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Cien años atrás 1921

por Ricardo Lacasa
04/08/2021
ceuta-1921-4
Imagen cedida

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Ceuta vive momentos especialmente difíciles. Negros nubarrones se ciernen sobre el horizonte por razones más que consabidas. El futuro se presenta plagado de incertidumbres con la consiguiente inquietud, desmoralización y miedos de la ciudadanía.

Si ponemos la vista atrás, hace un siglo, la zozobra de los ceutíes de la época planeaba también por la ciudad, especialmente por estas fechas, con los calamitosos hechos de guerra que se estaban produciendo en el vecino Protectorado.




A renglón seguido del desastre de Annual, las huestes del caudillo rifeño Abdelkrim se habían plantado ante las mismas puertas de Melilla, al tiempo que en nuestra zona de la Yebala la resistencia de El Raisuni seguía ocasionando bajas en las tropas españolas.






Derrumbada militarmente, entre el 22 de julio y el 9 de agosto, su Comandancia General, la hermana ciudad vivía una extrema situación de tragedia. Había que acudir urgentemente a salvar la plaza y para ello se recurrió a las banderas III y I de La Legión, reforzadas con la 4ª compañía, que el día 21 se encontraban acampadas en Rokba el Gozal, integrando la columna del asalto a Tarazut, el último reducto del rebelde El Raisuni, junto a otras fuerzas que operaban en la conquista de Tarazut, a un centenar de kilómetros de nuestra ciudad.

Durante la noche, Millán Astray comunicó una orden superior por la que efectivos legionarios deberían de trasladarse urgentemente a Tetuán, una extenuante y endiablada marcha a pie de cien kilómetros, en tan sólo 33 horas. Una vez en la estación de ferrocarril, los legionarios subieron al tren que les aguardaba para trasladarles de inmediato a la de Ceuta, en cuyo puerto embarcaron en un bajel que, a toda máquina, zarpó de inmediato para Melilla. En el puerto de la ciudad hermana los hombres del Tercio fueron aclamados por cientos de personas con todas sus esperanzas depositadas en ellos.


Encabezados por las escuadras de gastadores y música, los legionarios desfilaron por el centro de la localidad, camino directamente de las posiciones asignadas a cada unidad para la defensa de la plaza. El enemigo tomó buena nota de su llegada y la presión sobre la ciudad cedió. Al día siguiente llegaban distintas nuevas unidades, como el batallón del Regimiento de La Corona y dos tabores con ametralladoras de nuestro grupo de Regulares de Ceuta nº 3 que, junto con otras fuerzas, se encontraba combatiendo también en la Yebala cercando al célebre rebelde El Raisuni. Mientras tanto, La Legión intervenía para ampliar el cinturón defensivo de Melilla, paso previo a los importantes avances de los próximos días.

La hermana ciudad quedó quedó así salvada y la noticia fue celebrada con júbilo y alivio en nuestra ciudad.

La arenga de Millán Astray

Aquel 23 de julio, cuando los legionarios, en formación en nuestro puerto y tras haber llegado a sus oídos en la estación de Tetuán la importancia y gravedad de la misión que les aguardaba para defender Melilla, recibían una tajante y encendida arenga de su jefe y fundador del Tercio, el teniente coronel Millán Astray, en estos términos:

“¡Legionarios!: de Melilla nos llaman en su socorro. Ha llegado la hora de los legionarios. La situación allá es grave, quizá en esta empresa tengamos todos que morir. ¡Legionarios!, si hay alguno que no quiera venir con nosotros que salga de filas, que se marche, queda licenciado ahora mismo. ¡Legionarios! ahora jurad. ¿Juráis todos morir, si es preciso, en socorro de Melilla?”

La Ceuta de 1921

Plaza militar y estratégica por excelencia, por entonces quizá más que nunca por la campaña de Marruecos, Ceuta comenzaba a dar sus primeros pasos para vivir su próxima y particular belle époque de transformación y prosperidad, la que nunca antes había conocido en su dilatada historia.

Aquel invierno, un fuerte temporal de agua y viento se cernió durante tres días sobre nuestra ciudad, a resultas del cual hubo que lamentar la muerte de nueve personas, quedando algunas familias sin hogar al derrumbarse o volar el techo de sus modestas viviendas.

El 17 de enero, el Ayuntamiento nombraba Cronista Oficial de la Ciudad al abogado auditor de guerra José Encina Candibat, con una asignación de mil pesetas anuales “en concepto de material”.

Posteriormente, el 1 de abril, Manuel Delgado Villalba, empresario y banquero de gran peso y prestigio en la ciudad, inauguraba la sede del Banco Español de Crédito en el edificio que poseía en el Rebellín. Cabe destacar que hasta entonces la banca local había estado siempre en manos de particulares.

También en 1921 llegaban las monjas de Caridad de San Vicente de Paul para hacerse cargo de los heridos que del frente marroquí llegaban a nuestro hospital. Por cierto que las hermanas de dicha orden habrían de continuar en el clínico militar de O’Donnell, recordemos, durante varias décadas, concretamente hasta el 1 de septiembre de 1989.

Y a vueltas, por último, con la campaña de Marruecos en momentos de máxima convulsión con los acontecimientos que estaban sucediéndose en el Rif, el 13 de octubre, el grupo de Regulares de Ceuta nº 3, regresaba a nuestra ciudad tras haber participado gloriosamente en la defensa de Melilla y su zona. Fue recibido con honores reales con las calles abarrotadas de un público deseoso de testimoniarle su homenaje, al tiempo que el acorazado Alfonso XIII le rendía los honores de ordenanza.

En la Comandancia General nuestros valerosos Regulares recibieron todo tipo de obsequios y el dinero recogido en una postulación, al tiempo que al teniente coronel González Tablas se le entregó “un precioso bouquet”, según recogía la prensa.

De sus 651 suboficiales y tropa, 481 murieron en la campaña y de 33 jefes y oficiales sólo tres resultaron ilesos. Como premio a su lealtad y heroicidad, el rey Alfonso XIII le concedió una nueva enseña nacional y la unidad fue recompensada con la primera Medalla Militar Colectiva.

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