En plena Segunda República, en abril de 1933, recaló en Ceuta el prestigioso circo italiano Anastasini, con anterioridad estuvieron en Melilla, el Protectorado Francés y posteriormente el Español. Según cuentan, contrataron algunos ceutíes como ayudantes de pistas e incluso alguno pudo actuar con algún número.
Tras cruzar el Estrecho actuaron en varias ciudades de la península sorprendiéndoles el golpe militar de 1936 en la localidad navarra de Lodosa, y hay testimonios que indican que una gran parte de sus integrantes fueron fusilados y sus animales y materiales quedaron abandonados.
La historia del “circo de Lodosa” está siendo rescatada por la Asociación Maravillas Lamberto de Larraga, en concreto por Jesús Nieto, Javier Ayape y María José Sagasti, que llevan investigando desde hace ya un año. La historia se conocía, pero como no se tenía noticia de ningún familiar que pudiera reclamar a los suyos, la historia quedó casi olvidada hasta hoy, en que una investigación, muy compleja, les ha llevado de Italia a Madrid, de París a Florida y de Lodosa a Soria, La Rioja, Alicante y ahora a Ceuta.
Comenzaron a tirar del hilo con los testimonios estremecedores de dos ancianos de Larraga, el primero vio la ejecución cuando tenía 8 y el segundo encontró los restos unos 12 años después en el término de San Gil… “Yo estaba fascalando con mi padre en el término de San Gil y vi que el camión aquel que venía, un camionico de 3 o 4 mil kilos, se subió p’arriba, se ocultó en un montico mirando cara al norte y empezaron a disparar, se oyeron disparos y gritos y sollozos, cara al otro lado de la carretera, y allí los descargaron y los mataron. (Oí) los tiros y los gritos, cuando uno ve que lo van a matar, pues… pues ya sabes que gritos tan difíciles. A raíz de eso, pues nos vinimos pa casa. En la cuesta subían cuatro de Larraga, Les llamarían, entonces se comunicaban todos, pa enterrarlos, bajaban con picos y palas. Se asustó mi padre más que yo, pues mi padre era de izquierdas, pero no lo cogían porque tenía familia de derechas. Era tiempo de fascalar, entre el 19 y el 24 de julio de 1936, antes de Santiago”
Tienen otro testimonio de Eliseo Larrañegui lo tienen fechado hacia 1948… “Era yo mocico, venía buscando nidos en el término de San Gil, y de repente, en un yeco recién arado el día antes posiblemente, había pues, todo lleno de esqueletos, de cráneos y demás, y… mucho pelo, y me asusté. Lo vi, y luego a la noche cuando fui a casa le dije a mi padre lo que había visto. Y dijo mi padre: “pues esos tienen que ser los del Circo de Lodosa, que dicen que mataron a bastante gente. ¡Había chavale! había cráneos grandes y cráneos pequeños. Un circo, pues sería de fuera seguramente”.
El padre de Eliseo, que ya había oído hablar del circo, había estado 8 meses preso en el fuerte de San Cristóbal, eran una familia humilde y temía represalias. También se comentaba que el día de la matanza pasaba cerca del lugar, en un camino que iba a Lerín, una vecina cuyo marido fue asesinado días después en Ibero.
A partir de estos testimonios, empezaron a investigar en Lodosa. El primer día descubrieron en el registro civil del Ayuntamiento una partida de nacimiento del 24 de agosto de 1936 de Jaime Eduardo Gutiérrez Puig, hijo de Guillermo Gutiérrez Armela y Blanca Puig, los dos artistas del circo, vecinos de San Sebastián de los Reyes, en Madrid. Firmaban como testigos Francisco Carpi y Mariano Sánchez, también artistas.
Testimonios: La memoria de los mayores
Es indescriptible la emoción, según nos cuentan, este grupo de investigadores, que les causó al comprobar que la historia era cierta. Más aún cuando empezaron a recabar testimonios de personas mayores de 88 años en Lodosa (Navarra) y todos recordaban a un elefante mago, caballos de raza, payasos… de un circo grande cuya carpa ocupaba toda la plazoleta, y que no era de Lodosa. Un circo que “voló” al día siguiente de la sublevación militar dejando abandonados los animales y todo el material: lonas, tablones, sillas de tijera, hierros… La memoria de nuestros mayores es el tesoro más valioso, la joya más pura. Y entre todos los recuerdos que iban encajando como un puzle, encontraron a José Díaz, de memoria fotográfica, que les dijo que el recuerdo de aquel circo había marcado su vida. Porque celebró su primera y única función el 18 de julio, y al día siguiente todos desaparecieron, también recordaba a la niña amazona que cabalga de pie sobre un caballo, dirigido por su padre el dueño del circo… “y me acuerdo hasta el nombre del circo que había en la puerta, circo Anastasini” se quedaron impresionados, mirándose entre ellos sin decir nada. La niña amazona, Juanita, seguía cabalgando viva en su memoria 80 años después.
En 1933, el hijo del dueño del circo nace en Ceuta
La primera pista sobre el probable origen, de Ceuta y Protectorado Español, de estas personas, luego corroboradas por testimonios de lodosanos, que fueron ejecutadas y enterradas en las fosas, se la dieron los hermanos Anastasini, Renato que había nacido en Ceuta y tenía tres años en 1936, y Orlanda. Su padre Aristide, dueño del circo, hacía la ruta de invierno en el norte de África, donde se ganaba buen dinero y el público era entusiasta, y pasaba en primavera a la península recorriéndola de sur a norte adonde llegaban en verano, y contrataba a personas de esta zona para el mantenimiento del circo y cuidado de los animales. A partir de ahí, el grupo de investigadores, comenzaron un intenso trabajo a tres bandas, para consultar hemerotecas, archivos, viajes para recabar nuevos testimonios, buscar aquí y allá el rastro ambulante del circo, como una aguja en un pajar.
El circo era grande, estaba compuesto por 50 personas entre artistas y trabajadores, según las noticias de la época. Localizaron a la familia Anastasini, que ya va por la novena generación de grandes artistas de origen italiano, a los descendientes de los Carpí, payasos de fama internacional que tienen una calle en Puente de Vallecas, a los Gutiérrez Armela, Guillermo era hermano del payaso Eduardini que estaba en el Protectorado cuando empezó la sublevación y avisó a su hermano que cambiaran de ruta.
Guillermo años más tarde fundaría el circo Estambul, destrozado por un incendio en 1956. Son historias que se ramifican dentro de la historia del circo que están escribiendo. Todos ellos sobrevivieron, y por tanto siguen sin saber quiénes estaban en la fosa de San Gil. Para complicar la investigación, en un pueblo mugante a Lodosa, Mendavia, varias personas dieron testimonio de que en el término de “La Caballera” habían exhumado a finales de los 70 una fosa con 27 cadáveres, todos con el tiro en la nuca, y que se decía que eran los del circo de Lodosa. Por lo tanto, entre las dos fosas podían sumar unas 40 personas. En sus investigaciones han constatado que los artistas principales sobrevivieron, pero no tienen noticias del paradero de estos trabajadores ni de la orquesta del circo, que la prensa indica que era muy aceptable. En 1932 y 1933 aparecen varias noticias sobre el circo Anastasini en periódicos locales del Protectorado, como la Gaceta de Africa o el melillense Telegrama del Rif. En este sentido, una pista interesante recogida en prensa de 1934 indica que el 11 de noviembre de 1933 la Federación Española de Boxeo suspendió por dos años al circo Anastasini para celebrar veladas de boxeo – veladas acostumbradas en los circos importantes en aquella época como el Price de Madrid-, por no tener la licencia oportuna, y también por la misma causa suspendió al boxeador negro de origen marroquí llamado Salem. ¿Fue famoso Salem en el Protectorado en los años 30?
Las diversas pistas les llevan hasta Ceuta, y aunque saben la enorme dificultad que supone encontrar un solo nombre después de 80 años, solicitan cualquier noticia para poner aunque sea un solo nombre a estas personas que no debemos olvidar. Si alguien desea contactar directamente con este grupo de investigadores navarros su email: josesagasti@hotmail.com
¿Tendría alguien alguna pista sobre este circo?
Estos historiadores navarros intentan conseguir algún dato más sobre este circo y lo que pasó con sus trabajadores. Hacen un llamamiento público para ver la posibilidad, aunque remota, de que alguien de Ceuta pueda tener algún dato.
En el caso de que alguien recordara algo y se pusiera en contacto nos comentan que no tendrían inconveniente en viajar a Ceuta. Para este grupo de investigadores es muy importante poner nombres a los desaparecidos del circo.
Van recabando más testimonios de personas mayores, y parece cada vez más evidente que las personas que fueron asesinadas y enterradas en fosas comunes eran originarias de Ceuta, Melilla y el Protectorado Español en Marruecos. El problema con la identificación de estas personas desaparecidas y no reclamadas por ningún familiar, tropiezan con el grave inconveniente de que no tienen nombres. Sólo saben por testimonios que había mujeres y niños en las dos fosas de dos pueblos de Navarra, que eran de tez morena, y que trabajaban para el circo.
Por los descendientes de este circo italiano también saben que para la gira de 1936 contrataron a mucha gente de la zona de Ceuta y que estuvieron afincados un tiempo en Ceuta, donde nació uno de sus hijos, Renato, en 1933. La familia marchó a Portugal y finalmente a EEUU. Tenemos incluso un cartel de circo de 1931 en francés, referente a giras que hacían por el Marruecos francés.
La familia Anastasini es una antigua dinastía italiana de artistas circenses ambulantes cuyos orígenes son difíciles de rastrear. La línea de circo comenzó en el siglo XIX, cuando Sidonia y Antonia, las hijas del dueño del circo italiano, casadas con los hermanos Luigi y Girolamo Biasini- de otra familia de artistas italianos- crearon el Circo Anastasini en 1877.
No es fácil de rastrear el linaje de la Anastasini en el siglo XX, tras su desaparición a finales del siglo XIX: Al igual que todas las familias italianas de circo, se unen con otras dinastías circenses. Otro Circo Anastasini fue creado en 1910 por Luigi Biasini, y se mantuvo activo hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.
Los Anastasinis adquirieron una buena reputación como artistas en Italia y Europa, independientemente del circo que llevaba su nombre. Entre ellos, Renato Anastasini era un malabarista diábolo cuyos hijos Luciano y Giovanni crearon una renombrada actuación en el Risley. En la década de los años 60 del siglo pasado, Renato también actuó con su esposa, Betty, y su hijo Luciano en un conocido acto de payaso musical.
Renato y su familia fueron a los Estados Unidos en 1980 para trabajar en el Circo Vargas , entonces el mayor circo ambulante del país bajo lona. Los Anastasinis finalmente se establecieron en los Estados Unidos, y continuaron actuando en varios circos en ese país. Luciano estableció un famoso número con perros amaestrados rescatados de la calle, con el que se presentó sobre todo en el Ringling Bros, Barnum y Bailey y el Big Apple Circus. Giovanni, hijo de Renato, creó un espectacular rotating- cuna, con su esposa, Irene España, que también fue incluida en el Big Apple Circus (2014-2015) -entre muchos otros lugares en los Estados Unidos. Giovanni continuó la tradición de su padre, manteniendo el número del diábolo de la familia. Giuliano y Fabio que, a su vez, han creado su propio actuación son la novena generación Anastasini y este año han trabajado en el Cirque d’ Hiver de París.
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