Cien años de “fieles” Regulares

Noventa años después de que el rey Alfonso XIII concediera derecho a portar la bandera nacional a las ‘Fuerzas Regulares Indígenas’ para que pudieran exhibir la medalla militar colectiva que habían ganado por primera vez, los que hoy día portan la enseña nacional con esa misma medalla (junto a otras 65 medallas militares colectivas y a 19 laureadas)  quisieron hacer un pequeño guiño a la Historia. Si en aquel real decreto de los años veinte el rey Alfonso XIII, emocionado por los avances de este cuerpo, les llamaba “mis fieles Regulares”, en la estatua que ayer recibió el Rey Juan Carlos  I de manos del coronel Modrego Navarro, jefe de los Regulares de Ceuta, se podía leer “de Sus fieles regulares”.
Haciendo otro pequeño guiño a la historia, la fotografía enmarcada que viajó desde Melilla era la de Alfonso XIII saludando a un soldado de este cuerpo con trece heridas de combate en el año 1921. “Teníamos que buscar algún regalo que sólo pudiéramos darle nosotros”, según había explicado el coronel Modrego antes de partir hacia Madrid en un viaje por mar y tierra que llevó a estas tropas norteafricanas de visita hasta el corazón de la Península Ibérica.
Pasaban unos minutos del mediodía cuando el Rey apareció en el salón de audiencias militares del Palacio Real, en pleno centro de Madrid, para felicitar los cien años de servicio de esta unidad. Una llegada tras cuyo anuncio se cuadraron los dieciséis uniformes de color garbanzo, exclusivo de las fuerzas Regulares. En total fue una comisión de veinte personas de Ceuta y Melilla la que fue recibida por el rey Juan Carlos, en su calidad de máximo mando militar.
Por cada ciudad autónoma, diez personas. Ambas comisiones estaban encabezadas por el comandante general (César Muro Benayas -Melilla- y Enrique Vidal de Loño-Ceuta-),y el coronel jefe de cada uno de los dos grupos de Regulares (José Luis Modrego Navarro -Greg 54, Ceuta-, y Fernando González Arteaga - Melilla-). Además, el teniente coronel del tabor de cada grupo, el suboficial mayor de cada grupo, y una delegación de oficiales, suboficiales y tropa hasta llegar a un total de veinte personas en el salón.
Esta audiencia había sido solicitada por los mandos militares, en virtud del reglamento castrense que permite pedir una recepción real cuando las unidades celebran su centenario. La iniciativa de los Regulares fue bien acogida por la Casa Real, y finalmente ayer se materializó.
El rey saludó a todos los representantes, a los de Ceuta primero y a los de Melilla acto seguido (siguiendo el orden de antigüedad de las dos unidades), y después tuvo ocasión de charlar con ellos fuera de la mirada de los medios. Un momento en el que aprovecharon para hacerle entrega de los regalos, la estatuilla y la foto. Después del encuentro, todas las palabras fueron de satisfacción y orgullo por parte de quienes participaron. Como portavoz de la comisión actuó el coronel jefe del Grupo de Regulares de Ceuta 54, el coronel José Luis Modrego Navarro, que no quiso olvidarse de que ellos sólo son una representación. “Lo primero de todo, hemos recibido el encargo de su majestad para transmitir su afecto a todos los que no están hoy aquí y pertenecen a Regulares”, aseguró.
Del encuentro, destaco la cercanía del Rey y su conocimiento de la historia militar y de las peculiaridades de Regulares que había mostrado durante los diez minutos largos que dedicó a la delegación.
El comandante general de Ceuta, Enrique Vidal de Loño, quiso destacar que la celebración del centenario es, sobre todo, un acto con vistas al futuro. “Es una unidad llena de historia, llena de presente, pero sobre todo llena de futuro”, aseguró Vidal. A este respecto, el coronel Modrego aseguró que los Regulares “están dispuestos” a hacer la misión que les sea encomendada. “Somos una unidad ligera, muy versátil. Los Regulares ya estuvimos en el año 2008 en Kosovo, y anteriormente también. Estamos ilusionados por lo que pueda pasar”. Aunque él lo tendrá que ver desde la barrera, porque su destino cambiará a final de mes.

Sin tarbuch ni capa, pero de color garbanzo

Sólo faltaban los Tarbuches (gorros) y los surhams (capas). Por lo demás, la indumentaria de Regulares mantenía ayer todo su esplendor y peculiaridad. Frente al verde del uniforme del rey, el común del Ejército de Tierra, el garbanzo de los militares del GREG 52 y del GREG 54. La explicación de que no se vieran esos dos llamativos complementos está en que se trataba de un uniforme de gala, no del de desfile. Eso sí, la gorra del uniforme de gala (usada para exteriores, por tanto ayer no la llevaban en la sala), es roja para distinguir y ver su herencia, el gorro que tradicionalmente usaban los bereberes del norte de Marruecos.  También se puede hacer referencia a la ausencia de la capa de Regulares, pues esta prenda era usada para protegerse de inclemencias del tiempo tales como viento, como lluvia, o como por ejemplo el polvo. por tanto, aunque se usa en los desfiles no está en el uniforme de gala. Sí llevaban el fajín los militares de clase de tropa (soldados y cabos), ya que está incluido en su uniforme de gala. El de los del GREG 52, de Melilla, era rojo debido a la herencia de Regulares 2 de esa ciudad. El de Ceuta, era azul debido a la herencia del grupo más antiguo de Regulares, el número 1, que aunque nació en Melilla emigró rápidamente a Tetuán.

Casi una de cada diez Regulares es mujer

Entre la delegación que acudió de Ceuta, se encontraba una mujer que fue recibida por el rey. Ella es una del aproximadamente ocho por ciento de mujeres que a día de hoy forman la plantilla del Grupo de Regulares de Ceuta 54, algo que a nadie llamó mucho la atención, excepto a uno de los medios nacionales que preguntó por ello al coronel José Luis Modrego Navarro. “Se trata de una unidad ligera, y las mujeres que están interesadas en ella sirven en ella, es un reflejo de la sociedad actual”, destacó. Sin embargo, llama la atención que, años después de la profesionalización del Ejército, sea noticia que una mujer sea soldado. En cualquier caso, se puede decir que no son todas las que posiblemente podrían ser, ya que se trata de menos de uno de cada diez soldados de los seiscientos que componen el GREG 54. Aun así, se podría decir que Regulares ya daba lecciones de integración de militares de muy diversa procedencia desde su misma creación, cuando se creaban unidades mixtas de ‘indígenas’ y de españoles, con grandes éxitos militares. Incluso uno de sus máximos héroes, González Tablas, fue respetado por comprender a la perfección las costumbres de esos soldados indígenas y ser capaz de hablar y entender su dialecto bereber.

Claves:

Réplica de la Estatua de Regulares

Uno de los regalos que recibió su majestad el rey Don Juan Carlos fue una réplica “a tamaño manejable” de la estatua que hay cerca de la Comandancia de la Guardia Civil de Ceuta, la de un regular andando, y de la que existen en el mundo tres réplicas a tamaño real, ya que también se incluyen las de la Academia de Infantería de Toledo y la de Melilla.

El centenario, una celebración conjunta

“Es imposible separa los grupos de Ceuta y Melilla”, aseguraba el coronel Modrego ayer siendo preguntado por el tema. También explicó que la historia de ambos grupos, por ejemplo en diferentes campañas, es prácticamente la misma. Por eso, entre las celebraciones del “año del centenario”, ya que es un año el objetivo del cuerpo, no sólo el 30 de junio, está la de hacer una exposición que muestre la historia de ambos grupos en la península, de manera conjunta, con diferentes documentos y objetos relevantes de Regulares.

La unidad más condecorada y con mas bajas

Regulares es, por delante de la Legión, el cuerpo más laureado de las Fuerzas Armadas. Aunque también es la unidad que tiene más bajas, unas 40.000 a lo largo de sus cien años, el precio a pagar por ser una unidad que tradicionalmente ha luchado siempre en vanguardia, como tropa de choque.