La historia de Ceuta abarca un amplio espectro cronológico, desde la prehistoria hasta nuestros días, que ha permitido que se produzcan sucesivos cambios a lo largo del tiempo.
La llegada de los pueblos colonizadores introdujo características singulares a la sociedad aquí asentada (religión, costumbres, economía, artesanía…), la integración al imperio romano trajo la cultura occidental a nuestra ciudad y, posteriormente, los musulmanes dejaron una fuerte impronta conservándose varias construcciones y referencias lingüísticas de aquellos.
No será hasta la época de la dominación lusa cuando llegue un antiguo soldado imperial que luchó con las tropas de Carlos I de España y V de Alemania contra el monarca francés Francisco I y que será conocido para la posteridad como San Juan de Dios.
Este santo llegaría a la ciudad allá por los años 1526 a 1530, con lo que vendría a tener de 31 a 36 años. Tras el fallecimiento de sus padres, se dirigió hacia Andalucía y estando de paso por Gibraltar decidió embarcar hacia África. En su mismo barco, encontró al caballero Almeyda, su mujer y sus cuatro hijas, todos ellos desterrados a Ceuta por el rey de Portugal. El padre le contrató como sirviente, pero pronto cayeron todos enfermos, gastando la poca fortuna que traían, viéndose en la necesidad de pedir socorro a Juan de Dios. Este se puso a trabajar en la reconstrucción de las murallas de la ciudad, permitiendo que de su salario comiesen todos. Más tarde pasó a Gibraltar, donde se hizo vendedor ambulante de libros y estampas. De ahí se trasladó definitivamente a Granada en 1538, y abrió una pequeña librería en la Puerta de Elvira. La librería le permitió entrar en contacto con la literatura de tipo devocional y religiosa.
En 1539 se produjo un hecho trascendental. Oyendo un sermón predicado por San Juan de Ávila en la Ermita de los Mártires, tuvo lugar su conversión. Tras este cambio se dirigió en peregrinación al santuario de la Virgen de Guadalupe en Extremadura. Allí maduró su propósito y a los pies de la Virgen prometió entregarse a los pobres, a los enfermos y a todos los desfavorecidos del mundo. Finalmente, fallecería en 1550, a los 55 años, víctima de una pulmonía a consecuencia de haberse tirado al Genil para salvar a un joven que, aprovechando la crecida del río, había ido para recoger leña, pero se cayó en medio de la corriente y estaba en trance de ahogarse.
Después de su beatificación, que tuvo lugar en 1630 bajo el pontificado de Urbano VIII, o tal vez después de su canonización, en tiempos de Alejandro VIII, en 1690, se le dedicó una capillita en un hueco inmediato a la muralla Real, cerca del sitio donde estaba la puerta de la almina, y a la escalinata que baja al muelle Real, porque en aquel hueco, según la tradición, se recogía de noche cuando vivía en esta Plaza.
Durante el obispado de Martín de Barcia (residió en la Ciudad desde 1745 a 1756) se derribó la capilla y se sustituyó por una mayor. Con las limosnas de ilustres personajes y de devotos se realizó tanto la escultura de San Juan de Dios como la de Nuestra Señora del Carmen (ambas ubicadas en la actualidad en el altar de N. S. del Carmen del Santuario de N. S. de África), principales imágenes veneradas en la nueva iglesia hasta su clausura y posterior demolición en 1897.
Según Salvador Ros y Calaf, cuando se derribó la iglesia, se conservó el hueco que ocupaba, y se adornó exteriormente de modo que el frontis ofreciera el aspecto de una capilla. Afirma, que además, se prometió colocar allí una verja de hierro y una lápida en honor de San Juan de Dios.
En nuestra Ciudad, podemos ver un precioso mosaico dedicado a este santo ubicado en el puente de Cristo. La obra representa a San Juan de Dios salvando a los enfermos de incendio del Hospital Real de Granada realizado el original por el pintor granadino Manuel Gómez-Moreno González del Museo de Bellas Artes de dicha ciudad. Este cuadro fue pintado en Roma en 1880 y premiado el año siguiente en la Exposición Nacional con la segunda medalla.
BIBLIOGRAFÍA
- CRUSET, J., “San Juan de Dios. Una aventura iluminada”, Barcelona, 1959, pp. 111 y ss.
- GÓMEZ BARCELÓ, J. L., “San Juan de Dios. Su estancia en Ceuta y posterior presencia espiritual: templos, imágenes y otros recuerdos”, Religiosidad popular en España, Actas del I Simposium, San Lorenzo del Escorial, 1997, t. l, pp. 558-580.
- ROS Y CALAF, S., “Historia eclesiástica y civil de la célebre ciudad de Ceuta”.