La situación de crisis que abrió la asfixia fronteriza, debido a los intermitentes cierres de Marruecos que impidió una normalización del comercio con Ceuta, ha recibido su estocada, casi de muerte,
con la llegada de la pandemia. El COVID-19 se encargó de hacer lo que había iniciado la frontera
y el resultado es la cadena de cierres y avisos de cierres ligados, por ejemplo, a un lugar tan emblemático, comercialmente hablando, como lo es el Paseo del Revellín.
El presidente de la Cámara de Comercio, Karim Bulaix, ha recalcado este martes, en declaraciones a los periodistas, que no se viven “momentos buenos” y que de seguir así la situación “no podemos aguantar mucho más sin medidas inmediatas”. Y esas medidas pasan por evitar más cierres de locales. “Todo el mundo ve lo que está pasando en este Revellín”, ha reseñado Bulaix, que no ha dudado en calificar la situación de “momento crítico”. “Están trabajando las autoridades con los organismos y sindicatos para aplicar medidas para paliar situación, pero no es un momento bueno”, ha lamentado. A los cierres ya visibles se suman los anunciados en septiembre, que van a dejar el escaparate del Revellín con varios comercios que se han visto obligados a echar el cierre mientras que sigue faltando la apertura de otros para coger el relevo. La situación de crisis derivada de la frontera nunca pudo ser resuelta como se debía porque llegó la del coronavirus, que ha venido a suponer la muerte de comercios que, a pesar de las ayudas como las que a fondo perdido ha dado la Ciudad, no han podido superar esta situación. Hay otros que siguen cerrados afectados por un ERTE y que no ven el momento de poder volver a funcionar. La situación es complicada y las soluciones que deben adoptarse tienen que tener la urgencia debida para evitar acontecimientos peores que se plasmarían en nuevos despidos.