En la actualidad, existen muchos eruditos y especialistas en teología islámica que abren una brecha entre lo sagrado y lo interpretable ya que, como sucede con la jurisprudencia, toda ley es víctima de manipulación. No obstante, en el Islam encontramos cierta unanimidad a la hora de declarar los cinco pilares básicos e irrefutables para profesar dicha fe.
¿Cuándo se fundó el Islam?
Se reconoce universalmente que el Islam es la última religión que descendió desde los cielos para revelar su mensaje al también último gran Profeta, Muhammad. Esta religión semítica (por contra de lo que muchos suelen pensar) fue creada allá por el año 622 en Arabia Saudí, exactamente en la ciudad de la Meca.
La primera premisa que pregona el Islam y que cualquier persona debe reconocer a la hora de estudiarlo, es la aceptación de “Alá como único Dios y a Muhammad como su último mensajero”. Por otra parte, el Corán es el libro dogmático en el que se basa, aunque el resto de profetas judíos y cristianos son igualmente reconocidos, así como la Biblia y la Torá.
Los cinco pilares del Islam son la esencia misma de la vida de un musulmán: El Testimonio de Fe, la Oración, dar el Zakat (Ayuda a los pobres), ayunar durante el mes del Ramadán y la peregrinación a La Meca una vez en la vida para aquellos que tengan las posibilidades de hacerlo.
El Testimonio de Fe
El primero de los pilares, como ya comentamos en la introducción, supone la aceptación y sumisión de la existencia de Alá como único y legítimo Dios, negando así el politeísmo, y reconociendo de igual manera que Muhammad es el último profeta y al que hay que creer.
La shahada o profesión de fe es el primero y más importante de los pilares del islam. Condensa lo esencial de la doctrina islámica en una breve frase -L 'ilāha 'illā-llāhu Muhammad rasūlu-llāh- que aparece, como lema del Islam, en multitud de motivos decorativos, enseñas y banderas (como por ejemplo la de Arabia Saudita); y cuya traducción al castellano es habitualmente “No hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta”. La profesión de fe propiamente dicha, es decir, la fórmula ritual mediante la que una persona profesa su adhesión al islam es una frase algo más larga, pronunciada siempre en árabe, que incluye la anterior y dice: ‘Doy fe de que no hay más divinidad que Dios y Mohammad es el mensajero de Dios”.
Mediante esta fórmula el musulmán proclama la unidad y la unicidad divinas. La unidad, porque declara que hay una única divinidad. La unicidad, porque declara que dicha divinidad es esencialmente una, es decir, que no tiene asociadas otras figuras divinas.
Esta afirmación acompaña a los musulmanes durante toda su vida.
Ejercer la Oración
En el Corán se incide con gran trascendencia en este punto, asegurando que “cualquiera que se prive del salat, será privado del paraíso”. Durante los inicios de expansión del Islam, el rezo inicial consistía en realizarse hasta 30 veces aproximadamente. Dios, dicen los expertos historiadores, rebajó esa serie a cinco veces para complacer a sus seguidores devotos. Es el segundo pilar del islam. Estas cinco oraciones se basan en el horario solar, que va cambiando a lo largo del año. La primera oración coincide con la salida del sol (el alba), al mediodía, a media tarde, en el crepúsculo y la noche, siempre orientados en dirección a La Meca. No es necesario efectuar el rezo en la mezquita, pues el islam considera toda la tierra igualmente sagrada.
Dar limosna
Se reconoce como un impuesto que el fiel debe depositar sobre sus bienes privados. Esto es, un porcentaje mínimo sobre el valor del dinero que se tiene, vehículo o cualquier otro tipo de propiedad. En teoría es un 3% del total de todos los bienes, pero la voluntad de cada musulmán corre a su discreción, pudiendo aportar más de lo estipulado. Es el tercer pilar del Islam. El Corán se refiere a ella en más de 80 ocasiones. Los musulmanes deben dar cada año una limosna a las personas más pobres de su comunidad, empezando por familiares y vecinos. El montante del zakat se establece idealmente en una cuadragésima parte de los ahorros (es decir, un 2,5 %) siempre y cuando éstos superen determinada cantidad. La limosna puede hacerse en dinero y en especie: no sólo las rentas económicas son computables, sino también el ganado, las mercancías, los minerales extraídos, los frutos y los cereales. Las finalidades de la limosna son, según la doctrina musulmana, limitar la acumulación de riquezas, purificar el alma de la avaricia y la codicia, ayudar a los pobres y necesitados, crear espíritu de comunidad y ayudar a la creación de obras de utilidad pública como escuelas u hospitales.Los beneficiarios de la limosna son, en primer lugar, las personas incapaces de asegurar su subsistencia.
El ayuno
Seguramente, junto con el rezo, sea el segundo pilar más importante, pues requiere un ejercicio de sacrificio que juzgará la devoción de los musulmanes. El mes del Ramadán (mes sagrado) recoge este mandamiento, que consiste en ayunar de agua y comida durante todo el día sin excepción alguna; desde el alba hasta el crepúsculo durante no menos de 29 días y no más de 30. Es el cuarto pilar del islam y una de las características más conocidas entre los no musulmanes. La palabra Ramadán designa, fuera de la lengua árabe, más el propio ayuno que el mes. El ayuno se recomienda durante otros momentos del año, pero durante el Ramadán es estrictamente obligatorio para todo el que pueda realizarlo. Se efectúa durante todos los días del mes lunar desde la salida hasta la puesta de sol. Modifica sensiblemente la vida de los musulmanes mientras dura: se vive más de noche y la familia se junta para compartir la ruptura del ayuno. Suele ser el momento de regresar al hogar para los que viven lejos. También cambia la alimentación y se preparan alimentos específicos de gran aporte energético.
Peregrinación
La última pero no menos importante de las leyes sagradas que cierran con este capítulo de los 5 pilares. Existen concretamente tres lugares sagrados para los musulmanes: La Meca y Medina primero, pues fue la piedra que levantó el mismo Adán como santuario sagrado (la Kaaba) y lugar donde nació el Islam. Después está Jerusalén (Al-Quds en árabe), donde se encuentra la mezquita de cúpula dorada ya que desde ahí Muhammad ascendió al cielo. Es el quinto pilar del Islam. El musulmán debe peregrinar al menos una vez en la vida a la ciudad de La Meca, siempre y cuando tenga los medios económicos y las condiciones de salud necesarias. En términos generales, dura cinco días. Tras una primera visita a la Mezquita Al-Haram, donde se circunvala la Kaaba y se bebe agua del Pozo de Zamzam, los peregrinos se dirigen a la localidad de Mina, a las afueras de la ciudad. El día siguiente parten hacia el monte Arafat, a 20 km de La Meca, y el tercer día vuelven a Mina. De Mina se regresa a La Meca, pasando antes por un lugar donde se realiza el conocido ritual de apedrear tres pilares de mampostería que representan al Diablo. El resto de rituales se realizan de nuevo en la ciudad santa. A menudo los peregrinos aprovechan la peregrinación para hacer a continuación una visita a la ciudad de Medina, donde están enterrados Muhammad y otros fundadores del Islam.
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