajal. "Me abrumo con la cantidad de noticias de muertos, a lo largo de tantos años", inició explicando durante su ponencia.
Recordó Fernández que "la Europa actual nace de la experiencia de los campos de concentración, que primero fueron campos de detención, luego de concentración y finalmente de extermino", factor relevante en la situación actual en la frontera sur del continente: "Solo vamos a conocer la realidad si realmente hacemos memoria de lo acontecido".
Tras citar al filósofo Walter Benjamin ("hay dos muertes, una física y otra hermenéutica") recordó el caso que protagoniza anualmente la marcha, pero también otros en los que a su entender se han violado los derechos humanos, haciendo hincapié en las "devoluciones en caliente".
Tras ella le tocó el turno de palabra a Youssef M. Ouled, que comenzó hablando de "los hermanos" fallecidos casi una década atrás tratando de acceder a Ceuta. Sin embargo, pronto pasó a hacer reflexiones más amplias, destacando su análisis sobre el significado de las fronteras. "No podemos hablar de lo que sucedió sin hablar de lógica racial o colonial, que es la que determina las políticas migratorias de Europa y por tanto de España. Las frontera físicas de Ceuta y Melilla, mas allá del valor físico que tiene, tiene un valor simbólico, el de ser una línea divisoria entre quienes son considerados personas y quienes no tienen esta consideración", defendió el ponente.
Cerró el turno de intervenciones Soda Niasse, quién hizo especial hincapié en el principio de hospitalidad. "En estos casos podemos hablar de genocidio, tenemos que luchar", aseveró, para posteriormente añadir: "Debemos recuperar herramientas de lucha, para defender aquellos valores ancestrales que llevamos dentro, como en el caso de Senegal ese principio de hospitalidad".
Insistieron todos los participantes en el respeto a la vida humana como valor fundamental y urgieron que se cambien las políticas migratorias, tanto nacionales, como europeas.
Tras la mesa redonda se desarrollo una actuación teatral, en recuerdo de los 14 inmigrantes fallecidos en 2014 cuando trataban de alcanzar la playa del Tarajal.
Clamor ..?
El acabar con este goteo de muertes y violencia en las fronteras, no sólo en las nuestras, en todas, pasa por crear mejores medios de contención y disuasión con miras a que la migración sea sólo legal.
Sólo se habla de las muertes de aquel 14 fatídico pero cadáveres, hay incontables en este mediterráneo, demasiados ya, por culpa de unos desalmados que buscan lucrarse a costa de las vidas de los migrantes.
Totalmente de acuerdo contra la violencia en la fronteras por eso se tiene que hacer una mayor inversión para hacerlas infranqueables para la inmigración ilegal , por lo tanto más seguras para los que trabajan allí y para las personal que viven cercanos a ellas . El enriquecimiento a costa de estas personas tiene que terminar tantos garitos subvencionados incluso con fondos europeos.