La acumulación
de porteadores en el entorno de la frontera ha provocado retenciones y cierres intermitentes del
paso fronterizo del Tarajal. El cierre del único punto habilitado para el traslado de mercancías está provocando que los camalos busquen cualquier vía y es lo que intentan, sorteando la aduana para intentar sacar material adosado al cuerpo o en bolsas.
Marruecos ha ralentizado el regreso de estas personas al requisar todos y cada uno de los bultos que llegaban hasta su espacio fronterizo. Esta situación ha llevado a cierres continuados durante toda la tarde y noche, llegando a clausurarse el paso durante una hora. Una frontera que separa dos países cerrada. Así está la situación a pie de campo, en un claro ejemplo de uno de los peores momentos en la relación entre ambos lados.
Durante toda la tarde los guardias civiles han tenido que rechazar a los porteadores que se agolpaban en la rotonda ya que pasado el filtro eran bloqueados por Marruecos, evitando de esta manera que se produjeran colapsos en el espacio entre fronteras que podían haber causado males mayores. Los hombres y mujeres que se encontraban con bultos para regresar a Marruecos, como única vía de sustento económico que tienen, se han quedado en los alrededores, sin poder volver a su país, esperando un cambio de turno que permita sacar los bultos antes de ser víctimas de atracos que se están produciendo en el lugar y que son cometidos contra ellos porque, saben, no van a presentar denuncia. Esta situación se produce en un momento de clara incertidumbre en el entorno del Tarajal y en relación con el porteo. En un momento en que oficiosamente Marruecos indica que no habrá nunca más tráfico de mercancía, mientras la Delegación del Gobierno asegura no tener confirmación oficial sobre lo que está pasando.