El temporal da una tregua y permite el traslado del Medinaceli
La lluvia ofreció una tregua y no hizo acto de presencia en el traslado de los titulares de la Venerable Hermandad de Penitencia y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado y María Santísima de los Dolores que, diez minutos después de la hora prevista, hacía su salida en dirección a su Casa de Hermandad, donde permanecerá hasta el Lunes Santo, día en que recorrerá las calles de Ceuta para volver a encontrarse con sus fieles.
El primer año sin la tradicional liberación del preso
Este es el primer traslado en que el Medinaceli pasaba de largo por el centro penitenciario de los Rosales. La tradicional liberación se ha convertido en parte del pasado desde el traspaso de la prisión a Mendizábal y en esta ocasión la comitiva realizaba su salida sin tener que cumplir con la tradición de dejar en libertad a un reo.
“Las circunstancias mandan y aunque era una costumbre las cosas cambian y tenemos que adaptarnos a los tiempos”, ha comentado el capataz del paso del Medinaceli, Manuel Creo. “Lo vamos a echar de menos, no solo la Hermandad, sino también el centro penitenciario y los ciudadanos, pero es imposible ir hasta allí porque es un recorrido muy largo y nos tenemos que adaptar a lo que hay”.
Para Alfonso Orihuela, capataz del palio de María Santísima de los Dolores, las circunstancias los han obligado a “adaptarse” esta Semana Santa, donde ni siquiera los ensayos han sido sencillos: “El mal tiempo apenas nos ha permitido ensayar en la calle y hemos tenido que hacerlo en la casa de hermandad”.
Estos obstáculos no han frenado en absoluto las ganas de salir un año más con sus Titulares a hombros de los portadores, alguno de los cuales con años de traslados a sus espaldas, pero reconociendo humildemente que siempre se puede aprender algo nuevo. “Es mi sexto año con el Señor, pero todos los días se aprende algo nuevo en este mundo”, ha apuntado Alejandro Chicón.
Sobre sus hombros y los del resto de sus compañeros, las dos imágenes enfilaron su recorrido, como siempre, acompañados por una marea de fieles, dejando tras de sí impresionantes estampas en su camino.