Opinión

La Ciudad de la FP y el "rey desnudo"

El Gobierno de la Nación ha aprobado, y presentado, el denominado “Plan Estratégico para el Desarrollo Socioeconómico de Ceuta”. Este documento obedece al compromiso de apoyo, amparo y protección que suscribió públicamente el Gobierno para tranquilizar a los ceutíes en unos momentos especialmente críticos para nuestra Ciudad.

La irrupción por la frontera de más de doce mil personas, a modo de enfervorecida turba, auspiciada por propio régimen alauita como una exhibición de su fuerza intimidatoria, había provocado tan brutal conmoción, que nos vimos sumidos en un profundo estado de shock hasta el punto de hacernos temer que “había llegado la hora de abandonar Ceuta”. La intención del Gobierno, en aquellos instantes de dramática zozobra, era devolver la confianza a los ceutíes anunciando una hoja de ruta completa, ambiciosa y sin reservas para diseñar una nueva Ceuta prospera y liberada, para siempre, de la sempiterna amenaza contra nuestra españolidad. Han transcurrido dieciocho meses desde entonces.

El escenario ha cambiado radicalmente. Las relaciones con Marruecos vuelven a ser de estrecha amistad, intensa cooperación y férrea complicidad. Ante la tesitura de tener que responder a su compromiso con los ceutíes, y simultáneamente evitar un nuevo conflicto con Marruecos (desaconsejado por completo tras la reciente y traumática experiencia); el Gobierno ha optado por apartar del documento todas aquellas decisiones que puedan resultar controvertidas, interpretadas como hostiles (por Marruecos) o incómodas para la Unión Europea. De esta manera, las cinco cuestiones esenciales (y complicadas) que están llamadas a definir la Ceuta del futuro han sido deliberadamente omitidas.

Una. Los cambios necesarios en nuestro atípico régimen de autogobierno (ya sea dotándonos de un estatuto de Comunidad Autónoma o modificando el existente). Dos. El encaje en la Unión Europea (solicitando la inclusión en la Unión Aduanera; un estatus singular similar al de región ultra periférica y la inclusión en el Comité de las Regiones). Tres. La gestión del espacio fronterizo (supresión de excepcionalidad de Schengen versus “tratado de buena vecindad”). Cuatro. Rediseño del Régimen Económico y Fiscal Especial. Quinto. Modelo de gestión del servicio público de transporte marítimo de viajeros y mercancías. Una vez desechada la opción de elaborar un Plan Estratégico (de verdad), y convenientemente reconsiderada su naturaleza, lo que han confeccionado es un memorándum de la acción de Gobierno, recopilando todas las ideas e iniciativas (en marcha y previstas) de las que disponía cada departamento ministerial (incluido evidentemente el MEFP) y las han agrupado por bloques temáticos. No nos corresponde a nosotros, en esta publicación, hacer una evaluación sobre esta cuestión. Sin embargo, sí parece necesario hacer un pronunciamiento sobre sus aportaciones en materia educativa.

El extracto de las intenciones ministeriales (seis fichas), confirma que no existe la menor voluntad de abordar con rigor y seriedad ninguno de los gravísimos problemas estructurales que nos aquejan desde tiempo inmemorial y nos arrastran al epicentro del fracaso escolar. Ningún cambio en el (fracasado) modelo de gestión (remoto, fragmentado, descoordinado, anquilosado e ineficiente). Ningún planteamiento de revisión (y modernización) del cuerpo normativo. Ningún atisbo de cambio en el sistema de planificación pedagógica. Ninguna propuesta para hacer efectiva la atención a la diversidad. A penas algunos insignificantes e irrelevantes retoques (ampliación de becas; mejoras retributivas al personal de la Dirección Provincial; ampliación de la oferta de FP; leve aumento del cupo de profesorado financiado transitoriamente con fondos europeos; incremento del número de cuidadoras mediante un contrato de prestación de servicios; y obras de reparación de los IES, exceptuando el nuevo centro integrado, nadie sabe por qué). Así las cosas, la parte realmente importante (medida en términos cuantitativos) se centra en la política de inversiones. Se incluye la construcción del centro del Brull (cuyo expediente se inició en dos mil diecisiete y se financia con un programa operativo ya en fase de liquidación). Y la gran estrella del Plan: La Ciudad de la Formación Profesional. Una inversión cifrada, inicial y aleatoriamente, en ochenta millones de euros (probablemente, si se lleva a cabo, supere los cien millones). Desde que se anunció este proyecto no ha recibido ninguna crítica. Al menos, públicamente. Se diría que un envolvente espíritu megalómano, que termina embriagando a todos, induce a reverenciar proyectos deslumbrantes por descabellados que sean. Tal es el caso. La valoración de una inversión no se puede hacer sin tomar en consideración el contexto en el que se inserta y, sobre todo, sin analizar el coste de oportunidad. Dicho de otro modo, no se trata de decidir si una “Ciudad de la FP” es buena o mala en sí misma (la respuesta sería obvia). De lo que se trata es decidir si ese es el mejor destino que se puede dar a tan fabulosa cantidad de dinero. Alguien tiene que decir que “el rey va desnudo”.

“Alguna persona normal, con un mínimo sentido común, que conozca y compare ambas realidades, ¿puede llegar a la conclusión de que la prioridad a la hora de invertir ochenta millones de euros en Ceuta es construir un macro centro para reagrupar los ciclos formativos que se están impartiendo en los IES, y añadir alguno más si acaso?”

En primer lugar, y como obligado punto de partida, es preciso tomar conciencia de que con ochenta millones de euros se pueden construir ¡diez centros docentes! Uno de los problemas endémicos de nuestro sistema educativo, reiteradamente denunciado, y principal causa de las ratios desproporcionadas, es una red de centros insuficiente, desfasada y obsoleta (así figura en innumerables diagnósticos oficiales tanto generales como sectoriales). Hagamos un breve repaso a su situación actual. Sólo existen dos centros públicos de educación infantil de 0 a 3 años, construidos hace más de treinta y cinco años (uno de ellos está cerrado por encontrarse el edificio en ruinas y está realojado provisionalmente en pésimas condiciones). Algunos de los escasos centros de primaria son construcciones vetustas que, literalmente, “se caen” o “se desplazan”; otros se han ido ampliando a base de edificaciones complementarias, suprimiendo bibliotecas, laboratorios, salones de actos e incluso pasillos para hacer aulas. Los IES no dan abasto para albergar la población escolar, razón por la que tenemos la ratio más alto de España en este tramo educativo. Sólo existe un centro de Educación Especial, absolutamente saturado, hasta hacer necesaria la apertura de mini “sucursales” infradotadas por algunos centros ordinarios. Otros, como la Escuela de Arte o la Escuela Oficial de Idiomas, carecen de edificio propio y están “realquilados” en otras dependencias. El Plan elaborado por el Gobierno no aborda este evidente problema que afecta de manera muy severa al conjunto del sistema y es, en buena medida, causa del vergonzoso fracaso escolar. Repetimos. Con ochenta millones se podrían construir ¡diez nuevos centros! Pero no; lo “mejor” es construir la “la Ciudad de la FP”. Procedemos a describir sucintamente la situación de la FP local. Según el MEFP, la FP en Ceuta atraviesa por su mejor momento. Se imparten cincuenta y seis ciclos formativos pertenecientes a dieciocho familias profesionales, en los que están matriculados dos mil ochocientos alumnos. Los IES disponen de aulas y talleres dotados de excelentes equipamientos adquiridos muy recientemente (´la Unión Europea ha movilizado una enorme cantidad de recursos para esta finalidad); las plantillas son más amplias y están mejor preparadas que nunca. Se ha creado el primer centro integrado de FP de Ceuta y se ha puesto en marcha la Mesa de la FP Dual que se extiende a un ritmo magnífico. Nos hemos limitado a reproducir el diagnóstico y la valoración de los responsables ministeriales.

Alguna persona normal, con un mínimo sentido común, que conozca y compare ambas realidades, ¿puede llegar a la conclusión de que la prioridad a la hora de invertir ochenta millones de euros en Ceuta es construir un macro centro para reagrupar los ciclos formativos que se están impartiendo en los IES, y añadir alguno más si acaso? (Por cierto, e inexplicablemente, excluyendo a la Formación Profesional Básica que permanecería en los IES).

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