Ihsan Embarek Tuhami y Mohamed Toufik El Havas Mohamed son una madre y un hijo, los dos ceutíes, que permanecen atrapados en
Marruecos desde marzo tras la repentina decisión del cierre de fronteras para contener el avance del
coronavirus. Ella presenta una cardiopatía y él una enfermedad renal, ambos precisan de un tratamiento médico que no pueden recibir en el país vecino. Tras múltiples gestiones, Mohamed ha recibido este domingo la esperada llamada de
Trasmediterránea con la que la naviera informa de que tiene plaza en el ferri del próximo miércoles 11 de junio. Una viaje que tendrá que emprender él solo si nada lo remedia ya que su madre aún no ha sido seleccionada para ese barco. Sin embargo, el estado de Mohamed es tan crítico que necesita de la ayuda de su madre en todo momento. Hasta tal punto que la asociación Enfermos Sin Fronteras, que se está ocupando del caso de estos ceutíes, piensa que en el trayecto tendrá que llamar a una ambulancia para que se lo lleven urgentemente a un hospital de Málaga hasta que se estabilice y pueda regresar a Ceuta. Su situación empeora por momentos porque no recibe diálisis. La salud de Ihsan, su madre, también es delicada. Tiene un marcapasos implantado y ha perdido varias citas médicas en Ceuta al quedar atrapada en Tetuán. Un caso de vida o muerte que recuerda al de Omar,
el ceutí fallecido la semana pasada y que había solicitado a la Delegación del Gobierno autorización para retornar a Ceuta por la frontera del Tarajal porque ya no disponía de fuerzas para coger un barco en Tánger debido a su enfermedad. La vida de Mohamed corre peligro, pero no menos la de Ihsan. Ambos hacen un llamamiento para que las autoridades entiendan que son casos prioritarios debido a su estado de salud. Durante semanas han intentado zarpar en uno de los servicios especiales fletados por España, pero la burocracia ha enredado sus expedientes que pasaron de la Delegación del Gobierno de Ceuta al Consulado de Tetuán y a las navieras. Antes de que ocurra una desgracia, ruegan embarcar juntos porque Ihsan solo desea ver que su hijo Mohamed remonta ya que, con 27 años, aún tiene toda la vida por delante.